domingo, 7 de noviembre de 2010

FANTASMAS EN EL ORDENADOR

Hubo un tiempo, en los añorados (y dorados) años del videoclub, en el que, como si de historia de España se tratara, los que poseíamos un reproductor beta, pasamos una transición. El ir al video-club, y ver como poco a poco aumentaba el catalogo de VHS, mientras que se estancaba el de Beta. En esa transición, vi mucha mierda, dado que había que alquilar las viejas pelis costrosas de Beta, pero me perdí mucha otra, precisamente porque no la tenían en Beta. Esta película es el claro ejemplo de lo que digo. No quiero decir que no saliera en Beta, pero si que no la tenían ya en mi video-club habitual (el Olympiada III ). La carátula era para mí de lo más sugerente. Una comedia contemporánea, con el horror como telón de fondo. Nunca conseguí verla. Hasta ayer.
La peli, es en realidad un telefilme de quinta categoría, con menos atractivo que la madre que lo parió.
Un par de chavales, chico y chica, muy ochenteros ellos, se dedican a hackear ordenadores ajenos, hasta que un día sin ellos saberlo, se hackean mutuamente. Una compañía trapichea, creando falsos fantasmas (muy mal hechos) con el fin de hacer una estafa, y la pericia de estos dos pazguatos, pondrá en jaque todos esos malvados planes.
Pues esta sinopsis que les acabo de hacer, está mejor explicada de lo que está la peli.
Es tan insoportable y tiene tan poca gracia, que no se me ocurre nada salvable ni criticable en ella.
Ni hay horror ni hay comedia (elemento este que se vendía en aquella carátula de forma desmesurada), ¡nada! ¡Es insípida!
No me enrollaré más, solo decir, que si no la hubiera visto nunca, mejor, y que si la hubiera visto en su momento, lo mas probable es que esta reseña de hoy no existiera. Y que no comprendo, como me atraía tanto esta mierda en su momento…
Dirigen dos “Telefimakers” llamados Marcus Cole y Rob Stewart.