domingo, 4 de abril de 2010

CONVERSACIONES CON AL PACINO

Lawrence Grobel, considerado por los que entienden “el Mozart de los entrevistadores” y conocido por sus prestigiosas entrevistas a entre otros Marlon Brando, recopila en un libro lo que han sido todas las entrevistas que hizo a Al Pacino desde 1979 hasta 2006, con lo que consigue lo más parecido a una biografía, y en “Aquí vale todo” somos muy cotillas y nos gusta mucho leer biografías.
Pacino, solo pretende no parecer idiota a la hora de responder, y aunque al final llegamos a la conclusión de que estamos ante un “intelectual de barrio”, salvo cuando habla con entusiasmo de Shakespeare, no resulta un tipo muy pedante.
Con estas entrevistas, nos enteramos de episodios de su infancia en el Bronx, de cómo le sientan las críticas, que opinión le merecen ciertos directores y ciertos actores, las pelis que le gustan, los papeles que rechazó… Altamente recomendable y de fácil lectura, engancha de tal manera, que las trescientas y pico páginas que tiene el libro, nos las pulimos en tres sesiones de dos horas de lectura. Y es que la cosa no tiene desperdicio.
Muy interesante es descubrir, que a parte del Pacino actor que todos conocemos, el del cheque, el del cine comercial, también existe el Pacino director, underground y de vanguardia con películas inéditas (hasta que en los USA sacaron un jugoso pack con estas pelis) financiadas con su propio dinero y al margen de la industria. Una trilogía que, salvo la conocida BUSCANDO A RICHARD que incluso se estrenó en nuestro país, se vio abocada a limitadas proyecciones en museos y otros antros de publico más artístico. THE LOCAL STICMATIC de 1982, en la que no se atrevió a dirigir y se contenta con interpretar el rol protagonista y producirla y que trata sobre dos extraños tipos que se dedican a acercarse a los actores famosos para luego darles una paliza y CHINESE COFFY, una obra de teatro adaptada al cine, en la que si se lanza de cabeza a la dirección. La verdad es que estaría bien descubrir estos Films.
Por otro lado, si hay que ponerle un pero al libro, y se trata de gusto personal, cuando Pacino se pone a parlotear de teatro o de Shakespeare, aburre a los muertos. Pero eso no es óbice para leer el libro completito.