lunes, 18 de enero de 2016

EL HIJO BASTARDO DE DIOS

Siempre que me entero de que Martín Garrido Ramis va a sacar nueva película, la espero con ansias. Porque el cine de Martín Garrido hay que vivirlo intensamente.  Por eso llevo tiempo detrás de ver este “El hijo Bastardo de Dios”. Desde que se que la tenía rodada, vaya. Pero claro, en su condición de Outsider, la distribución de la película en salas de cine ha sido reducida, por lo que se me pasó. Así que me tocaría esperar a la edición en DVD que se hace esperar (¿No la iba a sacar Paycon?). No obstante, sería el primer DVD de Garrido original en tener en mi videoteca, ya que la comercialidad no acompaña nunca a este director, sin duda, y pese a quien le pese, de verdadero culto en nuestro país. Genuinamente de culto.
Sea como fuere, la película ya está en la red. Como resistirse.
Y ciertamente, no decepciona en cuanto a lo que espero ver cuando me pongo a ver una película de Martín Garrido padre.
Cuenta la historia de un funcionario cojo que vive con su madre paralítica la cual es una autentica arpía. Ante tal tesitura, decide poner en marcha un maléfico plan. Esa sería  grandes rasgos la sinopsis. Porque para comprender la película no basta con verla, he tenido que consultar un argumento en la red, porque lo que yo he visto tiene que ver con esto y no. En primer lugar por la confusión que genera la película en si misma; no sabemos si nos está contando una serie de flashbacks, si es que los actores hacen varios papeles que se repiten en historias entremezcladas o que demonios estamos viendo. Porque “El hijo Bastardo de Dios” es un caos argumental absoluto. Y no digo esto como motivo de denuncia, sino para ensalzar las virtudes de la película. Porque allí donde los demás ven una mierda, yo veo surrealismo puro –no el de la película, si no el del propio Garrido-, unas ganas tremendas de contar algo retorcido hasta limites extremos que se ve truncado por el limitado presupuesto –de hecho en una habitación ruedan de día, y aún así, tienen que encender las luces de dentro para que la escena se ilumine bien, y eso se muestra en la peli sin disimulo alguno- pero también por las limitaciones de Garrido como director. A lo que voy es; con poco dinero para la producción y con nociones básicas de dirección ¿por qué enrevesar tanto el argumento? Encima monta la película de manera desordenada cronológicamente, con lo cual ese caos es mayor aún. Pero es que Garrido, o lo enrevesa o revienta, porque así funciona él. Y además le gusta el resultado. Y se gusta él. Y a mí me encanta su universo. Y me encanta la película.
Entonces decir que esta película es malísima, como he leído por ahí, es no hacer justicia a una película que si es mala, al menos tiene dos cojones, que si es rara, celebro que así lo sea, y si es una tomadura de pelo no es por voluntad propia. Garrido crea y ahí nos lo muestra. El resto, emitir juicios a esta peli con la misma mentalidad con la que enjuiciaríamos cualquier otra película española, no solo es cosa nuestra, sino también, es ser un ingenuo. Tampoco me vale la actitud esa de “Esta película es tan mala que es buena”, porque hay un complejo universo detrás de ella – la mente de su creador- que la convierte en otra cosa. Garrido sabe que tiene que jugar siempre con el San Benito que se le ha colgado de que es muy malo todo lo que hace, y procurando salir airoso en eso, ha creado la película más rara del cine español.
Y provocando, poniendo sus ojos en el “Torture Porn” de la década pasada, e incluso en el cine de su hijo, Martín Garrido Barón del que también mama –ambos se retroalimentan-,  crea una película violenta y perturbadora que consigue convertirse, salvando las distancias, en el “A Serbian Film” de Martín Garrido. Sin tener nada que ver, claro.
Entonces, si le he de poner una pega (que las tendrá a millones, pero me FASCINA el cine de Martín Garrido)  a la película, son los actores. Son espantosos. Pero ni tan siquiera eso merma el resultado. Si los actores fueran buenos o creíbles, igual “El hijo bastardo de dios” no sería tan espantosa, y por lo tanto no sería tan única y especial. Porque que quieren que les diga; para mí una puta mierda es la familia Trueba, Fernando, David y Jonás Groucho, para mí una puta mierda es Alejandro Gonzalez Iñárritu, y no Martín Garrido. Porque cuando el hecho de rodar se convierte en una odisea en todos los sentidos, tu película se convierte en una carta de amor al cine. Y “El hijo bastardo de Dios”, lo es.
Y si, sería la mejor película de Martín Garrido, aunque a estas alturas no sepa todavía que para dotar de ritmo las conversaciones es mejor hacer un plano contra plano, que un plano fijo.
En definitiva: Asombrosa.