sábado, 21 de abril de 2012

EL LIBRO DEL MAL

¿Alguien se acuerda de "Hell Night"?, aquella pequeña, horrible y simpática peliculita con Linda Blair sobre un grupo de estudiantes idiotas (como lo son todos, vamos) que, con el fin de entrar en una fraternidad universitaria, se pasan la noche en una supuesta casa encantada donde ronda un asesino (bueno, dos) de lo más feo. El caso es que la peli que nos ocupa, "El libro del mal" ("The Hazing" en USA), nació como tardía secuela de aquella. Sin embargo, al final el proyecto se desligó de la pieza ochentera y creció como film propio.
Su director, Rolfe Kanefsky, es un personaje de lo más curioso. Destacó hace unos años con una comedia de terror adolescente producida de modo independiente titulada "There´s nothing out there" y que, dicen, significó el nacimiento de la tendencia auto-referencial del moderno cine de sustos (y que tan bien explotó "Scream" poco después).
Sea como fuere, Rolfe (un tio bajito y feo que en las entrevistas incluso habla de su incapacidad de aprovecharse de las actrices de buen ver con las que curra) se ha especializado en firmar pequeñas peliculillas directas para video-club y que se mueven básicamente en el género de la comedia, aunque muchas de ellas se mezclen con el terror. Concretamente, "El libro del mal", es un homenaje -según palabras del propio director- a pelis tan "lógicas" y deducibles como "Posesión Infernal" o "Re-Animator" y a otras un poco menos (y que demuestran la condición "frika" de Kanefsky) como "La noche de los demonios" y su temible secuela. El tributo al clásico de Sam Raimi podemos verlo en una secuencia en la que los protas, siguiendo las lista de pruebas que deben superar para entrar en la puñetera fraternidad de turno, han de lograr localizar una foto autografiada de ¡¡¡Bruce Campbell!!.
Tampoco es manco el hilarante momento en el que a uno de los chavales la lengua se le transforma en un especie de gusano gigante... ¡durante una sesión de cunnilingus! (en una entrevista el director afirmaba que con semejante secuencia pretendía igualar los momentos "sexualmente escabrosos" tan míticos de los clásicos mentados).  A todo esto hay que sumarle mucho humor negro, algo de gore bufonesco (incluida sierra mecánica), a Brad Dourif tan sobreactuado como siempre y algunos esforzados intentos de saltarse los clichés propios de este tipo de cine, como que la rubia super-tonta resulte ser todo lo contrario.
"El libro del mal" es, en definitiva, una película de fans para fans... cuanto más goces del género, mejor te lo pasarás viéndola, pillarás las bromas, aplaudirás la chicha, babearás con las tetas de Tiffany Shepis (“scream queen” de segunda habitual en el cine de Kanefsky y que tenía papelico en el remake de “La noche de los demonios”) y, en general, disfrutarás como un chino… sin dejar de ser consciente de que la peli es… lo que es.