miércoles, 23 de febrero de 2011

DE ESPALDAS A LA JUSTICIA

Estamos ante uno de mis descubrimientos más sonados de cuando me dio la deria por los justicieros, hace ya dos décadas atrás (junto a "Brigada de la noche"). Con ese título (y el original tampoco es mucho peor, "One Man Jury". De hecho, hasta el título provisional molaba, "El policía que jugaba a ser Dios"), esa caratula tremenda, ese actor, esa banda sonora y ese año de producción (1978), "De espaldas a la justicia" tenía -a priori- todos los ingredientes para ponerme palote y hacerme flipar.
No se a quién se le ocurrió que Jack Palance podría ser un buen "Harry el sucio", pero desde luego deberían darle un Oscar a ese perla. Con el careto y la planta que gasta, resulta ideal para encarnar semejante rol. Otra cosa es que el director de esto, Charles Martin (un mega-veterano de los años 40 que firmaba aquí su último trabajo), sepa sacarle provecho. Que no. De hecho, "De espaldas a la justicia" representa uno de los grandes momentos desaprovechados de la historia del cine, podría haber sido una peli fabulosa. ¡Joder, si hasta Joe "Maniac" Spinell hace de malo! (y un actor tan trash como Chris Mitchum de ayudante de Palance!!!). Pero nada, ni por esas. "One Man Jury" se queda a medio camino de todo.
Hay un asesino en la ciudad, le llaman "Navajero" ("Slasher" en inglés!) y al golfo le encanta matar a mujeres para follárselas luego. Palance interpreta al rudo policía que quiere pararle los pies, pero no hace más que encontrarse con trabas por parte de los que, se supone, están de su lado. Así pues, decide "negociar" con gente del hampa en busca de pistas y ayuda. Finalmente logrará dar con el asesino al que ejecutará a su puto rollo. Claro que, ya satisfecho, no cumplirá su parte del trato con la mafia, algo que le dará problemas extras.
Pues sí, evidente es la influencia de "Harry el sucio" en este casi-telefilm (y probablemente, algo de "Death Wish" también). Comparten un policía ambiguo capaz de pasarse al lado del mal con tal de pararle los pies a un psicópata, aunque el caso de Palance sea algo más extremo que el de Eastwood. Vamos, que Clint no hubiera cedido ante algunos de los personajillos que pululan por esta peli. El principal problema de Jack Palance es que, a pesar de su aspecto, interpreta a un poli que incluso llega a ser agradable y demuestra varias flaquezas. Además, sale con una tia que está muy rica, y eso atonta a cualquiera (eso si, en un toque muy Bronson, la moza tiene una opinión liberal y opuesta a la de su parteniere respecto a las leyes y los delincuentes). Por otro lado, tenemos la ausencia de violencia y sexo crudos. Tiros y puñetazos hay, pero no están a la altura de lo que uno podía encontrar en un thriller durante los años 70 -casi 80-.
Sin embargo, hay una secuencia que salva totalmente de la quema a esta cosica modesta, y es aquella en la que Jack Palance decide juzgar y ejecutar el solo al asesino, al que mata a sangre fría. Se pone unos guantes para no dejar pistas (cual matón) y ¡bang!. Una vez hecho, y siguiendo la estela del "Paul Kersey" virgen, el poli se queda bastante afectado, acosado por dudas morales y algo de remordimientos. Semejante acto supera en mala hostia incluso a la maravillosa secuencia de "Harry el sucio" en la que "Callahan" tortura al psicópata "Scorpio" en medio de un estadio de fútbol. No en calidad técnica ni actoril, tampoco en intensidad, sino más bien en significado amoral. Por eso a "De espaldas a la justicia" le doy un cinco pelado, y no un suspenso. AH! y por la música, que a mi me gusta mucho, sobre todo el tema inicial.
Y como colofón, una curiosidad. Según he leído por internet, en blogs y webs americanas, la versión que rula por ahí termina distinta a la que tenemos en España. Se suponía que, tras acabar con los malos, Palance iba a ser detenido por su compañero, pero al actor no le molaba nada la idea, así que -dicen- justo antes de rodar aquello, tiró su corbata al mar (ya que la acción se desarrolla en un yate) y se quedaron con las ganas. Pero, en la versión que yo tengo, después de esa escena sigue otra que no desvelaré, pero presupongo que aún le gustaría menos a Palance... y a mi. En su momento, cuando la vi por primera vez, no me moló nada y me dejó algo deprimido. Vista hoy, sigue siendo un "momento puta", solo que ahora le encuentro hasta su encanto. Para saber de que hablo, deberán agenciarse una copia del film... ¡si lo encuentran!.
Lo dicho, menos de lo que podría haber sido, pero entrañable a su manera.