lunes, 27 de febrero de 2017

TU Y YO (1988)

Curiosamente, si consultamos la página web de Emilio Aragón, una web pomposa y con aires de respetabilidad, veremos que  en ella aparecen recogidos y catalogados prácticamente todos los trabajos que ha realizado para cine y televisión, como músico y/o productor, así como guionista o director. Sin embargo, muy de pasada aparecen, en secciones menos destacadas, los trabajos que le dieron de comer de verdad; su faceta como payaso, el humor plagiado de “Ni en vivo ni en directo”, sus discos de pop chorra, o su papel como actor en “Policía” de Álvaro Sáenz de Heredia. ¿Acaso reniega de aquello con lo que inició su andadura como hombre más poderoso de este país? A saber. Igual le dedica en un futuro una página web a los trabajos por los que es alguien entrañable… pero seguro que no. Y, por supuesto en esa misma página web en la que no figuran estos trabajos, no figura tampoco esto que nos ocupa: “Tú y Yo”.
Se trata de una de esas producciones directas a vídeo de “Olimpy Vídeo” con las que coparon las estanterías de los videoclubes en los ochenta. Si bien este sello editaba obras de teatro filmadas, o películas en 35 mm. muy pobres para que Don Mariano Ozores siguiera dirigiendo tan ricamente,  la otra vertiente era la de estas cintas en los que con un par de cámaras de vídeo profesionales de la época y un par de decorados, el sainete y el vodevil campaba a sus anchas durante una hora y media dónde Pajares, Raúl Sender o Juanito Navarro daban rienda suelta a proyectos concebidos para ese novedoso medio tan rentable que era el vídeo. Emilio Aragón, más joven, más moderno, más fresco, también aportó su granito de arena a este tipo de producto que se antoja único en el mundo del espectáculo español.
Básicamente, vemos fragmentos de unos 20 minutos en los que Emilio Aragón interpreta a un personaje arquetipo al que los enredos y las confusiones le embargan, causando esto la risa del respetable. El ellos, vemos como el negarse a ponerse gafas cuando no ve tres en un burro, le puede traer a Emilio algún que otro problema con la policía, el como un amigo suyo patenta una suerte de juego de damas con cajitas de regalo, o como estos mismos, que forman un dúo musical, son engañados por un loco escapado del manicomio que se hace pasar por cazatalentos americano. Todo ello dentro del marco argumental que comprenden las aventurillas del día a día de un par de matrimonios jóvenes.
La estructura de las historias que se nos cuentan, las risas enlatadas, la explicación en off que Emilio Aragón da sobre los personajes momentos antes de los títulos de crédito, hace pensar que lo que estamos viendo, en realidad es un episodio piloto de una Sitcom que nunca llego a emitirse. Una sitcom que en aquel año, 1988, sin duda hubiera sido exitosa, pero esto no deja de ser una suposición; no hay datos en Internet que corroboren esto que digo. Pero no me sorprendería en absoluto.
Y bien, ¿Cómo está el vídeo este? Bueno, Emilio Aragón plagios aparte, era (es) un cerebrin, y si bien ideó y escribió esta historia, también es cierto que está contada y grabada muy al estilo de estos productos, y por ende, muy al estilo de esta época. Entonces, transcurriendo todo en un solo escenario, con pocos personajes y demás, la verdad es que, incluso con la lacra que muchas veces supone el paso de los años, la verdad es que la cosa está entretenidilla y tiene hasta cierta gracia. Siempre con el chip puesto en el tipo de producto que vamos a ver. Eso si… eso no exime a “Tu y Yo” de tener ciertos gags que provocan la más feroz de las vergüenzas ajenas.
Eso si, quizás no sea tan rancio como otros productos “Olimpy” de la época, es más actual, más para la “juventud” de los ochenta, pero a Emilio Aragón le faltablan las tablas y el talento de otros de la escudería de la época como Pajares, Esteso, Simón Cabido, Sender o Juanito Navarro.
La música de la cinta, por supuesto, está compuesta por el propio Emilio Aragón, le acompañan en el elenco Juan Carlos Martín (“Los Gusanos no llevan Bufanda”) que se especializó en papeles televisivos, y Lola Muñoz que desarrollaría una carrera funcional en cine y televisión, si bien, juraría que esa voz la he escuchado infinidad de veces en doblaje.
Dirige el asunto Eugenio García Toledano, experto en grabar para televisión obras de teatro y director de productos televisivo de la más variada índole.
Por cierto, no confundir con “Tú y yo” el mediometraje para lucimiento de David Bisbal.

sábado, 25 de febrero de 2017

EL OTRO LADO DE LA PUERTA

Estoy genuinamente contento por el amigo Johannes Roberts. Finalmente ha logrado su acariciado sueño de formar parte de la élite mainstream del terror, y encima, con resultados bastante dignos. Lejos quedan ya todas esas peliculitas zetosas que se sacó de la manga a principios de los 2000 y que despertaron tanta fascinación... a veces por los motivos equivocados: "Hellbreeder", "Demonic", "La carrera de la muerte", "When evil calls", etc. Consiguió que todo un Alexandre Aja le apadrinara un nuevo proyecto, una peli de esas de fantasmas sobrias y "blancas" tan de moda en estos tiempos turbulentos que corren, y con un inevitable toque de "j-horror" que le llaman (vamos, pelis de miedo japonesas), de las que Roberts lleva años tomando buena nota.
"El otro lado de la puerta" no se desarrolla en el país del sol naciente, pero sí en otro lugar exótico con un rico folclore, la India. Allí vive una pareja traumatizada por el reciente fallecimiento del hijo pequeño. El caso es que llega a oídos de la madre que existe un templo en el que se puede hablar con los muertos a través de una puerta, siempre y cuando sigas una serie de procedimientos y, muy importante, nunca les des de comer pasada la mediano.... perdón, digo, ¡no abras jamás la maldita puerta por mucho que el espíritu llore y suplique!. Como es de ley, la madre va, habla con su hijo, pierde los estribos, abre y despierta a una especie de bicho que recuerda demasiado a los que salían en la saga de "Ju-On", o "La Maldición", o "El Grito", y que seguirá a la mujer hasta su casa para reclamar el fantasma del chaval, que se ha instalado allí también y, poco a poco, va empeorando su carácter.
Si la historia os suena familiar es porque, sí, se parece un rato a "Cementerio Viviente". Y también a "Zeder", que ya guardaba puntos en común con la (posterior) creación de Stephen King. Pero bueno, ¡¿ es que acaso "Insidious" o "Expediente Warren" no cuentan algo ya mil veces contado?!. Pues claro. En el cine de género (que no el cine en general) ya está todo inventado, así que podemos pasar por alto esos parecidos. Lo que finalmente queda es una peli muy seria, bastante contenida, bien actuada y especialmente bien fotografiada. No se abusa de la sangre, ni tampoco de los efectos infográficos. Dicho de otro modo, que aunque no cambiará la vida a nadie, ni es la repanocha, "El otro lado de la puerta" se deja ver y desde luego marca un punto y aparte en la carrera de Johannes Roberts, que denota una suculenta mejora en sus quehaceres. Eso sí, un aspecto gracioso a tener en cuenta es que en sus primeras películas, a un Roberts cegado por el ego le encantaba poner su nombre por encima del título, como todo un John Carpenter. Pero tanto en la peli comentada, como en el resto de sus trabajos más estándar, es algo que ya no se da. ¡¡Ah, amigo!!, ¡no se puede tener todo!. Si pactas con el mainstream, esas cosas ocurren. Para ganarte tal posición tendrás que trabajar mucho, Johannes... y, tal y como está el patio, ya veremos si lo consigues. ¡Ánimo!, desde aquí te deseamos toda la suerte del mundo.

viernes, 24 de febrero de 2017

EL NOMBRE DE LA ROSA

La novela homónima de Umberto Eco, probablemente sea una de las novelas de detectives más populares de todos los tiempos, entre otras cosas porque transcurría en una abadía del medioevo y, la investigación, corría a cargo de suspicaces monjes Franciscanos, por lo que enseguida esa novela se traspasó la mera literatura para convertirse en cultura popular, cosechando críticas positivas –e incluso algun negativa- allá dónde iba a comienzos de los años ochenta. Es por ello que, en coproducción entre varios países de la comunidad Europea, se llevara a cabo una adaptación al cine con todos los honores. Producirían Italia, Francia y Alemania y la dirección recaería en las manos del competente Francés Jean-Jaques Annaud, reputadísimo director que venía de dirigir “En busca del Fuego”, y que después de “El Nombre de la Rosa” seguiría cosechando éxitos “de autor”, rodando “El Oso”, “El Amante” o “Siete Años en el Tíbet”. Luego ya, aún con títulos prestigiosos en los últimos años, andaría más de capa caidilla.
El caso es que en 1986, era el más indicado para dirigir esta adaptación y llevarla a buen puerto. De hecho, el director llegó a declarar que la Novela de Eco existía únicamente para que él pudiera dirigir la versión cinematográfica. Estaba encantado de poder hacerla.
Resultó ser un éxito comercial de tomo y lomo –sobrepasó los dos millones de espectadores en nuestro país- y uno de los títulos europeos emblemáticos de la década de los ochenta, siendo recordado como cualquier producción de Spielberg de la época, en la memoria popular.
Con sus tropecientos guiños a Sherlock Holmes,  nos cuenta como un Franciscano y su ayudante, llegan a una abadía dónde se están cometiendo una serie de crímenes sin explicación aparente, por lo que todos los frailes culparán de ellos al mismo demonio. Fray Guillermo de Baskerville, con su inteligencia y escepticismo, irá investigando paa demostrar que de muertes demoníacas, nada de nada. Durante el periplo, soteará algunos que otros pelígros, mientras se sucederán más escabrosos asesinatos.
Aunque Annaud no quería a James Bond en su película, Columbia sugirió a Sean Connery para el papel de Guillermo de Baskerville. El actor estaba demasiado encasillado y  su carrera en plena decadencia, por lo que Annaud buscó otros aspirantes al papel. Pero pronto se dio cuenta de que ningún otro actor lo hacía mejor que Connery, por lo que reconsideró la opción de que este protagonizara la cinta, y finalmente, así lo hizo. Como resultado, se relanzó la carrera de Connery de tal manera, que se convirtió en una de las estrellas  más queridas y cotizadas de Hollywood, convirtiendo en oro toda película que llevara su nombre, todo ello consecuencia de “El Nombre de la Rosa”.
Por otro lado, de un casting salió un jovencito Christian Slater que interpreta a Azzo, el ayudante de Guillermo de Baskerville.
A título personal, he de decir que, efectivamente, no puedo imaginarme “El nombre de la Rosa” sin las presencias de Connery o Slater, pero ciertamente, mientras que el primero sobreactúa y pone caritas para que se vea lo guapo que es, aunque esté interpretando a un Franciscano casi anciano, el segundo no llega de lo contenido que está, llegando por momentos a parecer autista. Pero no pasa nada.
Tan recordado como estos sería el secundario Ron Perlman, quíen da vida a Salvatore, el Jorobado que habla más de la cuenta y cuyos rasgos no se nos despintaron a los que vimos la película siendo aún infantes; el futuro inmediato de Perlman, todos sabemos cual fue.
La película es verdaderamente buena. En la época ya lo era, y vista a día de hoy, que ya sabemos el peligro que corren hoy en día las películas de los ochenta de quedarse desfasadas, observo que el paso del tiempo la ha beneficiado sustancialmente. No solo toda la ambientación, así como el elenco de secundarios que da vida a todos los frailes, tan feos, tan desagradables, tan deformes,  son una cosa como no había visto yo antes en una película de lo conseguidos que están, sino que lo que es la narración, ya estaba adelantada en su tiempo. Y la percepción de las cosas, que ya sabemos que cambia… porque si en 1986 la película podía pecar de lenta en su desarrollo, a día de hoy, inexplicablemente, ocurre todo lo contrario, que la película se desarrolla de manera fluida y el espectador es testigo de los acontecimientos a un ritmo de vértigo; esto es, que la puta peli va a toda hostia, y las casi dos horas pasan en un santiamén. Por otro lado, desde el primer al último fotograma, atrapa el interés del espectador y este se lo pasa divinamente. La verdad es que es una maravilla que una película como esta se conserve así con el paso de los años. Que frescura, que bien rodada, que imperecedera.
Me encanta. Cosa que las anteriores veces que la vi, no ocurrió, por lo que cada película requiere de sus diversos tiempos y visionados.
Para finalizar, no quiero olvidarme de la anécdota del DVD.
Desconozco los motivos, pero el DVD lleva unos cuantos minutos más de metraje con respecto a sus ediciones para cine y VHS. Entonces, los responsables de la edición, en lugar de dejar subtítulos a esas añadiduras deciden doblar ese minutaje. Pero no con las voces originales. De hecho, si en ese par de minutos pronuncian texto tres personajes, escuchamos la misma voz para los tres, que lejos de se la voz de un actor de doblaje profesional, parece que es la voz del primero que pasaba por allí. Para más inri, da voz a tres personajes ancianos, una voz muy joven que la fuerza para ser mayor… con lo cual parece una broma o una tomadura de pelo de los de Warner. Pero resulta que no, que lo que pasa es que no se querían gastar un clavél en el doblaje, por lo que, con ese cambio de tempo ¡Incluso nos hace salir de la atmósfera!! Vamos que se carga la película. Por suerte, siempre tendremos la versión original subtitulada para disfrutarla tal y como fue concebida. Pero lo de estos minutos doblados… fue sonado en su momento.
En definitiva: Qué gran película.

miércoles, 22 de febrero de 2017

LOS FOTOCROMOS DE "LE LLAMABAN J.R."

Pepe Da Rosa, probablemente fuera uno de los cómicos españoles más popular de los años 80 en España. Contaba chistes, cantaba Sevillanas con cierta solvencia, se le considera el primer hombre que rapeó en España -no de manera consciente, eso sí- y además actuaba. Un hombre del renacimiento.
Personalmente, sin volverme loco, si que me hace cierta gracia, y tengo especial debilidad por las parodias que hizo a rebufo de la serie "Dallas", que tenía a España en vilo. "Le llamaban J.R.", es una de ellas. Aquí sus fotocromos.












lunes, 20 de febrero de 2017

CABO DE VARA

Segunda de las tres películas que dirigió el gran operador de cámara Raúl Artigot, que toma como referencia la novela de Tomás Salvador del mismo título. Por otro lado, hay que decir que un “Cabo de Vara” es el palo que utilizaban los funcionarios de prisiones de hace un par de siglos, para medirles el lomo a base de bien a los presos.
“Cabo de Vara” cuenta la historia de un joven que es encarcelado por homicidio en una prisión  de Ceuta (en la película no se dan datos al respecto y por el atuendo no me veo capaz de asociar la época en la que transcurre el argumento, pero calculemos que Mil ochocientos y pico) y que ha de cumplir 12 años de  condena. Nada más llegar, se lía a hostias con todo aquel que le toca mínimamente los huevos.  Uno de los funcionarios, al verlo tan jovencillo y astuto, le ve posibilidades de reinserción y se lo quiere llevar de allí de ordenanza, pero como acaba de llegar, los superiores le piden un mínimo de un año de cumplimiento de condena y entonces estudiarán si se lo puede llevar o no. Ante esta tesitura, el funcionario le pide al muchacho que se comporte si quiere que lo saque pronto, a lo que este responde con un contundente “Si no quieres que la prisión te coma, cómete antes a la prisión”. Con lo que se lo pone muy difícil. Entre tanto, mientras cumple condena, este se hostiará con otros presos, se revolcará entre sus propios excrementos, conocerá el aislamiento y descubrirá las pasiones adscritas al homosexualismo.
Dentro de la irregular carrera de Artigot, esta sería su película de campanillas, esto es, que probablemente sea la que rodó con mayor presupuesto y más medios a su disposición. Y aunque de ritmo la narración no anda del todo mal, si que suelta cierto tufillo televisivo a lo folletín,  a lo “Cañas y Barro” que dudo, como espectador, si es más el producto de esa época, 1978, o de un mal manejo del los elementos cinematográficos a su disposición. Como fuere, una vez superados los altibajos, algunas momentos torpes y las interpretaciones planas, pues si tenemos el día tonto, hasta la vemos entera.
Protagonizada por Santiago Ramos de jovencito, que como siempre ha sido un actor tan malo –tan malo que es bueno, por otro lado- al carecer de sonido directo, a la hora de doblar el film, se opta porque le ponga voz un actor de doblaje profesional. Esto no se si es por cosas de minuta, agenda laboral, o calidad actoral de Ramos (yo prefiero pensar que esto último), pero a estas alturas, que Ramos es tan popular y su manera de vocalizar y pronunciar tan reconocible, chirría bastante, lo que provoca cierta hilaridad, porque si por norma general, uno se cree poco los papeles de Santiago Ramos, imagínense sabiendo que está doblado. Junto a él, en el reparto tenemos a actores de toda la vida como ¡Alfredo Mayo!, Ramiro Oliveros o Max H.Boulois, alias Max. B (“Cazar al Negro”).
Fueron a verla a los cines en su momento, poco menos d 120.000 espectadores, siendo una película que ha posteriori ha tenido muy mala distribución en vídeo y televisión, convirtiendose en un incunable hasta que hace bastante poco, 8 Madrid tuvo a bien emitir una copia impecable de la misma.
Para ver y olvidar, sin más.

sábado, 18 de febrero de 2017

AMERICAN CONJURING

Gracias a las prestaciones que ofrecen las nuevas tecnologías disponibles hoy para todo aquel que desee parir alguna clase de materia audiovisual, resulta desconcertante lo semejantes que son en su aspecto los productos resultantes. De hecho, rara es la película facturada con esos aparatos que no luzca un elegante acabado panorámico, una iluminación sobria, un grafismo digno... no sé, una cierta "clase" que contribuye a que de entrada uno ya no pueda diferenciar una cosa hecha bien, o con medios, de una hecha mal, o sin medios. Se trata de algo sutil, aunque así a bote pronto, y en una primera impresión, todo se mimetiza.
Pero claro, en cuanto la película comienza a desarrollarse, vas notando por dónde van los tiros realmente. Porque el acabado técnico no deja de ser el envoltorio y, al final, lo importante es la historia que te cuentan y cómo te la cuentan.
Bien, en el caso de "American Conjuring" (retitulada así por el distribuidor con ansias de sacar jugo de ya imagináis qué, aunque originalmente fue parida como "Bind") es exactamente ese. De entrada, cuando te dispones a verla, esperas un zurullo de proporciones épicas y no, los primeros minutos lucen muy bien, muy "pro", y encima la escena introductoria es... en fin, lo mejor de toda la peli. En ella, unas niñas están de celebración cumpleañosa en el jardín contiguo a una casa. La rarita/marginada de turno quiere ganarse el respeto de las otras pequeñas cabronas, así que acepta un reto, demostrar que es una valiente bajando al sótano. Cuando la cría entra, se encuentra varios miembros humanos cercenados por el suelo y una siniestra presencia sentada en un balancín. Suena un grito desgarrador. Lo que sigue está a la altura.... hasta que sale el título, luego entramos en terreno pantanoso.
Como se pueden imaginar, tiempo después una familia decide mudarse a la casa en cuestión porque les sale muy barata. Y la verdad, no entiendo el interés que nadie puede tener en ella. Es fea, cutre y está situada al lado mismo de la vía del tren. Si tenemos en cuenta que se supone que en el pasado fue un orfanato, todavía lo entiendo menos. Total, que la presencia del sótano era una vieja muy mala y fea (con un maquillaje algo cantoso) que tocará los cojones a la familia, les inducirá a matar, etc, etc.... lo de siempre. Sin novedades. Los préstamos tomados a "Terror en Amityville", "Hostel" (sí, a estas alturas hay una secuencia de tortura) y, muy especialmente, "El Resplandor", campan a sus anchas (la famosa escena de Jack Torrance liándose con una tipa joven desnuda que se vuelve asquerosamente anciana se recrea exactamente igual... pero a lo chungo).
"American Conjuring" viene repletita de momentos muy risibles, en parte gracias a sus negados intérpretes y en parte al imposible guión. Tenemos a la niña repelente de rigor que se comporta raro, y a la adolescente insufrible, rubia, siempre cabreada, que odia a su padrastro y está enganchada al móvil. En una escena a esta le entra una vomitera diabólica que incluye gusanos e insectos. Sus mayores lo presencian y la socorren, pero en ningún momento piensan en llevarla a urgencias. "Será algo que ha comido", dice el padrastro. Otro momento maravilloso: La mujer le explica a su marido que la casa está encantada, que hay presencias y bla, bla. Él pilla un berrinche de aúpa y casi le suelta un sopapo y todo, acusándola de inventarse sandeces. Por la noche le pide perdón, se ponen tiernos y comienzan a follar. En pleno coito, la mujer "se convierte" en el fantasma de la vieja. El hombre se asusta y la empuja. Cuando se recupera la normalidad, él, histérico, le cuenta a ella lo que acaba de pasar. Y ella, en lugar de responder positivamente porque por fin su marido ha visto que no está loca y que en la casa pasan cosas raras, ¡¡se mosquea y le dice que delira!!, además de ponerse celosa porque "piensas en otra mujer mientras hacemos el amor". Fas-ci-nan-te. La última cosa graciosa hace mención a cómo reacciona la niña cuando el padrastro mata a hachazos al pobre perro de la familia. Literalmente lo convierte en un amasijo informe de carne y pelo. ¿Y qué hace la cría al ver a su mejor amigo en ese estado?, primero grita, claro, pero una hora después está la mar de tranquila, dibujando y como si nada hubiese pasado. ¡Viva!.
Con semejantes ingredientes, se pueden imaginar el percal. Y por si a esas alturas no tienen suficiente, les aguarda un desenlace de esos de "ah, todo era un sueño, pero no, pero sí" que es pa prender fuego a la tele.
Todo ello guisado con unas notables dosis de gore y unos créditos finales que incluyen un listado interminable con los ídolos de los directores del pifostio -que son dos- incluido, cómo no, el amigo James Wan. Ellos, Dan Walton y Dan Zachary, están ligados a un puñado de zetismos previos, de entre los que destaca "Gutterballs". Actualmente curran en otra de terrores, "In from outside". Habrá que estar al loro.
Y ya que hablamos de Wan, dos días después me vi una producción suya sobre casas encantadas, "Demonic". Era tan correcta y formal que me quedé igual. Ni me gustó, ni me disgustó. Y en cinco minutos ya la había olvidado. Curiosamente eso es algo que no puedo decir de "American Conjuring". Con todo lo fulaña que es, todavía perdura en mi cerebelo y, después de todo, el visionado resultó mucho más estimulante. ¡Qué cosas!.

viernes, 17 de febrero de 2017

BASKET MUSIC, ESE JUEGO LOCO, LOCO

Curiosa película deportiva para el lucimiento de las grandes estrellas de la NBA del momento, finales de los 70, que se pega sus paseos por el “Blaxploitation” y el cine familiar, que coquetea de manera inofensiva con el tema esotérico como mal absolutamente necesario para que una película sobre baloncesto funcione.
Por otro lado, el fuerte componente musical, presente en pantalla en un gran porcentaje del metraje, consta de una banda sonora perenne a base de temas de los más bailables de Soul y Funk, que propiciaron que una película que nació con el título “The Fish that Saved Pittsburg”, se emparentara en nuestro país con  las “Disco Movies” que andaban de moda por aquél momento, y se estrenara bajo el título de “Basket Music, Ese loco, loco juego”. Ni que decir tiene, que la película goza de culto por parte de los aficionados más puros del baloncesto.
Cuenta la historia de un equipo profesional de Baloncesto, los Pythons, que son un absoluto desastre y están apunto de desaparecer por eso. Sin embargo, al pequeño sirviente que tiene el equipo repartiendo toallas y recogiendo pelotas, se le ocurre que igual, recurriendo a lo esotérico puede hacer cambiar la cosa, por lo que  contrata a una vidente. Con lo cual, se decide que el equipo, a partir de entonces, jugará bajo el signo de Piscis ya que es el favorable para el baloncesto, por lo que se recluta a un grupo de jugadores nacidos bajo ese signo, lo que hará que el equipo pase de ser una piltafrilla a ganar  todos los partidos. Y no hay más. Al ser una película sobre baloncesto, el plato fuerte son los partidos jugados al ritmo de la música Funk, y ese es el principal atractivo. Una delicatessen para quien le guste el juego.
No obstante, la película, por su propia naturaleza, no está exenta de interés, y su tratamiento de comedia aséptica para todos los públicos, y el ramalazo negrata “Blaxploitation” hace que el visionado no sea en exceso tedioso. Bueno, agradable, para ver y tirar.
En nuestro país pasó inadvertida en los cines con apenas 150.000 espectadores, si bien significó un estreno de lujo para los aficionados españoles  al baloncesto, ya que la película cuenta con la presencia de estrellas de la talla de Kareen Abdul Jabbar, o Jules Irving.
En la parte actoral, junto a estos baloncestistas tenemos a Debbie Allen, conocida sobretodo por ser la maestra chunga de “Fama”, aquella que iba con el bastón, y dando vida a la vidente que devuelve la salud al equipo de los Pythons, tenemos a Stockard Channing,  por aquél entonces popular por haber dado vida a Rizzo en el fenómeno social “Grease”. Ese papel, en un principio estaba concebido para Cher que casi, casi, hace la película, pero finalmente se echó para atrás para irse a protagonizar alguna película con más caché que esta.
En la parte más frika, como negrillo recoge-toallas, tenemos a James Bond III que, a parte de su exótico nombre, por esta casa es reconocido por tratare del director de la película “Def By Temptation” de la Troma, protagonizada por Kadeem Hardison y Samuel L. Jackson, que se editó en vídeo en nuestro país bajo el título de “Tentación Diabólica”.
En la dirección, firmando la película está Gilbert Moses quien proveniente de la “Blaxploitation” con “Willie Dynamite”, posteriormente a “Basket Music, ese loco, loco juego” se dedicó a trabajar para la televisión.
Como anécdota resaltar la carátula con la que la editó en vídeo el sello “Soho Vídeo”, que como era habitual, editaba casi todas sus películas con material que nada tenía que ver con la película de marras; para esta ocasión, lo hace con una imagen mítica de algún partido mítico de los “L.A. Lakers”, que ni aparecen en la película, como podeís ver en el frontal con el que decido iliustrar esta review.  En la trasera, igualmente, aparece una imagen de los Lakers celebrando alguna victoria del año 1985. Y eso que la película es de 1979…

miércoles, 15 de febrero de 2017

LOS FOTOCROMOS DE "RAIN MAN"

Ya saben... Tom Cruise, y Dustin Hoffman, su hermano autista.
Y aquí sus fotocromos.









lunes, 13 de febrero de 2017

LAS NUEVAS AVENTURAS DE POPEYE

Si hay algún recuerdo que llevo arraigado a mi memoria de cuando era niño, sin duda,  es este largometraje de Popeye.
Y es que si bien en televisión daban los capítulos  de la serie de los ochenta, tan vacía y  cutrona como casi todos los dibujos animados de la epoca –pero que vistos hoy por culpa de la nostalgia me resultan maravillosos- a cargo de Hanna Barbera, a la vez que se mezclaban con la emisión de los cortometrajes sesenteros y setenteros de la King Features Sindicate, sin orden ni concierto, en los cines se estrenaban largometrajes del personaje como el que nos ocupa, “Las Nuevas Aventuras de Popeye”.
Al quedar los cortometrajes del personaje comprendidos entre los años 30 y 50  en dominio público, cada cual podía hacer con aquellos cortos lo que le saliera de los mismísimos huevos, por lo que a los Italianos se sacaron de la manga algún que otro largometraje uniendo cortos, que luego, exportaron a España. Entonces, el largometraje “Nuove Avventure de Braccio di Ferro”, se estrenó en nuestro país como “Las nuevas Aventuras de Popeye”. Nada que alegar, salvo porque esas aventuras de nuevas tenían poquito. Así pues, tenemos  una pieza rarísima en la que se unen cortometrajes comprendidos entre la época de los “Fleischer Studios” de los años 30, los “Famous Studios” de los años 40 y la “AAP” de los 50. Una amalgama de cortometrajes de lo más sugestiva. Entre todos estos, se incluyen los que son los mejores cortometrajes de Popeye de la factoría Fleischer, y los primeros que se hicieron en color; el ganador del Oscar “Popeye the Salilor Meets Sindbad the Sailor”, “Aladdin and his Wonderful Lamp” y “Popeye de Sailor meets Alí Baba’s Forty Thieves” todos ellos de finales de los años 30 que adaptan de manera libre, y con Popeye de por medio, los cuentos clásicos,  y que por su sola incursión ya merece la pena el visionado completo del largo. El primero de ellos, el de Sinbad, está considerado una obra maestra, ya que se consigue un efecto tridimensional a costa de utilizar escenarios reales superpuestos y retocados a mano, en una técnica muy revolucionaria y de los años 30 que no se estiló demasiado en la animación posteriormente. Una técnica muy bonita y efectiva.
Además de estos absolutos clásicos, la película la componen un montón de piezas más, todas ellas cojonudas, pero sin el valor histórico de estas tres mencionadas, como aquella adaptación de Cenicienta, o aquél cortometraje tan racista en el que Popeye es capturado por una tribu caníbal. Como fuere, siempre entretenidos, pequeñas joyas de la animación clásica.
Para hacer de nexo de unión en su condición de largometraje, se altera la banda sonora en los créditos iniciales fabricados para la ocasión –y adaptados en la versión española-  y en el rodillo final, alterando así la banda sonora original del último cortometraje, quedando una cosa muy extraña. Así como, de vez en cuando, aparece en escena una voz en off que narra como Popeye pasa de estar en la salvaje jungla al profunso espacio exterior, alterando asimismo, los cortometrajes en los que se inserta esta voz. La cabeza pensante Italiana que seleccionó, ordenó y alteró estos cortometrajes para convertirlos en un maravilloso largo es Max Garrico, al que no se le conocen más trabajos conocidos.
La película, además de ser un absoluto clásico de las sesiones dobles y sesiones continuas de los cines de barrio españoles –la vi en el cine Benares de Alcorcón, y la vi en el cine de la parroquia del barrio posteriormente- gozó de unas cuantas ediciones en vídeo, siendo la más popular la de Soho Video, que como se costumbre, utilizaba en la carátula imágenes que nada tenían que ver con el contenido de la cinta de VHS o Beta. En este caso, una ilustración de Popeye con un Loro que pide espinacas, perpetrada por váyase usted a saber que manta de dibujante español. No obstante, para esta reseña, he querido utilizar el póster original de cine, que en resumidas cuentas utiliza una ilustración también concebida para la ocasión por algún dibujante español, pero que al menos se cuida de mostrarnos acontecimientos que si aparecen en la película.
Absolutamente entrañable.
Poco antes de esta, también se estrenó en nuestros cines otro largometraje de Popeye de similares características, que no se si llegué a ver o no, pero que en cualquier caso, no calaría tan hondo en mí como lo hizo este, y que llevaba por título “Popeye Brazo de Hierro” y que si doy con él, quizás caiga la review por aquí en algún momento.
Huelga decir, que soy un fan absoluto de  la creación de Elzie Crisler Segar, y de sus tiras cómicas, cortos, largos, series de T.V. y explotaciones varias. Popeye, es una jodida y absoluta maravilla.

sábado, 11 de febrero de 2017

BEYOND THE GATES

Con la bendita nostalgia hemos topado, amiguitos. "Beyond the gates" es un homenaje a.... ¡sí!, los años 80. ¡Qué novedad!.
Entre las muchas cosas tributadas, tenemos las famosas -y muy añoradas en USA- "mom and pop stores", es decir, tiendas cuyos propietarios eran humildes familias que se destacaban por disponer en sus estantes de, entre otras cosas, materia prima para inadaptados, incluyendo, sobre todo, roñosas cintas de vídeo con fines alquilables. Eran la alternativa a las grandes cadenas de video-clubs y, por ende, refugio de subproductos y, muy especialmente, videoastas que grababan con una cámara vhs al hombro pelis de terror en el patio trasero de su puta casa. De hecho, la acción del film arranca en una de estas tiendas, cuyo propietario ha desaparecido y sus hijos, dos jovenzuelos muy distintos y que, de entrada, no se llevan muy bien, acuden con el fin de hacer limpieza. Es hurgando entre la mierda cuando encuentran lo que será el segundo tributado de la velada, los juegos de mesa, especialmente aquellos de temática terrorífica que iban acompañados de un vídeo en el que un "host" guiaba a los jugadores. Como "Atmosfear", el más popular -¿o el único?- que llegó a estos lares. Y aquí entra en escena el tercer guiño ochentero, Barbara Crampton, la preciosa rubia que protagonizó clásicos horroríficos de la década como "Re-Animator" o "Re-Sonator".
El caso es que, a lo tonto, los hermanos y la novia de uno de ellos terminan jugando al juego. Se dan cuenta y asumen que conlleva algo sobrenatural y tiran millas porque la rubia del vídeo les ha dicho que si ganan, salvarán el alma de su padre que, obvio, desapareció cuando se vició con el pasatiempo. Y ahí tenemos la trama de base, ir superando pruebas para agenciarse llaves, abrir puertas y llegar de una pieza hasta el final. Evidentemente todo se desarrolla en una casa, no en mundos paralelos ni nada que se le parezca, se limitan a colar cuatro luces de colores, algo de niebla y ¡alehop!, ya tenemos una dimensión desconocida. Y ahí está uno de los puntos flacos más sonoros de "Beyond the gates". Si no tienes recursos económicos, procura no aspirar a cotas demasiado altas. Y mientras a nivel generalista la peli es mitad guiño al horror truculento de hace 30 años (lo que conlleva algunos escasos e inspirados momentos de gore bien espectacular), la otra mitad huele a homenaje al cine de fantasía Spielbergiana. Es en este apartado cuando la cosa comienza a cantar peligrosamente. Mezclar ambas tendencias parece una idea algo indigesta, y lo es, claro que igual en otras manos hubiese funcionado mejor. Aquí el resultado se parece más a un cocktail entre el intimismo "indie" de un Ti West / Larry Fessenden y el Charles Band de cuando la "Empire" dominaba los video-clubs. Y los créditos de "Beyond the gates" ayudan a semejante impresión. Encima aliñados por un tema musical que parece compuesto por todo un Chuck Cirino.
El resultado es una peli desigual. Con sus buenos momentos, su gracejo y tal, pero que no encuentra un equilibrio. La trama fantasiosa es demasiado tontuna y casa mal con los destellos serios, hasta el extremo de aproximarse a la comedia involuntaria. Sí, los guiños ochenteros molan y despiertan entrañables memorys en este anciano (cito dos más: cuando localizan un viejo "slasher" en VHS y comentan entusiasmados el crimen más llamativo del mismo, o el tipo que entra en un anticuario y, directamente, pide "Algo de los 80") pero, como ya he dicho otras veces, a mi no se me compra tan fácilmente.
Protagoniza el entuerto Graham Skipper, salido de las películas de Joe Begos (y con una curiosa carrera paralela como director de pelis casi amateurs facturadas en vídeo).

viernes, 10 de febrero de 2017

DOC HOLLYWOOD

Película para lucimiento de un Michael J. Fox que ya aquejado por el Parkinson, springta sus ultimos años sin temblores para rodar tanto como puede. 
De ahí, y hecha totalmente a su medida, este “Doc Hollywood” que adapta la novela de  Neil B. Shulman “What? Dead Again?”.
En ella, un recién licenciado en medicina decide viajar a Los Angeles con el fin de trabajar allí como cirujano plástico, cargando con su consiguiente conflicto moral, al no considerar del todo la cirugía “Medicina de verdad”. El caso es que durante su periplo en automóvil, al entrar en el pueblecito de Grady, este tiene un accidente que causa unos cuantos desperfectos, por lo que el juez local  le condena a ejercer como médico del pueblo hasta que pueda pagar los desperfectos con sus servicios. Cuando las fuerzas vivas le tientan para que se quede allí a trabajar como médico por una miseria comparada con lo que ganará como cirujanos plástico en Los Angeles, aparecerá una conductora de ambulancia en escena que, quizás, haga a este médico engreído y petulante cambiar de opinión.
Una comedia ligera que datada en 1991, ya vaticinaba lo que la comedia iba a ser en los noventa; una sosez. Ahora, quizás ya la nostalgia hace mella en mi psique a favor de “Doc Hollywood”, o bien, al ir estableciéndome en la mediana edad, esto propicia que productos que ni fu, ni fa, acaben pareciéndome simpáticos y agradables, y en consecuencia, entretenidos. Y es que, fan como era yo en la época de Michael J. Fox, acudí en su momento al cine a ver este estreno, decepcionándome –y mucho- tras su visionado. Me pareció un folletín tremendo. Sin embargo a día de hoy la disfruto como lo que es; una pequeña comedia para señoras de 50 años, con un toque de romanticismo, con un humor completamente aséptico que no ofende ni al más propenso, y con muy pocas pretensiones. Una película del montón, sin más, visible y correcta que no cambiará la vida de nadie que la vea… Excepto la de los gerifaltes tras la “Pixar”. Ya es oficial, y así ha sido casi reconocido por sus artífices, que la película “Cars” es un plagio en toda regla de “Doc Hollywood”. Un plagio descarado además, siguiendo el cochecito protagonista todos los pasos que sigue J. Fox en la película. Debieron pensar sus artífices que “Doc Hollywood” no la había visto nadie, y que en caso de que alguien lo hubiera hecho, no se daría cuenta de que la historia de los cochecitos es exacta a esta. Como fuera, tras el descubrimiento de plagio, el asunto no tuvo mayor relevancia, y sirvio para, en cierto modo, darle una segunda vida a la película que nos ocupa. Olvidada como estaba, para que el público volviese a hablar de ella.
Y sin más.
Junto a Michael J. Fox tenemos en papeles secundarios a una cargante Briget Fonda que está para matarla, y a un metódico Woody Harrelson que aún no había despuntado del todo y que hace ostentación de una gran fuerza interpretativa dando vida a una especie de redneck analfabetoíde en una composición que luego daría sus frutos en otras películas posteriores.
Dirige la cinta Michael Caton-Jones, popular por haber dirigido después “Vida de este chico”, o mejor aún, “Instinto Básico 2”.

miércoles, 8 de febrero de 2017

LOS FOTOCROMOS DE "HUÍDA A MEDIANOCHE"

"Huída a medianoche" es una estupenda "Buddy Movie" que une a dos grandes como son Robert De Niro y Charles Grodin, una alocada comedia que sin embargo pasó inadvertida para el gran público a pesar de contar con los suficientes elementos como para que hubiera sido un éxito. Yo no la tengo fresca ahora mismo, pero este no es motivo para que no deje aquí colgados sus fotocromos.
Dirige Martin Brest, director de estudio artesanal, responsable de éxitos como "Súperdetective en Hollywood" o "Esencia de mujer". Ahí es ná!!















lunes, 6 de febrero de 2017

SLAM

Resulta muy curioso que dos géneros tan opuestos como son los “Slasher” y las “Sex Comedies” linea “Screwball”, vayan sin embargo tan cogidos de la mano.
Obviamente, son los dos subgéneros que se explotaron en los ochenta con identicas finalidades comerciales, que son atraer a las plateas al público potencial de estas; los adolescentes, con lo que tan extremos como son, tienen bastantes similitudes estéticas y formales, cuando no, llegan directamente a fusionarse en películas como por ejemplo “La Quema” cuyo metraje contiene un porcentaje más que alto de “Camp Comedies”, o “Killer Party” que, directamente, es una “Screwball Comedie” con un desenlace terrorífico.
Pero sobretodo, son dos subgéneros que tuvieron su auge en la misma época. Nunca han dejado de rodarse, pero en esencia, son géneros pertenecientes a una época concreta.
Por eso, no deja de parecerme curioso el fenómeno ocurrido con ambos géneros en España, muy a destiempo; A principios de la pasada década la de 2000, en España, sin saber muy bien a cuento de qué, y en consecuencia al éxito cosechado por el  “Neo-Slasher” con “Scream” a la cabeza, comenzaron a producirse “Slashers” patrios como “Schooll Killer” o “Tuno Negro” como máximos exponentes, mientras que, al mismo tiempo, una productora como “Morena Films”, con tan poca personalidad que asusta, creó un sello llamado “Happy Hour”, bajo el cual produciría “Screwballs” españolas, género este que no se había estilado demasiado en nuestro país. Se pueden contar con los dedos de la mano los “Screwballs” producidos  hasta 2001, “El Rollo de Septiembre” de Mariano Ozores en 1985, y poco más. Pero claro, “American Pie” se había convertido en una especie de fenómenos social, el género vivía una nueva etapa tan fructífera que aún se siguen produciendo títulos, y “Morena Films” quiso subirse al carro, ajenos ellos de la urticaria que provoca el cine español en general al público adolescente al que iban destinadas estas película. Así,  llegaron tan solo a producir tres títulos en 5  años, el primero de ellos “Gente Pez” dirigida por Jorge Iglesias y según un guión del dibujante de cómics Mauro Entrialgo, que resultó un pequéño éxito. Este éxito propició que se pusiera en marcha una nueva película del subgénero, que es la que nos ocupa “Slam” que funcionó un poquito peor, pero funcionó y la que hizo darse cuenta a “Morena Films” que el género no era del todo rentable y con la que paralizó la producción de “Screwballs”, “Fin de curso” que no fue a verla ni Dios.
Todo esto, mientras se estrenaban “Slashers” Españoles como “Más de 1000 Cámaras velan por su seguridad”, “El Arte de Morir” y tantas otras. Con lo que los dos subgéneros van cogiditos de la mano, hasta en España. Y de manera genuina, porque los realizadores no fueron conscientes en ningún momento de esto que cuento.
Y dejando al lado estos paralelismos y la curiosidad, pasamos a “Slam”.
“Slam”, es una película que yo no entiendo como en pleno 2003, año en el que se estrenó, no saltó la liebre por el contenido, por un lado zopenco y de una gratuitidad sexual honestísima –en un momento de orgía, uno de los personajes, en pleno éxtasis, dice “Tengo más rabo que la Pantera Rosa”- , y por otro, extremadamente machista. Es tan machista la puta película, que hasta YO puedo ofenderme en un momento dado. De hecho, estoy seguro que si esta película viniera de las américas, se hubiera protestado de lo lindo, pero como es una película española… pues no pasa nada. Estará rodado con otra intencionalidad, supongo. O es que el público es completamente idiota, opción por la que me decanto. En cualquier caso, lo ideal es que no se proteste nunca, jamás, por el contenido de una película de ficción.
Como fuere, “Slam” gana por goleada en lo que a descerebre, gamberrismo y destetes se refiere, a sus coetáneas Americanas, si bien el guión es lamentable y la dirección tan solo correctita. Únicamente, un buen ritmo en la narración, y un entretenimiento funcional –que gags pocos y malos- hacen que la película tenga un aprobado raspado. Por lo demás, la película es una curiosidad por su pertenencia al subgénero del que ahora hablamos, pero clichés, estereotipos y formalismos, como siempre, están mal entendidos por parte de sus artífices. Digamos que el director, Miguel Martí,  no tiene ni puta idea del género que está tratando. Tiene un par de nociones, pero no lo conoce. Bastante que le salga medio entretenida. Y lo mismo ocurría con otra película de 2004  de similares características, “XXL” de Julio Sánchez Valdés.
“Slam” tomo como protagonista a uno de los actores del culebrón para jóvenes “Al Salir de Clase”, Ivan Hermés, que tan pronto tuvieron tirón mediático, lo perdieron, y se marcan un “Screwball” en el que un periodista veinteañero que escribe para una revista musical de moda ve su puesto de trabajo peligrar cuando le anuncian que solo uno de los redactores conservará el puesto, por lo que decide irse al festival de música “Cactus Féstival” en Andalucía, e intentar entrevistar a la mega estrella del Rock “Slam”, famoso por no conceder entrevistas. Para ello, emprenderá un viaje por carretera junto a su amigo Argentino, en la furgoneta de su padre pollero, que recrea precisamente un pollo con su decoración, y su primo, un Cumbayá aspirante a seminarista. Pero su rival en la revista, que también quiere conservar el puesto, se adelantará al festival para ponerle las cosas difíciles a nuestro protagonista. Mientras, se follarán a tantas guarrillas como les sea posible, por el camino –Lo de guarrillas no lo digo yo, es el trato que, alegremente, se le da a las mujeres en esta película. ¡Ojo! que yo no lo condeno, ¿eh?- .
La película contiene, aparte de escenas directamente plagiadas (quizás inspiradas) de otras películas yankies (una mamada en la que sus artífices acaban enganchados por sus respectivos piercings como en “La cosa más dulce”, un corrida a destiempo como en “Algo pasa con Mary”…) un arsenal de corridas, enculadas, humor homófobo, humor racista, incluso, tetas y más tetas, escatología de todos los colores, drogas, sexo a puñados… vamos que de eso no le falta nada, y aún así, no llega a ser el desmadre que pretende ser, pero se deja ver sin mayor problema.
Como curiosidad, decir que aunque las escenas del festival de música transcurren el un festival ficticio de Andalucía,  estas se rodaron, en parte, en un  verdadero festival  como el FIB de Benicassim y, en parte, en un mega-plató que se construyó en las instalaciones colindantes al complejo de de exhibición cinematográfica Kinepolis, sito en Madrid, dónde se rodaron escenas –un concierto de Amaral- para las que se contó con cerca de 5000 extras.
En el reparto, junto a Iván Hermés, tenemos al Argentino Tomás Fonzi, por aquél entonces popular por su papel en “Una Noche con Sabrina Love”, La Colombiana Juana Acosta, con menos prestigio del que goza ahora (¿renegará  hoy día de esta peli dónde le vemos las tetas y el culo con el único fin de apaliar los bajos instintos del espectador pajillero y adolescente?), el humorista Kimbo, Kira Miró en uno de sus primeros –y únicos- papeles para el cine, o Luke Donovan, reputado músico de la escena indie española, proveniente de Nueva Zelanda, que demostró tener una potente vis cómica en “Gente Pez”, y aquí repitió, no volviendo a trabajar en el cine en su vida.
Por su parte, el director Miguel Martí, que debuto en el largo con “Slam”, rodaría después  la siguiente película de “Happy Hour”, “Fin de curso”, después la popular “Sexy Killer” y en la actualidad, anda haciendo cortometrajes.
En realidad, calidad e intenciones aparte, mola que existan películas como “Slam” dentro del cine español contemporaneo.

sábado, 4 de febrero de 2017

NUNCA APAGUES LA LUZ

Cosas que solo pasan en Estados Unidos: Haces un sencillo y modesto corto casero de tres minutos, sin diálogos y sin mucho más que una idea visual. Tiene éxito en las redes. Lo vendes como la semilla de un posible largometraje. El proyecto es apadrinado por el nombre de mayor peso en el terror mainstream del momento, James Wan. Convierten el corto en la introducción de todo un señor largometraje (incluida misma actriz, Lotta Losten) realizado con medios solventes y que estira la idea hasta la duración estándar. Se estrena distribuido por Warner Brothers y es un bombazo. Toma ya. Encima, luego, su responsable -David F. Sandberg- es fichado para dirigir una superproducción de superhéroes. ¿Fascinante?, ¡mucho!.
"Lights out", que así se llamaba el corto, y así se llama la peli en v.o., narra una historia de fantasmas muy próxima en fondo y forma al cine de su apadrinador Wan. Una silueta de terrorífico aspecto que se mueve entre sombras y es alérgica a la luz, se dedica a martirizar a los miembros de una familia. La madre parece guardar algún nexo de unión con ella. El hijo pequeño lo pasa canutas por las noches, así que pide ayuda a la hermana rebelde y grunge, que es la que pondrá un poco de orden y resolverá el misterioso misterio.
"Nunca apagues la luz" es de esas pelis que se venden como "muy de miedo" y apuestan por poca o nula sangre y mucha atmósfera (el sueño húmedo de cualquier gran estudio que aspira a congregar toda suerte de público). O, cuanto menos, de los recursos clásicos del terror (oscuridad, ruidos, sótanos, etc, etc). Sin embargo, y aunque no les niego que sí da un poco de yuyu (menos que "Expediente Warren" y "Insidious"), lo que más hay son sustos, muchos sobresaltos (como en "Expediente Warren 2"), y funcionan en lo suyo, sí, peeeero los sustos no son lo mismo que el miedo. Es otro rollo, uno más fácil.
Sin embargo, si no tenemos eso en cuenta, y tampoco nos ponemos demasiado exigentes, "Nunca apagues la luz" funciona como una peliculilla de terror sin mayores complicaciones para ver el sábado por la noche con la parienta agarrada a tu brazo. Entretiene lo justo, tiene algún acierto visual (tal vez lo peor, para mí, sea el niño, que no transmite miedo por muchos morritos que ponga) y... ná, que se puede consumir perfestamente.

miércoles, 1 de febrero de 2017

LOS FOTOCROMOS DE "ESENCIA DE MUJER"

Remake de la película Italiana "Perfume de mujer" de Dino Risi, dónde se cambia la sordidez de Italia por el glamour de Estados Unidos, y a Vittorio Gassman por Al Pacino. Obviamente, muy distintas,  aunque muy parecidas, las dos están muy bien.
Pero aquí lo que les dejo son los fotocormos de la Americana.