martes, 1 de marzo de 2011

EL FASCISTA, DOÑA PURA Y EL FOLLON DE LA ESCULTURA

Sin abandonar al fascista del título, Joaquín Coll Espona, en pocos años, pasó del cine con ramalazos “S”, al cine político con toques de comedia. Obviamente al director le interesan amabas corrientes, y como las modas imperantes en el cine de la transición así lo piden, Coll se adapta como anillo al dedo.
Pero si su anterior película EL FASCISTA, LA BEATA Y SU HIJA DESVIRGADA, funcionaba ligeramente, en esta falsa secuela (Hay muchos fachas en ella, y aparece José Luis López Vázquez, pero no es el mismo personaje de la anterior), se impone tanto el rollo político, que la comedia se queda en una mera anécdota. Como consecuencia, nos aburrimos soberanamente.
Tras la muerte de Franco, un grupo ultraderechista decide hacer una estatua ecuestre del generalísimo. Uno de estos fascistas, se quiere beneficiar a la mujer de un escultor rojo, por lo que le ofrece este trabajo a este tío, que de primeras se niega por sus convicciones políticas, pero acaba cediendo, ante la insistencia de su mujer, que acaba liada con el fascista. Todo esto, desencadenará, supuestas situaciones cómicas.
Un poco de destape, con la poco apetecible Nieves Navarro mostrando miserias, Ovidi Montllor muy contento de hacer su papel de escultor rojo, José Luis López Vázquez no tan entregado como suele hacer habitualmente y un ritmo leeeento, leeeento leeento, en una de esas películas que carecen de interés alguno, para todos aquellos que no se sientan fascinados por el como la historia de un país, afectó a los géneros cinematográficos del mismo. A mi si me fascinan esos factores, y sin embargo, esta peli, no me dice ni fu, ni fa.
Eso si, un delite para los sentidos, el poder ver al gran “Saza”, interpretando al facha con absoluta maestría. No me extraña que se encasillara en este típo de papeles.
Así pues, recomiendo el visionado de esta película con avance rápido, y parando solo en las escenas donde el veterano actor, tira de verborrea fachosa, asegurando, tras un asesinato para-fascista, que a un rojo no se le asesina; se le ejecuta.
Por lo demás… mala.