viernes, 2 de diciembre de 2016

LOS LÍOS DE WALLY SPARKS

Tras un tiempo si n aparecer en medio alguno –desconozco los motivos- a finales de los años 90 el cómico Rodney Dangerfield regresa a la palestra y lo hace con una película escrita por él mismo, y por ende, concebida para su exclusivo lucimiento. Una sátira muy a la Americana y con final moralista que acaba por destruir toda comedia en la que esto ocurre, que suelen ser la mayoría de ellas.
La película cuenta la historia de un presentador de televisión de “Late night”, Wally Sparks, de lo más políticamente incorrecto, que conduce un programa en el que no tiene inconveniente en hacer humor de tono sexual y de lo más grosero. Esto implica que tenga una fiel audiencia pero que, por el contrario, los publicistas retiren  sus anuncios del programa pensando que lo cáustico del contenido manche el buen nombre de sus productos, por que avisan a Wally de que tendrán que cancelar su programa. Ante tal tesitura, Sparks pedirá una oportunidad para seguir en antena, a cambio  de llevar el programa hacia otros derroteros más acordes con la América bienpensante.
Por otro lado, el gobernador, aspirante a una reeleción, se la tiene jurada a Sparks, por lo que hará todo lo posible para que este programa no continúe.
Cuando este se ve implicado en un escándalo sexual, Wally Sparks y su programa, se implicarán a la hora de demostrar la inocencia del gobernador.
Lo primero de todo; para aguantar bien esta película, hay que sentir, al menos simpatía por el humor de Rodney Dangerfield, que es bastante cazurro y de sal gruesa, no siendo el ingenio, precisamente, el fuerte del humorista. Si Dangerfield cae mal, directamente, ver “Los Líos de Wally Sparks” es lo más parecido a un suicidio lento.
Incluso gustándonos Dangerfield, esta película se antoja como una tortura, primero porque tiene una duración de -¡agárrense!-  105 minutos, de los cuales, unos 60 trascurren en una cena de gala a la que Wally Sparks ha sido invitado sin consentimiento del gobernador. El ir y venir de Dangerfield en esa fiesta, soltando chascarrillos y poniendo caras, componen el grueso de una película,  que resulta bastante aburrida. Básicamente, nada de lo que ocurre en ella, nos interesa. A eso añadan un par de niños repelentes que darán la nota babosa a la trama, y tendremos un mejunje de lo más pringoso y de difícil digestión
Y el es que el hecho de que un comediante sea bueno en directo o en televisión, y que su mera presencia sea un éxito no quiere decir que sus películas tengan que tener la misma calidad que él; a las pruebas me remito. Las películas de Rodney Dangerfield, a rasgos generales, son bastante flojas y sosainas. Hasta su mejor película “Regreso a la Escuela”, con Harold Ramis detrás y un estudio amparándola, resultaba ser, a fin de cuentas, algo descafeinada y sosilla.
“Los líos de Wally Sparks” se gana a pulso la calificación de puta mierda. Por sosa, aburrida, poco interesante y laaaaarga.
Por otro lado, la película cuenta con infinidad de cameos, muy poco aprovechados, como puedan ser lo de Roseanne Barr, Tim Allen, Bob Saget, el cantante Michael Bolton, o el rapero Sir Mix-A-Lot.
Dirige la función, con muy poca soltura, Peter Baldwin, quien no se prodigó mucho en cine, pero que dirigió episodios de la mayoría de series de televisión y sitcom de los ochenta y noventa, con bastante eficacia en ese campo. De hecho, piensen en cualquier serie añeja, la primera que se les venga a la memoria; Seguro que la ha dirigido.