miércoles, 7 de septiembre de 2011

SECTA SINIESTRA

Pasada ya la moda del cine “S”, Ignacio Iquino, se apunta, sin abandonar las generosas dosis de tetamen, y de forma un tanto tardía, al cine de posesiones infernales, y lo hace a una velocidad escandalosa, un delirio absoluto y un sentido del humor a prueba de balas, pero ningún sentido de la lógica.
Una pareja, llega una nublosa noche a un caserón donde tienen una criada, y donde anda suelta una loca, que según entendí yo, fue antigua novia del galán de la función. Durante un ataque de celos, esta, le saca los ojos con las puntas de un atizador, así que se queda ciego (obviamente). Su actual novia, no puede tener hijos, así que deciden hacer la inseminación artificial. Lo que ellos no saben, es que en la clínica a la que van, se ha infiltrado una secta de adoradores de Satán, que se dedica a inseminar la semilla de Satanás, con lo que la mujer queda preñada del maligno. La secta, acosará a la pareja durante toda la película, además de hacerlo a unas cuantas parejas más. A eso, añádanle la loca que se resiste a quedarse sin novio.
Pues no está nada mal la peli.
Iquino logra recrear un ambiente malsano y sórdido. El humor involuntario (moderado) anula por momentos el terror, pero unos F/X de lo más logrados (a pesar de la falta de medios) y algunos momentos sangrientos, llegan a provocar cierto mal rollo.
Destacan los dos miembros de la secta que se dedican a hacer inseminaciones, ataviados con sotanas negras y soltando peroratas satánicas, que siempre son iluminados con una luz roja, para hacerlos parecer más malvados. Con ese aspecto molón, esa actitud, sus perillas y sus cortes de pelo a la última en aquellos días, se les confiere una presencia muy “Cool”, que deja claro, que Tarantino no inventó nada en cuanto a parejas molonas y carismáticas.
Impagable, también, el hijo engendrado por el diablo, cuya presencia se soluciona con un muñeco bebé de esos con dos dientecitos, al que le han colocado dos cuernecitos en la cabeza.
La película está totalmente desquiciada, tiene ritmo de comedia, pero mas enloquecida si cabe, los acontecimientos se suceden de manera rápida, tanto, que al final se quedan algunos agujeros por tapar y los giros arguméntales son extremos. Te deja la cabeza loca, pero acabamos con la sensación de habernos divertido mucho, sintiendo escalofríos cuando tocaba, y partiéndonos el culo cuando no tocaba.
Desde luego, su condición de película peculiar y extraña la convierte en un incunable y la manera en que está rodada, hace de la peli una rara avis dentro del cine de terror español de los ochenta, que por lo general peca de una lentitud muy característica. Esta parece un episodio del Coyote y el correcaminos.
Para la ocasión, Iquino firma como Steve Mc Coy.