viernes, 6 de octubre de 2017

CULT OF CHUCKY

Parece ser que finalmente —aunque auspiciado por Universal— es el mercado domestico el que va a afianzar una continuidad de la franquicia de “Chucky”. Tiene todo el sentido porque al final se trata de cine para el fandom, festivalero y hasta marginal en cierto modo, que va a rendir mucho más en el formato domestico que en la gran pantalla, máxime, con los tiempos tan tristones que corren en el mundo de la exhibición.  Y como viene siendo habitual,  semanas antes de su lanzamiento, ya se ha filtrado de manera ilegal en la red.
Estrenada en el Fright festival de Londres, “Cult of Chucky” venía precedida de críticas notorias. También había quién afirmaba que cualquier séptima parte de la saga que fuese, podía permitirse el lujo de ser como le diera la gana. Una justificación como otra cualquiera por parte de un fan que ha de justificar de la manera que sea que la película sea mala.
Continuando las tropelías de “La Maldición de chucky” donde las dejaron, “Cult of Chucky” tiene montones de detallitos que gustarán mucho a los seguidores de la franquicia, pero, sin llegar a las cotas de mierdismo de aquella, lo cierto es que es un aburrimiento de tres pares de cojones que se salva, única y exclusivamente, por los asesinatos en esta ocasión más gráficos y sanguinolentos que en cualquiera de las películas anteriores. Un gore de primera categoría como máximo punto a su favor.
En su afán por contentar al fan, Don Mancini, que retoma una vez más la dirección,  introduce elementos reconocibles de cualquier título anterior de la saga, y más loco todavía, vuelve a introducir en la historia a Andy, el niño de la trilogía original que regresa interpretado ¡¡por el propio Alex Vincent!! quien ya lo interpretó siendo niño. Tenemos hoy aquí a todo un mocetón de cuarenta palos muy obsesionado con Chucky y haciendo un montón de cosas raras en su nombre. También repite Jennifer Tilly como Tiffany, que con 60 espléndidas primaveras continúa siendo una mujer de bandera.
“Cult of Chucky” parece establecer a Fiona Dourif, la hija del propio Chucky,  Brad Dourif (que es clavadita a su padre) como nueva heroína de la franquicia.
Y aunque el tono de la película es serio como se marcó en la anterior entrega, Chucky se reserva unos cuantos chistes a lo largo del film, que marcan un equilibrio entre el horror y la comicidad muy sereno, que le viene bien a una franquicia como esta.
En la parte negativa decir que el argumento es un pifostio de la hostia en el que hasta el meridiano del mismo no sabemos que es real y qué ficción —dentro de la ficción de la película, por supuesto—, o si hay uno o varios Chuckys cometiendo las fechorías.
Nica, la protagonista de la anterior entrega de la saga, es recluida en un sanatorio mental dónde pasará terapia con otros enfermos. La gracia del asunto están en que ella está allí convencida de que Chucky está solo en su cabeza y que los asesinatos que le achaca al muñeco diabólico, en realidad los ha cometido ella. Pronto, para hacer terapia de choque, se les colará por ahí un “Good Guy” que una de las reclusas acogerá como si fuera un hijo propio. Para terminar de redondear el asunto, llegará Tiffany para dejar otro “Good Guy” en el hospital psiquiátrico, por lo que el festival de muertes está servido, a la par que Nica deberá averiguar cual de los dos muñecotes es el que está poseído por Charles Lee Ray… o descubrir si es ella la asesina.
Por otro lado, tenemos una subtrama que nos presenta a Andy ya de mayor, que atesora en una caja fuerte una cabeza medio destrozada con otro “Good Guy” que tiene al propio Charles Lee Ray… tratando de demostrar que la cabeza tiene vida, se monta el belén, el espectador se pierde con tanto “Good Guy”, y Mancini introduce tanta elipsis que vuelve tarumba al espectador. Pero al final se enmienda la cosa en un desenlace digno de una tira del Popeye de Bobby London.
Al final, lo mejor de la película son los muchos y entrañables auto homenajes que contiene la cinta, que al final son pequeños regalitos para el fan de los personajes.
En definitiva: resulta muy floja, pero claro, se trata de un  direct-to-video. Digamos que es demasiado mala para tratarse de una película de la franquicia Chucky, pero que no está mal para ser una videoclubada. Una cosa intermedia.
Yo me compraré el Blu Ray por completísmo puro y duro, pero si no, no creo que malgastase mi tiempo con un segundo visionado.
Con todo, es Chucky. Y vemos a Chucky.
Don Mancini ya anda preparando la octava parte, seguramente también para el mercado del vídeo. Aunque con esta gente, nunca se sabe… Igual luego viene una novena parte otra vez para cine…