viernes, 19 de agosto de 2016

PAPÁ CADILLAC

Estamos ante la película más representativa del mini-fenómeno que en su momento llamaron “Los Coreys”, que no es otra cosa que el tandem actoral –y adolescente- que foraban los malogrados (uno más que otro) Corey Haim y Corey Feldman.
Tras  pasarse buena parte de los ochenta apareciendo en casi todas las películas míticas que os podáis imaginar, un buen día, Joel Schumacher decide juntar, ya a finales de los ochenta, a los dos ídolos adolescentes para que protagonicen dos de los papeles más destacados de la sobrevalorada “Jóvenes Ocultos”. La película resulta ser un éxito y los dos adolescentes resultan formar una pareja de lo más salá. Hay química entre ambos y la idiosincrasia de Hollywood pone sus ojos en ambos actores.
Entonces alguien decide ponerlos de nuevo juntos en una película, esta que nos ocupa, “Papá Cadillac” (“License to drive” en su versión original, que manda cojones la traducción), una pequeña producción una película independiente y de bajo presupuesto en la que el principal reclamo es la unión de los dos actores. La película, que se rueda en poco menos de dos meses, sale bien, la Fox decide distribuirla y se convierte en un éxito que recauda 20 millones de dólares. En nuestro país, sin embargo, pasa bastante inadvertida llevando a los cines a poco más de 137.000 espectadores, eso si, funcionando como un tiro, sobretodo, en los vídeoclubes y en sus pases por las televisiones privadas. Pero “Los Coreys” no se convierten aquí en el fenómeno social que se convirtieron allí.
Más protagonizada por Haim que por Feldman, cuyo rol es secundario, la película cuenta los avatares de un adolescente que suspende el examen para sacarse el carné de conducir, y engañando a todos, saca sin permiso el Cadillac de su abuelo –no de su padre como reza el estúpido título español- con el fin de sacar a pasear a la chica de sus sueños. El enredo en el que se mete esa noche con el cochecito, componen el núcleo de la película.
Una genuina “Teen Movie”, que pese a lo desfasado de los vestuarios y algunas de las actitudes de los protagonistas, resiste sorprendentemente bien el paso del tiempo, y debido a una dirección más que solvente de la mano de  Grez Beeman que luego desarrollaría su carrera mayormente en el ámbito televisivo, se consigue una funcionalidad a prueba de bombas. Está entretenida la jodía película, además de bien resuelta. No es un festival de carcajadas, al menos voluntarias, pero empieza y pasa volando.
“Jóvenes Ocultos” y “Papá Cadillac” convirtieron a Corey Haim y Corey Feldman en Súper estrellas, sin embargo, la tercera en discordia, una jovencita y pizpireta Heather Graham es la que salió airosa de aquella producción y sigue a día de hoy haciendo películas de primer fila, porque la historia de “Los Coreys” ya la conocen. Después de esta rodaron la película “Una chica de ensueño” que en los USA ya no funcionó igual –aquí llegó directa a vídeo- y la pareja de adolescentes cayó en una espiral de drogas y violencia de la cual jamas salieron, palmando Corey Haim en 2010 a causa de una sobredosis de Speedball –creo- y quedándole a Corey Feldman tres telediarios por lo mismo.
Sus juergas y excesos con las drogas, unidos al fracaso de “Una Chica de Ensueño”, propició que ambos actores siguieran haciendo películas juntos durante los noventa, pero ya dejando a un lado las producciones de primer orden y pasando a protagonizar toda índole de telefilmes y películas directas a vídeo.
A fináles de la década de 2000 se rodó, también para el mercado del vídeo, una secuela tardía, “Jóvenes Ocultos 2” y ahí estaban ambos por última vez. Además, en sus películas anteriores a esta, ya eran puras parodias de si mismos. Y ellos lo sabían.
Lo más triste de todo es que en su vejez y decadencia, en 2010 tenían ambos previsto volver a “Papá Cadillac”, con sus personajes ya adultos, y cerrando una trilogía con las hipotéticas “License to fly” y “License to dive”. Pero, antes de que estas ideas llegaran a desarrollarse, murió Corey Haim. Pero así andaban las cosas, queriendo retomar sus papeles de cuando tenían 16 años con los 50 casi cumplidos.
No obstante, Feldman continúa por ahí rodando sus mierdas y acudiendo allá dónde le llamen, con una carrera actoral de lo más variopinta.