No fue hasta un pase televisivo que comprobé que en esa
peli, Tom Hanks, era el principal protagonista. Se trataba de un telefilm del
año 82, en el que Tom Hanks debutaba como protagonista, y que en el fondo le
sirvió para después pegar el pelotazo que pegó. Sin embargo la película era
especialmente espantosa, insoportable, o al menos ese era el recuerdo que tenía
yo de dicha peli.
Con los años que han pasado decido revisarla y, madre del
amor hermoso; es tan insoportable como lo era en su momento. Además me acordaba
de todo, la mantenía fresca en la memoria.
Cuenta la historia de un
joven que, habiendo tenido problemas con los juegos del rol, cambia de
escuela, con la mala suerte de que allí hay tres compañeros que son roleros y
le convencen de volver a jugar. Este, lógicamente, vuelve a las andadas y
juega. Cuando están hasta los huevos de jugar en la mesa, deciden trasladar el
juego a un ambiente real, por lo que se van a jugar a unas cavernas. Allí el
cerebro de nuestro protagonista peta, y en consecuencia, confundirá ficción con realidad como ya lo
confundió en el pasado.
Desaparece durante días y sus compañeros salen en su
búsqueda. El desenlace es de lo más moralista y desesperanzador.
En serio, el visionado resulta hasta agónico.
“El Umbral del juego” está basado en una novela de corte
sensacionalista titulada “Mazes &
Monsters” de Rona Jaffe que se había confeccionado según los recortes de prensa
que seguían el caso de un joven que había cometido varios intentos de suicido
hasta que lo consiguió, y que además, en sus ratos libres, solía jugar al rol.
Por los lugares donde intentaba suicidarse, la novela asegura que el motivo de
su comportamiento suicida, era culpa de los juegos de rol.
Curiosamente, asociaciones de jugadores de rol americanas, están en contra absolutamente tanto del
mensaje de la novela como del de la
película, alegando que el rol es totalmente inofensivo y que si algún jugador
se suicida en una partida, no es porque el juego sea pernicioso para las
mentes, sino que el jugador en cuestión está chalado y por eso se suicida.
Y con los años, no han parado de haber casos y más casos
escabrosos en torno a los juegos de rol. Incluso en nuestro país ¿Se acuerdan
del chaval que se llevó por delante a un barrendero y a sus padres con una
catana? Obviamente son sus mentes desquiciadas las que les hace confundir
realidad con ficción y no un inofensivo juego de rol, pero también es cierto
que a todos los locos desquiciados les da por jugar a estos juegos. Yo creo que no hay que culpar
al juego, que en todo caso habría que culpar a la falta de sexo –ya se sabe el
mito en torno a eso en los juegos de rol-
que impera en esos ambientes, y a la falta de atenciones psiquiatritas,
que hay mucho loco suelto por ahí.
Como fuere, la película, además de amarillista es un bodrio
que hay que verlo para creerlo. Tan plana y lineal que se hace eterna. Es tan
mala como la más chunga peli de Serie Z de los setenta que puedan recordar,
amén de tener un look pota asquerosa –creo adivinar que está rodada en 16mm.-
que si en otro tipo de productos queda bien, en este tira para atrás.
Eso si, al loro con el monstruo, híbrido entre humano y
Dragón, que cree ver el personaje de Hanks en las cavernas. Es el único
monstruo que sale. Un puto señor disfrazado, vaya.
Junto a Tom Hanks tenemos a Chris Makepeace, el niño
inadaptado de “Los Incorregibles Albóndigas”, que aquí ya más mayorcito, inicia
la decadencia de su carrera.
En cuanto a la dirección, esta corre a cargo de Steven
Hilliard Stern, que dirigió en vida tropeciento telefilmes.