martes, 18 de marzo de 2008

7EVENTY 5IVE

Los 90 no fueron una década demasiado buena para el cine de terror, y todo gracias a "Scream", un film que, más allá de que sea bueno o no, estandarizó el horror hasta límites insospechados, dejándolo huérfano de fuerza, agresividad, carácter.... sexo y sangre. En realidad la culpa la tuvo más el guionista, Kevin Williamson, hoy justamente olvidado, que el director, Wes Craven. Aún ahora, y después de haber recuperado elementos como el miedo (gracias a "The Ring", algunos momentos de la filmografía de M. Night Shyamalan o cosas como "White Noise" y "Session 9"), el gore (guste o no, se lo debemos a "Hostel", gracias a ella actualmente, y sobre todo en el mercado indie, se alcanzan cotas brutales del calibre de "Carver") y, tímidamente, algo más de sexo (mmmmh, ¿"Hostel 2"?), seguimos sufriendo los coletazos de "Scream", sobre todo en el género del slasher.
"7eventy 5ive" es una peli que de entrada parece más deudora de la escuela "Seven" (¿será por el título?), solo que sustituyendo a Morgan Freeman por Rutger Hauer. Pero no, pronto muy pronto nos vemos inmersos en el terreno del cine de acuchillamientos... y por desgracia, del modo más plano y carente de imaginación posible (es decir, siguiendo a rajatabla las enseñanzas de Kevin Williamson... solo que con un poquito más de sangre y tetas, aunque estéticamente, en su forma, la peli es clavada a "Scream"... incluído poster promocional).
Y es una pena, porque la escena que abre el film promete: Un grupo de niños juegan a hacer llamadas inoportunas marcando números al azar. En eso que llaman a alguien que no deben. Pues imagínate lo que a algunos les molesta que suene el teléfono cuando no toca, que unas horas después se presenta en casa un tipo super-mazas armado con un hacha y extermina a los padres y sus invitados, dejando a la mitad de los críos traumatizados. Diez años después, los menos afectados por el suceso siguen con la bromita telefónica, lo que hará que cierta presencia irritable reaparezca y la emprenda a hachazos en plena party.
La verdad es que narrativamente, y a pesar de lo lineal de la historia, hay momentos que te pierdes un poco, sobre todo en lo referente a personajes... aunque, desde luego, más perdido va Rutger Hauer, que con cara de resignación, se pasa un 25% de la peli investigando los crímenes para desaparecer, y no volver a hacer acto de presencia hasta el final.
De por medio, lo dicho, muchísima rutina, un desenlace especialmente parecido a "Scream" y, eso si, una idea rompedora: El gordito simpático logra acostarse con una tia buenorra, y sin hacer demasiados esfuerzos. ¡Ya era hora!.
Al menos se puede ver...