jueves, 25 de julio de 2013

EL TANQUE

"El tanque" fui a verla con mi señor padre el día de su estreno, por ahí 1984. En aquellos tiempos estaba obsesionado con los tanques, tenía uno de juguete a pilas, maravilloso, con el que me pasaba las horas imaginando batallas y aventuras por doquier, y que de pronto se estrenara una peli con uno como reclamo protagonista, era algo que no me podía perder. El resultado final quedó lejos de satisfacerme. Salí del cine muy decepcionado y nunca más volví a pensar en esa película, y mucho menos verla. Hasta ayer noche, pasados casi 30 años y preguntándome cómo me sentaría ahora, sin expectativas. 
Un militar apunto de retirarse, y que posee un auténtico tanque "Sherman" del todo restaurado y funcional, se traslada hasta una base en un pueblecito de la américa profunda. Una noche, algo bebido, sale en defensa de una puta mal tratada por un agente de la ley, a quien mete una galleta. Ello desencadenará un infierno para el militar, que se convertirá en objeto de putadas mil por parte del sheriff del pueblo. Impotente ante los hechos, una noche decide pillar el tanque que guarda en el garaje y arreglar el entuerto por la vía bruta. Pero no se hagan ilusiones, que esto es una especie de comedia de aventuras, no hay violencia ni nada chocante y desagradable, ya saben. Lo único desagradable aquí es el personaje del sheriff, que es tan, tan y tan malvado y retorcido que, la verdad, cuesta creérselo. 
Aún ahora me pregunto qué esperaba yo de "El Tanque", ¿tal vez un especie de "Harbie", solo que más grande y ruidoso?, porque está claro que semejante vehículo no puede aportarle mucho a una película y, dentro de lo que cabe, en esta se convierte en el leitmotiv toda la parte del final... ¿quién sabe qué cruza por la inquieta mente de un infante?. Lo único que puedo decirles es que la cosa arranca flojucha. Hacia la mitad, cuando el sheriff comienza a hacer judiadas, se pone interesante. La parte de James Garner subido a su tanque se mantiene, pero cae en picado al final, en un desenlace chorrísimo, ñoñísimo y bastante ridículo. En general la sensación es que te has zampado un telefilm de Domingo por la tarde, de aquellos en los que, si te duermes, tampoco pasa nada. Algo para lo que te prepara el texto de la parte de atrás de la caratula: "drama de amor, lealtad y honor"... ¡¡ugh!!, leo eso antes y ni me la pongo.
En el reparto, junto a todo un clásico como era/es James Garner en plan super-estrella, tenemos algunos rostros reconocibles: C.Thomas Howell interpreta a su hijo, un poco antes de convertirse en un sex symbol juvenil y bastante antes de unirse a las grasientas filas de "Asylum". El entrañable James Cromwell, el granjero de "Babe, el cerdito valiente", hace de malo, un registro para nada habitual en su curriculum (volvería a compartir reparto con Garner en "Space Cowboys"). A Mark Herrier lo hemos visto como uno de los integrantes de la panda de colegas en la saga "Porky´s". John Hancock, su calva, su bigote y sus pronunciados labios se han paseado por infinidad de películas bien conocidas y telefilms, lo mismo que Dorian Harewood y G.D. Spradlin. A Sherley Jones no la conocía, pero también es toda una veterana (que aún a día de hoy sigue currando). La  nota de color la pone Jenilee Harrison -que interpreta a la puta-, en su filmografía encontramos mucho producto televisivo, aunque por bizarra destaca "Curse 3: Blood Sacrifice", tercera entrega de una saga bastarda de la que ya hemos hablando antes.
El director, Marvin J. Chomsky, venía de la tele, y ahí volvió después de "El tanque", lo que aclara mucho las cosas. La banda sonora se la debemos al estupendo compositor Lalo Schifrin. Aunque quien realmente destaca tras la cámara es Irwin Yablans, productor de un puñado de pelis de terror molonas, de entre las que brillan con luz propia "La noche de Halloween" y sus dos primeras secuelas, nada menos.
En fin, muy mediocre... pero para un visionado casual, sirve.