domingo, 29 de agosto de 2010

CORRE... SI PUEDES!

Tras la engañosa apariencia de ser un slasher en toda regla, nos encontramos con un thriller bastante rudimentario y tradicional que ofrece algunas sutiles tetillas, pero ni una gota de sangre.
Un asesino se dedica a follar y ahogar -cojín mediante- a muchachas de buen ver. El colega, encima, lo graba en vídeo y lo emite por hondas a las teles del vecindario, o al menos a una de ellas, la que hay en una enorme casa habitada temporalmente por una estudiante quien no tardará mucho, o nada, en ser el objetivo del psycho-killer. Todo este embrollo de las imágenes por televisión da como resultado algunos momentos notablemente hilarantes. Por ejemplo, cuando el asesino emite el material lo hace interrumpiendo películas del Hollywood clásico de los años 50 que echan de madrugada por algun canal. La moza, lerda como es, cree sinceramente que las secuencias reales de tortura y asesinato grabadas en costroso video de los 80 y las viejas producciones de la meca del cine son... ¡¡una misma cosa!!... es como si dijeras "Ayer vi una peli de amor con Clark Gable y a la la mitad se le veía follándose a una mujer y matándola para luego meterla en una bolsa de plástico". Impagable, ¿verdad?. También abundan las trampichuelas y los agujeros de guión, pero a mi esas cosas no me importan demasiado (¡eh!, que yo era fan de Dario Argento... estoy curado de espantos).
Dejando de lado todo ello, en realidad "Corre... si puedes!" casi parece un telefilm, es bastante aburrido y soso y recuerda un poco a "Doble Cuerpo", aunque solo sea porque ambas pelis toman como obvia referencia a Hitchcock. El desenlace es tontuno, pero majete.
Dirige una mujer (Virginia L. Stone) y Martin Landau, por entonces atrapado en el pantanoso terreno de la serie B, interpreta al detective que investiga el caso.
En fin... pa verla un Domingo por la tarde y poco más.