martes, 5 de octubre de 2010

CREEPSHOW 2

He comenzado a devorar mis recientes adquisiciones en formato VHS y es un auténtico placer volver a gozar de todas las preciosas limitaciones que ofrecían las cintas de vídeo, su grano, sus rayotes, el sonido del casete al entrar y que te depara buenas o malas sorpresas (salvo cuando repites, claro), en fin, soy un puñetero nostálgico de la época, ¿qué le vamos a hacer?. El caso es que me vi "La zona muerta", un gran film escandalosamente entretenidísimo (¿que por qué no lo reseño?, no se chavales, esto va como va) y ayer le tocó el turno, cómo no, a "Creepshow 2".
Tengo muchos, muy buenos y muy gratos recuerdos respecto a esta peli. Y, cual batallitas del abuelo, suelo contarlo cuando se me presenta la ocasión. Como es el caso. Era un Viernes 13, yo hacía 1º de BUP y por las tardes no había clase. Se trataba de un día especial ya que por la tele, y de noche, daban, justamente, "Viernes 13", la de Sean S. Cunningham. Ahora sonará normal, pero entonces no lo era. No solían poner cine de terror moderno en la caja tonta, y menos de tipo sangriento. Para rematar, ese mismo día se estrenaba en salas "Creepshow 2". Yo llevaba ya años siendo un puto fan obsesivo de la primera (y lo sigo siendo!), así que imaginaos el acontecimiento que representaba para mi (estaba informado a fondo gracias a mis revistas francesas. Que por cierto, en una de ellas -"Impact"- recuerdo una entrevista a Howard Berger, uno de los responsables de efectos especiales, en la que echaba pestes de otro de los técnicos, el todoterreno Ed French!, llamándolo vago y descuidado -¡¿que esperabas Howie?!, Edward venía de la serie Z, amigo!!-... desde entonces, Berger siempre me ha caído un poco mal). Fui a verla al entrañable "Continental", cómo no, y gocé como una furcia. Por la noche el "magic day" se me arruinó un poco cuando, viendo y grabando "Viernes 13", me quedé frito (y es que, hay que asumirlo, ¡la primera es un rollete!).
En fin, después de secarme las lagrimillas, déjenme que me centre en la peli. Pues sí, secuela de ese clásico inborrable de los 80 en el que, una vez más, se nos presentan varias historias deudoras del espíritu E.C.Comics. A diferencia de la primera entrega, aquí solo son tres (originalmente iban a ser cinco también, pero el escueto presupuesto no dio para más. Una de ellas era "El gato infernal", que acabaría luego siendo parte de la versión cinematográfica de la serie "Tales from the Darkside" -de hecho, era la mejor historia- y dándole título en nuestras tierras). La que hace uno va de un indio de madera que venga el asesinato de sus propietarios. La segunda, y más lograda -opinión esta generalizada-, narra la epopeya de unos chavales que se quedan atrapados en medio de una balsa rodeados por una extraña mancha rugosa que se los quiere comer. Y la última, flojica, la de un autoestopista que muere atropellado y que, por mucho que lo revienten, vuelve una y otra vez para atormentar a su asesina. Entre medio, y en formato dibujo animado (muy cartoon), las desventuras de un chaval fan/lector del comic "Creepshow" al que unos matones quieren dar una paliza (y para quienes tiene preparada una bonita sorpresa).
Vale, digámoslo ya, "Creepshow 2" no llega a la suela del zapato de su predecesora, pero aún así sigue siendo un film jodidamente disfrutable y entretenido. En esta ocasión George A. Romero se quedó en tareas de guión (adaptando historias de Stephen King, algunas publicadas y otras inéditas, quien se marca un cameo interpretando a un camionero tarugo), dándole las riendas de la dirección a Michael Gornick (en principio de ello se iba a encargar Tom Savini, que al final se limitó a interpretar al narrador de las historias, que a diferencia de la primera parte, aquí guarda un look y unas maneras mucho más deudoras de "Creepy"/Warren que de la E.C.). Lo triste de Gornick, es que al muchacho no le gustaban nada los recursos estéticos/visuales propios de comic presentes en la peli de origen (las luces de colores, los encuadres raros, hojas que pasan, recuadros con texto, etc... justamente, todo aquello que a mi me fascina/ba de "Creepshow 1") y decidió ignorarlos para su secuela, lo que acabó otorgándole un aspecto mucho más standard, mucho más común, y desprendiéndole de su aura especial y mágica (y comiquera, por cierto). Tampoco la banda sonora era tan cojonuda como la de John Harrison para the first one, pero hay algunos temas estupendos (sobre todo el de los créditos iniciales. La música está atribuida a Les Reed, aunque por ahí rula Rick Wakeman, quien también compuso el genial soundtrack de "La Quema"). El gore no abunda (de hecho, en esta secuela es incluso menor a su predecesora, reservándose para detalles muy específicos) y el humor sigue siendo genuinamente negro y sutil, sin astracanadas cantosas. El reparto es entrañable, destacando George Kennedy, Dorothy Lamour, Lois Chiles y el mentado Savini en su imitación de "Tío Creepy" (llamado "The Creep"... ¡casi!).
Un detalle fricoso que, aún siendo obvio y chorra, encuentro adorable. La portada del comic de "Creepshow 2" es la que cerraba "Creepshow 1" (es decir, el niño haciéndole vudú a su padre), en un auténtico modelo de secuela con lógica. La pena es que "Creepshow 2" no termina mostrándonos la portada de la tercera parte... algo que quizás explique que esta, finalmente parida con 2 euros por gentuza ajena al universo Romero y Cía, fuese una pedazo de mierda tan inmensa.
Dicen por ahí que quieren hacer un nuevo "Creepshow" por todo lo alto, con medios y nombres conocidos. No me importaría, todo lo que sea devolverle la dignidad a la franquicia me parece estupendo del copón. A pesar de que, sí, por previsible que suene, está claro que los logros de los dos títulos oficiales raramente podrían ser igualados y ya no digamos superados. Hoy día, el monstruo de la laguna sería puro CGI... al igual que el indio de madera... y estos bichos, en todas sus dimensiones y su textura áspera y real, resultan altamente deliciosos, algo que un ordenata nunca podría recrear.
Lo dicho, "Creepshow 2" no es la obra maestra que era la peli-madre, pero sí un plato la mar de rico y jugoso que merece ser devorado, y más de una ocasión.

Y como regalo, un curioso y poco difundido poster alternativo: