martes, 17 de enero de 2012

EVIL THINGS

Todos los géneros, de un modo u otro, están atados a una serie de convenciones narrativas o incluso estéticas. Algo que en los llamados subgéneros, aún se da más. Por ejemplo, cuando vemos un "slasher", sabemos que inevitablemente nos aburriremos en un momento u otro, porque esa es una característica intrínseca de esta clase de cine. Si nos gustan las historias de asesinos enmascarados achuchillando a adolescentes idiotas, lo aceptaremos y gozaremos de la función. Si no nos gustan, agonizaremos. Lo mismo que encontrarse al ejército actuando en todas las historias de monstruos gigantes invasores o los arquetípicos personajes de toda comedia juvenil universitaria. Bien, en el subgénero del "terror realista" (o como cojones quieran llamar a todas esas pelis de miedo contadas desde el punto de vista de una cámara que capta los acontecimientos en directo), es del todo inevitable tragar con aquella parte del metraje en la que se nos muestra a los protagonistas haciendo y diciendo gilipolleces sin parar. Tendremos que comérnosla por cojones hasta llegar al material realmente interesante, las secuencias de miedo. O lo tomas, o lo dejas. Los que detestan esta clase de productos, lo dejan. En el bando opuesto, lo toman. Yo soy parte de este segundo grupo.
En nombre del "terror realista" se ha hecho, y se hace, muchísima mierda (aún recuerdo lo agónico que me resultó el visionado de "Episode 50"), pero también es verdad que, como subgénero, es de los pocos que funcionan cuando se trata de darme escalofríos. Por eso, y a menos que su pinta sea horripilante, me mola ir viendo todas las pelis que se facturan dentro de esta temática. Como "Evil Things".
Un grupo de chavales, bastante más majos de lo habitual (y en el que destacan dos mozas bien atractivas, Torrey Weiss y especialmente Laurel Casillo con esos ojazos azules tremendos), se las piran a celebrar un cumple en una casa en medio de la montaña. Por el camino sufren el sutil acoso de una misteriosa furgoneta negra, pero después del susto, se olvidan de ella. Llegan, montan la fiesta (nada demasiado salvaje, lo peor que hacen es eructar) y a sobar. Al día siguiente se van de excursión y, temporalmente extraviados, en plena noche escuchan unos extraños ruidos. Salen por patas pero, afortunadamente, localizan la casa y se refugian en ella. Superado el sustazo, y en plena cena, alguien o algo llama a la puerta. Cautelosamente los chicos abren y se encuentran una cinta de vídeo. Cuando la ponen, descubren aterrados imágenes de ellos tomadas desde la furgoneta negra... aunque eso no es lo más escalofriante, todavía les queda algo mucho peor por ver. Y experimentar.
¿Se os han puesto los dientes largos?... pues creedme si os digo que "Evil Things" está un rato chula. Funciona. He leído por ahí críticas muy duras contra ella, y sí, es cierto que hay alguna leve incongruencia (la presencia amenazadora suelta un extraño ruidito que no sabes cómo logra emitir, la utilización de música incidental en algunos pasajes...) pero a mi no me ha molestado, al contrario, en ocasiones el material inexplicable contribuye a perturbarme los sentidos. El "no saber" o "no entender" incrementa la sensación de miedo.
"Evil Things" juega muy bien sus cartas. Los actores están a la altura, el escenario es ideal (esa casa enorme repleta de ventanas sin cortinas por las que cualquiera puede espiar) y el director, guionista y etc, Dominic Perez, saca mucho partido a los elementos. De hecho, la secuencia intermedia de los chavales perdidos en el bosque de noche, cuando hace ya un rato que el tema de la furgoneta misteriosa ha quedado atrás, te hace dudar de cual será el "elemento terrorífico" de la función, no estás seguro si la cosa va de psicópatas, de fantasmas o incluso de monstruos... y eso de no saber con exactitud a 45 minutos de metraje, a mi me mola mucho.
El desenlace es un poco confuso, pero tampoco molesta. Para los créditos finales se nos reservan las imágenes que los chavales habían visto a través de la cinta de vídeo, tal cual, sin cortes ni retoques, y la verdad es que, posiblemente, sea este el material más inquietante de todo lo visto hasta el momento.
"Evil Things" no aburre en exceso y, sí, da yuyu. ¡Aprobado!.