viernes, 12 de agosto de 2016

EL UMBRAL DEL JUEGO

Si la memoria no me falla, “El Umbral del juego” apareció en las estanterías de los vídeoclubes, algo tarde, después de la “Golden Era”, diría que en los noventa, a principios, aprovechando el tirón que ya tenía Tom Hanks que para entonces era una megaestrella. Sin duda, el reclamo perfecto para que esta película se alquilara como churros. No se si así sería, pero la verdad, es que por aquél entonces, y aún siendo yo fan de Tom Hanks que en esa época lo era, no piqué. La película tenía un aspecto espantoso y además, en la parte trasera de la carátula, aparecian fotos pertenecientes a “Esta casa es una ruina”, así que, como un ya se las sabía todas, supuse que se trataba de una de esas películas en las que utilizando a Hanks de reclamo, este aparecería unos minutos y listo.
No fue hasta un pase televisivo que comprobé que en esa peli, Tom Hanks, era el principal protagonista. Se trataba de un telefilm del año 82, en el que Tom Hanks debutaba como protagonista, y que en el fondo le sirvió para después pegar el pelotazo que pegó. Sin embargo la película era especialmente espantosa, insoportable, o al menos ese era el recuerdo que tenía yo de dicha peli.
Con los años que han pasado decido revisarla y, madre del amor hermoso; es tan insoportable como lo era en su momento. Además me acordaba de todo, la mantenía fresca en la memoria.
Cuenta la historia de un  joven que, habiendo tenido problemas con los juegos del rol, cambia de escuela, con la mala suerte de que allí hay tres compañeros que son roleros y le convencen de volver a jugar. Este, lógicamente, vuelve a las andadas y juega. Cuando están hasta los huevos de jugar en la mesa, deciden trasladar el juego a un ambiente real, por lo que se van a jugar a unas cavernas. Allí el cerebro de nuestro protagonista peta, y en consecuencia,  confundirá ficción con realidad como ya lo confundió en el pasado.
Desaparece durante días y sus compañeros salen en su búsqueda. El desenlace es de lo más moralista y desesperanzador.
En serio, el visionado resulta hasta agónico.
“El Umbral del juego” está basado en una novela de corte sensacionalista  titulada “Mazes & Monsters” de Rona Jaffe que se había confeccionado según los recortes de prensa que seguían el caso de un joven que había cometido varios intentos de suicido hasta que lo consiguió, y que además, en sus ratos libres, solía jugar al rol. Por los lugares donde intentaba suicidarse, la novela asegura que el motivo de su comportamiento suicida, era culpa de los juegos de rol.
Curiosamente, asociaciones de jugadores de rol americanas,  están en contra absolutamente tanto del mensaje de la novela como del  de la película, alegando que el rol es totalmente inofensivo y que si algún jugador se suicida en una partida, no es porque el juego sea pernicioso para las mentes, sino que el jugador en cuestión está chalado y por eso se suicida.
Y con los años, no han parado de haber casos y más casos escabrosos en torno a los juegos de rol. Incluso en nuestro país ¿Se acuerdan del chaval que se llevó por delante a un barrendero y a sus padres con una catana? Obviamente son sus mentes desquiciadas las que les hace confundir realidad con ficción y no un inofensivo juego de rol, pero también es cierto que a todos los locos desquiciados les da por jugar  a estos juegos. Yo creo que no hay que culpar al juego, que en todo caso habría que culpar a la falta de sexo –ya se sabe el mito en torno a eso en los juegos de rol-  que impera en esos ambientes, y a la falta de atenciones psiquiatritas, que hay mucho loco suelto por ahí.
Como fuere, la película, además de amarillista es un bodrio que hay que verlo para creerlo. Tan plana y lineal que se hace eterna. Es tan mala como la más chunga peli de Serie Z de los setenta que puedan recordar, amén de tener un look pota asquerosa –creo adivinar que está rodada en 16mm.- que si en otro tipo de productos queda bien, en este tira para atrás.
Eso si, al loro con el monstruo, híbrido entre humano y Dragón, que cree ver el personaje de Hanks en las cavernas. Es el único monstruo que sale. Un puto señor disfrazado, vaya.
Junto a Tom Hanks tenemos a Chris Makepeace, el niño inadaptado de “Los Incorregibles Albóndigas”, que aquí ya más mayorcito, inicia la decadencia de su carrera.
En cuanto a la dirección, esta corre a cargo de Steven Hilliard Stern, que dirigió en vida tropeciento telefilmes.