lunes, 18 de octubre de 2010

SHARKTOPUS

Podría soltar aquí la trola de que me he zampado "Sharktopus" en Sitges 2010, presentada por su flamante productor, Roger Corman. Pero no, la verdad es que solo es coincidencia que la haya visionado justo ahora, aún calentito su pase por el festival (by the way... si me equivoco que me corrijan, pero en teoría Corman -maestro- y Joe Dante -pupilo- se han encontrado este año en Sitges, ¿nadie lo ha documentado?, ¿nadie dice nada?, ¿acaso hay mal rollo entre ambos?... AVT, la prensa rosa del fandom!). De todos modos, lo realmente interesante de este películo no está en sí mismo, sino en lo que representa, lo que le rodea, lo que significa.
Es evidente que el mercado del cine de género de bajo presupuesto, llámenle serie B o Z, está repleto de buitres. Buitres con corbata que esperan la mínima oportunidad para beneficiarse. Para sacar tajada. Si todo dios echaba pestes de "The Asylum" porque plagiaban a los grandes -y no tan grandes- estudios, las tornas dieron un giro completo cuando estos tuvieron un HIT con la cacareada "Megashark vs Giant Octpus". A partir de ese instante, todas las compañías de parecido nivel adquisitivo se percataron de que, si producir caspillas de tiburones y otros bichos agigantados ya era beneficioso, más lo sería adornarlas con una buena dosis de delirio. Exagerando el tono al máximo. Así pues, al poco de que el mega-tiburón y el pulpo gigante la armaran en el media, comenzaron a surgir una imparable ralea de films de temática parecida, todos ellos con títulos igual de llamativos y rimbombantes y con el padre de los exploiters modernos a la sombra, Roger Corman (más?, "Dinoshark", "Dinocroc vs. Supergator", etc...).
Así pues, "Sharktopus" nos presenta la historia de un tiburón creado genéticamente cuya mitad son los tentáculos de un pulpo. El bicho, controlado desde un ordenador por sus padres, se libera del encierro y se las pira a la playa de México, donde es barato rodar y hay un montón de bañistas dispuestos a ser devorados (aunque la peli tiene sus dosis de gore, este resulta altamente artificial -ese CGI!- e inofensivo). La hija del científico -noooo!- y el guaperas de turno -noooo!- le harán frente. Pongan a un rostro tan televisivo como el de Eric Roberts en el reparto y, ¡alehop!, tienen el plato perfecto.
Todo es típico de una producción Syfy Channel en "Sharktopus", su estética plana, sus efectos especiales informáticos ultra-cutres y cagadas varias (chica que grita con la boca cerrada!!). Hay un cameo impagable del mismo Corman, en el que le vemos observando el culo a una bañista. Esta, que previamente ha encontrado una vieja moneda con un detector de metales, es devorada por sharktopus... ¿y que hace el amigo Roger?, mirar tranquilamente cómo se la zampan, coger la moneda, morderla y guardársela todo feliz, ¡ja ja ja!, maravillosa auto-coña, que, como pasaba en su cameo de "Aullidos", vuelve a jugar con su fama de pesetero. Ahí tenemos una de las cosas buenas de "Sharktopus", que no se toma en serio a si misma, sin por ello recurrir al humor fácil y obvio. El director intenta dotar a su peli de mucho colorido, alegría y ritmo, y aunque apunto está de conseguirlo, finalmente se queda en "una más"... aunque, eso sí, quizás un pelín menos aburrida que de costumbre.
Detalle fricoso: Accidentalmente he descubierto a Brent Huff en un papel minúsculo. Este señor, a finales de los 80, protagonizó algunas películas de Vincent Dawn/Bruno Mattei, tales como "Cop Game" o "Serpiente Sam", ¡ahí es nada!.
En su pase por Sitges 2010, hubo dos cosas que llamaron mi atención. La propia organización del festival, mediante su periódico oficial, ortogaba a "Sharktopus" unos atributos auto-paródicos y delirantemente conscientes que, opino yo, no tenían sentido (aparte de que es evidente que productos de esta calaña no suelen pasarse a lo grande por festivales de cine, y en este caso hicieron una excepción por la presencia de Corman, porque de otro modo "Sharktopus" hubiese ido directo a "Brigadoon", el apartado vídeo del festival). Sí es verdad que, como decía antes, hay cierto sentido del humor y que Corman sabe donde se mete, pero el modo en que lo hace/n queda bien lejos de los guiños, auto-homenajes o referencias "cool" propias de, por ejemplo, Tarantino/Rodriguez. Porque, antes que satisfacer egos o a una audiencia selecta de fans, el verdadero interés de los perpetradores de "Sharktopus" es contentar al público más básico, más masivo, y sacar tajada en el proceso. No se intenta regalar los ojos al aficionado a las cult-movies, sino al señor que pone "Sharktopus" como podría haber puesto cualquier otra cosa, y al que le dan igual Corman, las monster movies de los 50 o si los efectos son CGI o no. Es decir, no estamos ante cineastas que juegan a ser directores de serie B y exploitation, estamos antes cineastas genuinamente de serie B y exploitation que ni pueden, ni quieren, perder tiempo con homenajes o referencias, van a lo que van.
Esto me lleva a la "otra cosa" que llamó mi atención durante el festival, y es que un chaval, un aficionado al cine de terror y etc, se quejaba de que la peli era aburrida y que le hubiera gustado ver, al menos, un tentáculo de goma, algún elemento camp o retro. Por un lado decirle al colega que la próxima vez se fije más, porque, aunque los FX en la peli son un 95% de ordenador, sí hay leves apariciones del elemento látex. Por otro, animarle a que vea más productos del estilo y se percate de que TODOS SON ASÍ. Podemos aplicar a esto la misma teoría antes expuesta. A ningún productor moderno le interesa recurrir al efecto camp retro-cutre del monstruo que huele a disfraz de caucho, él busca el máximo parecido posible -con sus medios- a los efectos que se gastan en Hollywood. Es decir, la exacta filosofía que tenían esos mismos perpetradores de B-Movies en los años 50. Es el paso del tiempo y la frivolidad de la platea moderna la que otorga a esa clase de cine su rollo socarrón, entrañable y risible, pero en aquellos tiempos, como ocurre hoy día, los productores de segunda/tercera no buscan el chascarrillo referencial y el guiño de complicidad aposta. Son más honestos y peseteros que eso.
¿A que nunca hubieráis pensado que un film como "Sharktopus" diera para deliberar tanto?... esa es la grandeza de AVT, amiguitos.
Por cierto, que podéis verla si no tenéis nada mejor que hacer... pero vamos, sin prisas.