viernes, 21 de junio de 2013

EVA-MAN, LA MAQUINA DEL AMOR

Todos sabemos que el sexo que aparece en las películas clasificadas “S” no es explícito, de ser así, no habría cuerpo humano que resistiera el ver esta película. Y aún así, sin que haya penetraciones ni mamadas,  da cierta grima.
“Eva Man, la máquina del amor”, con la excusa de mostrar sexo entre transexuales en todas las variantes (travelo con chica, travelo con chico, travelo con transexual operado…) introduce en su argumento una serie de tramas, que de no ser por lo decadente y sórdido de las asquerosas escenas de metesaca, y la siempre inquietante presencia del transexual operado Ajita Wilson (vista en cientos de películas; de Jess Franco, junto a Andrés Pajares en pelis de Mariano Ozores, etc..) serían hasta simpáticas.
Un hermafrodita es estudiado por un científico, que le opera para que tenga una vagina completa, y un pene completo, aunque su presencia física sea de mujer. Observa que como tal, goza cual verdadera zorra (así, literal lo dicen en la película) y como macho, revienta coños. Por otro lado le ha colocado un dispositivo en el vientre al que denomina “Sexmaker”que proporciona potencia sexual mixta, es decir, que vale tanto para machos como para hembras. Un individuo megalómano, que de tanto follar con su mujer ya no se le levanta, intentará hacerse con ese dispositivo por todos los medios.
La película nace en 1980, justo cuando el cine “S” está dando sus últimos coletazos, y ya se vuelve de lo más rebuscado en sus propuestas, con lo cual vemos el rabo del transexual Eva Robins cada dos por tres, con el shock que eso supone, y más cuando de primeras, cuela que la Robins sea una mujer.
Coproducción hispano-italiana entre el mecenas Bermúdez de Castro, autentico descubridor de la Wilson en este país, y otra productora Italiana, en la que podemos ver rostros conocidos de secundarios, tanto españoles, como Italianos.
Como la mayoría  del cine “S”,  el valor cinematográfico de la película es nulo. No solo es sucia, aceitosa y decadente (mientras la ves, huele a mierda) sino que además,  como pasaba con casi todas sus coetáneas – con algunas excepciones- es horrorosamente aburrida.
Lo único destacable es que en la actualidad, se considera una película de culto entre el público transexual, lógicamente, que la busca desesperadamente. Para su alegría, alguien ya la ha colgado en la red… así que esas tías, que se toquen el rabo a gusto.
Dirige el engendro de Satanás Antonio D´Agostino, que lo mismo servía para un roto que para un descosido, y que en muchas ocasiones le gustaba firmar sus mierdas más infames con el pseudónimo de  Richard Bennett.