lunes, 1 de noviembre de 2010

SLUMBER PARTY MASSACRE

A estas alturas de la vida ya sabéis que soy un incondicional del slasher. Especialmente el original, de los 70 hasta mediados/finales de los 80. Incluso me molan aquellos fácilmente etiquetables de "malos" (algún golfo podría decir "¿Y qué slasher no lo es?"). Me gustan los slashers aburridos, los slashers en los que no se ven los crímenes... o así pensaba yo hasta que hace unos días me vi "Slumber Party Massacre" y, en fin, todos mis esquemas comenzaron a temblar.
"Slumber Party Massacre" es de 1982. Lleva el sello Roger Corman (su inevitable aportación al boom del subgenero). Está repleto de tópicos. Hay mujeres desnudas y crímenes explícitos (tampoco demasiado) cortesía -no acreditada- de Mark Shostrom ("Evil Dead 2", "Pesadilla en Elm Street 3"). Entonces, ¡¡¿cómo es posible que la haya encontrado tan jodidamente aburrida e insoportable?!!. Mira que el efecto coñazo es parte indispensable de esta clase de cine... pero el caso que nos ocupa supera a todas. Dios, que puta agonía. Sin embargo la mía no es una opinión generalizada, en los USA -¿ande si nó?- hay un absurdo culto hacia "Slumber Party Massacre" y sus secuelas (de las que luego hablaremos)
. En fin.
Lo realmente interesante de este film (que en el documental "Going to pieces" figura como el primero de los slashers genuinamente malos... menos mal, ya me siento más persona) es la historia que hay tras su realización, algo que ya suele pasar. Por lo visto, y hasta su combativo coño del supuesto machismo imperante en este tipo de películas, la feminista y activista Rita Mae Brown escribió originalmente el guión de una -relativa- parodia. Pero tuvo la mala suerte de que este cayó en manos del tipo más pirata del universo cinematográfico, Roger Corman, quien rápidamente se pasó por el forro la intención didáctica original, convirtiéndolo en un "genuino slasher machista".
El problema es que algunos de los elementos paródicos se quedaron en el guión, por lo que, al mezclarlos con los elementos serios, salió una cosa bastante indigesta en la que las acciones voluntariamente cómicas se volvían ridículas, como ese momento en que, a pesar de encontrarse al pizzero muerto, una de las mozas no se está de comerse la pizza antes de que se enfríe. O el tipo que, para dar un susto al espectador, recorre el jardín matando caracoles a cuchillazos (¿?). Imaginaos algo así en medio de "Viernes 13" o "La Quema"... claro, te quedas bastante alucinado.
A pesar del lavado de cara de maese Corman, el "mensaje feminista" queda bastante patente cuando la prota es una chavala viviendo el tránsito de niña a mujer, su hermana pequeña no tiene reparos en confesar que se masturba leyendo revistas de tios buenos en pelotas (¡con Sylvester Stallone en la portada!) y, más significativo si cabe, el asesino usa un taladro muy fálico que, antes de morir, es cortado por la mitad de un hachazo... ¡¡OUCH!! (hay un plano descarao, en que, mientras vemos a la chica de turno en segundo término, en el primero están las piernas del criminal y la punta de la herramienta colocada justo en medio!). Ya que hablamos del asesino, está claro que resulta uno de sus mayores problemas. Es un tio de aspecto normal (le vemos la cara desde el principio), que corre para que la poli no le pille y hasta se permite el lujo de hablar y soltar tacos, ¿quéeeee?, ¡¡no, caca!!.
Tal vez para tener la conciencia tranquila, Corman fichó a una chica en tareas de dirección, Amy Jones, aunque ello no impidiera una recreación malsana en el cuerpo desnudo de algunas féminas, como esa que se está duchando y a la que la cámara filma con delectación, tomándose incluso la molestia de descender únicamente para lograr un primer plano del culo, y luego volver a subir (a pesar de lo cual, la muy zorra sale en el documental "Serie B: La cara oculta de Hollywood", rajando de Corman y del machismo imperante en el cine de terror.... ¡niña, al menos primero aprende a dirigir!). La propia Jones asegura que en su trasfondo la peli habla del temor al sexo por parte de una chica virgen. Ah....
Rogelio es Rogelio, a él le da igual el estatus de sus productos si estos dan pelas, así que aprovechando la prensa de "Slumber Party Massacre" -aunque en realidad sea de "tan mala, que es buena"-, en 1987 se sacó de la manga una segunda parte protagonizada por la hermana pequeña de la prota de la primens (es decir, la que se hace pajas con fotos de Rocky Balboa) y esta vez inspirada en el fenómeno de la época, Freddy Krueger. De la segunda hablaremos algún día no muy lejano, porque basta decir que es la primera de la saga que yo vi y en su momento me flipó bastante, es mucho más cómica -voluntariamente- y el asesino... en fin, está al extremo opuesto en cuanto a carisma y "realismo" que el de la primera parte. Unos años después (1990), y esperando aún sacar más tajada del mini-fenómeno, Corman encarga a otra fémina una tercera parte (dicen que más gore) a la que le sigue una cuarta (titulada "Cheerleader Massacre", 2003) dirigida por Don Jim Wynorski (curiosamente, en el reparto tenemos a la "scream queen" Brinke Stevens, quien en el film original debutaba como actriz con frase -hasta entonces sus intervenciones eran mudas- y, obvio, se despelotaba).
A lo tonto, he olvidado contaros el ultra-básico argumento. Pero, vamos, no hay truco alguno... chavalas pasando finde en casa (que por cierto, visto lo visto, las "slumber partys" resultan de lo más aburridas!) son atacadas por demente asesino.
Caca de vaca.