domingo, 4 de marzo de 2012

HALLOWEEN III

Hace ya tiempo que ando prometiendo por acá la reseña de "Halloween 3". El otro día decidí que era el momento adecuado, me apetecía revisarla por enésima vez y, ya de paso, aporrear el teclado al respecto. Pero ¡oh, terrible sorpresa!, descubro que no dispongo de copia alguna. La única que tenía, un VHS grabado de la tele, había desaparecido... y no existía plan B, ni C. Al final fue mi buen y querido hermano Luis el que me prestó su DVD de importación (que yo mismo le regalara hace unos años), de este modo pude verla ayer noche placenteramente y hoy escribo esta ristra de chorradeces. Por todo ello, le dedico lo que viene a continuación, con amore.
"Halloween 3" es un film que despierta pasiones. Amado y odiado a partes iguales, yo estoy en el bando de los primeros. Puedo entender que haya quien no la acepte por su condición de secuela atípica, pero no comprendo a aquellos que la desprecian con furia y desdén. Tal vez ello se deba a su delirante argumento y, sobre todo, al hecho de titularse como se titula y no incluir a "Michael Myers" en ningún fotograma (mas allá de un cameo televisión mediante, ya que en el film se supone que el primer "La noche de Halloween" se proyecta en la caja tonta durante... eso, la noche de Halloween. Ingenioso). El motivo, bien conocido y admirable, responde un poco a la aversión natural que John Carpenter tenía por las secuelas. A Debra Hill y a él se les ocurrió que molaría producir cada equis tiempo una nueva entrega de la saga con un único nexo común: que su historia girara en torno a la noche de las brujas, a su fondo y forma, pero que no necesariamente andaran conectadas entre ellas. Una idea bien maja que, a causa del fracaso que supuso "Halloween 3", se quedó en agua de borrajas. Por ello mismo, unos años después se lanzó "Halloween 4: El regreso de Michael Myers" y desde entonces que no nos quitamos de encima al de la careta blanca ni aunque queramos.
Como les decía hace unas líneas arriba, la sinopsis de este simpático trozo de celuloide ochentoso resulta del todo delirante, absurda y sanamente ridícula... pero a la vez mola, y mucho. Imagínense esto: Un juguetero Irlandés quiere devolver al Halloween su espíritu original, para lo que se le ocurre un plan, fabricar unas máscaras super-molonas (que se acabarían comercializando realmente) y dar la murga con ellas en los medios para que todos los putos críos de américa se las compren. Una vez vendidas, les dice que el día de Halloween se peguen a la pantalla porque a las nueve de la noche habrá un sorteo. Ahí es donde entrará en juego la brujería. El hombre robó una de las piedras del monumento Stonehenge (¡¡ZIII!!), de donde saca "energía" que unta en las llamativas etiquetas pegadas a las máscaras. Gracias a un anuncio trucado a base de flashes lumínicos, todo aquel que lleve la máscara se pudrirá y se convertirá en un nido de insectos, arañas, serpientes y, en fin, todos los bichos repugnantes que se te ocurran. Así, de este modo, el juguetero logrará llevar a cabo un enorme sacrificio masivo durante la noche de las brujas. Encima, el ioputa se saca de la manga un ejército de autómatas con aspecto humano que, cuando mueren, echan huevo batido por la boca. Y pobre de aquel que se entere del secreto, porque tendrá una muerte horrible. Sin embargo, alguien se chiva y el doctor de un hospital donde atienden al fugitivo (pronto cadáver) decide investigar.
Lo que yo os diga: UNA PA-SA-DA. A partir de aquí ¿qué tenemos?, pues mucho material inolvidable: El gran gran Tom Atkins protagonizando la función con su salero y saber hacer. El impagable anuncio televisivo de las máscaras malditas y su tonadilla pegadiza. Dan "Robocop" O'Herlihy como carismático malvado de la función. Las pequeñas pero jugosas dosis de gore, donde destacan los tremebundos efectos que las máscaras malditas causan en sus víctimas. Digan lo que digan, a mi me sigue pareciendo bastante angustiante tanto la escena del crío echando bichos y serpientes por la cabeza ante los horrorizados ojos de sus padres, como la tia que, a causa de un accidente, convierte su cara en el repugnante recipiente de una araña que le sale de la boca y se le pasea por unos ojos inyectados en sangre.¡¡Ungh!!.
Todo ello condimentado por la estupenda banda sonora de John Carpenter y Alan Howarth (reciclaje de "La Niebla" incluído) y el impagable look que por entonces tenían todas estas películas y que a mi, que quieren que les diga, me tiene enamorado. Que sí, que "Halloween 3" está repleta de cagadas narrativas (¿cómo sabe Tom Atkins la clave para activar el anuncio-trampa?), tonterías de tomo y lomo (¡¡ese efectivo lanzamiento de máscara con el fin de cubrir una cámara de seguridad!!) o pura ciencia ficción cazurra (Atkins liándose con la morbosa Stacey Nelkin... ¡¡sí claaaro!! o, ya que estamos, el destino que aguarda a esta). El fin de fiesta se desarrolla durante un clímax estupendo, con Atkins gritando por teléfono y suplicando que interrumpan la emisión del anuncio asesino en todas las cadenas. Genial.
Ya lo ven, no soy demasiado objetivo. A mi "Halloween 3" me gusta mucho, me parece un film que, sin ser perfecto ni redondo, resulta entretenidísimo de ver, con una trama de lo más interesante repleta de misterios y sorpresas sorprendentes. El guión, aunque según dicen pertenece originalmente a un Carpenter no acreditado y a otro tio que pidió que se retirara su nombre de los créditos al considerar el film demasiado violento, oficialmente corre a cargo de su mismo director, el debutante Tommy Lee wallace (sustituto del originalmente previsto ¡Joe Dante!), un amigo de Carpenter que ha desarrollado toda su carrera un poco a la sombra de este. En su haber nos encontramos con otras secuelas como la malísima "Noche de miedo 2" y la directamente insufrible "Vampiros 2: Los muertos", y muchos productos televisivos de entre los que destaca el que, posiblemente, sea su título más respetado: la adaptación de la novela de Stephen King, "It".
Creánme, si no han visto "Halloween 3", merece la pena que hagan el esfuerzo. Tómensela con buen humor y déjense llevar, a mi me funciona. Y si la han visto y no les mola, denle otra oportunidad o, directamente, ¡váyanse a tomar por saco!.