martes, 5 de abril de 2011

MANIAC COP 3

Lo sé, supongo que podríamos tildar este gesto de previsible.
Era previsible que finalmente viera y reseñara "Maniac Cop 3", por aquello de completar el círculo. Y es previsible, en cierto modo, que me haya gustado... incluso más que la segunda parte. Tal vez se deba a que en su día, harto ya de la franquicia, no le diera una oportunidad y por eso, ayer noche, me resultó más, ¿cómo decirlo?, fresca.
Viniendo de Larry Cohen (de nuevo guionista y co-productor) no sorprende que la historia se aleje un poco de la rutina general y busque otras vías más estimulantes. Robert Davi, el poli duro de la segunda, es el prota de esta. Una agente, que es como su versión femenina, resulta gravemente herida. La llevan al hospital donde queda en estado vegetal (y perdonen la rima, no pretendía resultar gracioso). Esto por un lado, por otro, y gracias al vudú (si, si, vudú) el maniac cop vuelve de la tumba... pero lo hace motivado por un fin: convertir a la policía en su novia. Se cepillará a todo aquel que intente desenchufarla, mientras Robert Davi le pisa los talones.
El elemento vudú es una de las cosas que más chocan de entrada, y que más enemigos le ha granjeado a esta peli. Bien, reconozco que es un poco "pallá", pero una vez lo tragas, deja de molestar y se integra bien en la trama. Además, contribuye a que este "Maniac Cop 3" encaje más en los parámetros del terror que las otras dos. De hecho, incluso William Lustig (que se piró del plató y fue sustituído por un tal Joel Soisson. De ahí que reniegue del flin) se curra una atmósfera tirando a tétrica gracias al hospital -y sus recovecos- donde se desarrolla gran parte de la acción. También el tempo se adecúa más al cine de horror puro que al de acción, ya que persecuciones chanantes y espectaculares solo hay una, al final... eso sí, es la bomba y, probablemente, sea la mejor de toda la franquicia (el poli maníaco conduciendo en llamas).
¿"Momentos Cohen"?, los hay... claro, la charla inicial entre Davi y la agente mientras practican tiro al blanco o el desenlace, aparentemente típico, pero con un simpático giro que lo hace excelente. Otro aspecto muy Cohen es que, en esta tercera parte, maniac cop casi es un personaje secundario, una excusa "barata" para que se vaya desarrollando la historia por otros derroteros, lo que no deja de tener gracia. De hecho, lo más flojo de la función son sus intervenciones.
En el reparto, a parte de los mentados (incluido aquí Robert Z´Dar como monstruo), destaca curiosamente Jackie Earle Haley, sí, el mismo Haley actualmente más conocido como el nuevo "Freddy Krueger" o el "Rorschach" de "Watchmen". Le acompañan en papeles escuetos Ted Raimi y Robert Forster (este segundo especialmente chorra). Otro rostro reconocible es el de Paul Gleason. Y aunque resulte absurdo mencionarlo, me hizo mucha gracia descubrir a un actor negro con rastas que aquí se marca un papel de currelas y en "Agárralo como puedas 33 y 1/3" interpretaba uno de los más simpáticos gags (el del taxista de aspecto extranjero que luego resulta hablar perfectamente el inglés), se llama Jeffrey Anderson-Gunter.
Lo dicho, queda a kilómetros de la primera, pero supera a la segunda y, como producto de evasión, funciona. De hecho, toda la trilogía va de puta madre si lo que buscan es un antídoto contra el aburrimiento o la depresión.