lunes, 14 de abril de 2008

VAMPIROS, SED DE SANGRE

Que me haya gustado esto, posiblemente sea de juzgado de guardia.
Un policía que es abandonado por su mujer, se obsesiona con ella, hasta tal punto que sale a espiarla. En un ataque de ira, por el que incluso sus superiores tienen que darle un toque, sale de fiesta por ahí a tomar copas y conoce a una cachonda, que dice que se lo quiere follar. Se lo lleva a una orgía donde todos joden con todos, y allí, descubre que todos son vampiros, y la cachonda, le muerde convirtiéndole en vampiro.
Exhausto por todo esto, el poli decide contactar con su mujer, ya que ella esta especializada en el tema vampiros, y esta le da una serie de potingues para ralentizar su transformación, y juntos, dan cuenta de toda esa horda de vampiros, salidos y violentos.
Lo bueno, es que llega un punto en la peli, en la que no sabemos si todo esto es real, o es que al poli se le ha ido la pinza, por culpa del abandono de su esposa.
Es una película tan mala como entretenida. El look de los vampiros, es directamente un plagio de los de ABIERTO HASTA EL AMANECER, pero con un maquillaje mucho más chapucero. De hecho el vampiro chungo, el más malo de todos, parece un teleñeco, asi que con todo, la peli da más risa que miedo.
Pero como de gore, anda bien servida, al final, la peli resulta una diversión cojonuda para una tarde tonta, que se disfruta perfectamente, con esa peste que echa a telefilme barato. Su visionado, pasa súper rápido sin que llegues a aburrirte ni un momento, lo cual es muy de agradecer.
Luego el reparto no está mal… Por un lado tenemos a Kevin Dillon, uno de esos rostros que hemos visto en mas de mil pelis (pero que ahora no identifico con ninguna peli), por otro tenemos a Vanessa Angel (que está muy jamona) que después de pasearse por el Mainstream, de la mano de los Farrely en su estupenda VALLA PAR DE IDIOTAS, ha acabado haciendo series de televisión y series b tan chungas como esta, lo cual no impide, que os hagáis unas pajillas observando su curvilíneo cuerpo. Y después tenemos por ahí, bastante desubicado haciendo de jefe de policía a Lance Henriksen, que no hace ascos a ningún papel que se le ofrezca, por millonaria o pobretona que sea la producción.
Dirige la cosa un tal Richard Brandes, uno de esos directores, con uno o dos títulos en su filmografía.
Que si, coño, que se puede ver.