sábado, 26 de mayo de 2012

THE BUNNY GAME

Concebida para ser una peli-escándalo en la línea de "Irreversible", "A Serbian Film" o "The Human Centipede 2" (a la que le une cierta relación estético-formal), "The Bunny Game" podría lograr lo que más ansía con ayuda de algún festival mentecato: que alguien se ofenda, se monte un cirio y salga en los medios para que se inicie el inevitable y cansino debate sobre la libertad de expresión, la censura, y bla, bla. Pero va a necesitar que dios extienda su sagrada mano pajillera y la señale con el dedo, porque lo más que provoca son... ¡bostezos!.
Una prostituta drogadiza se sube a un camión en busca de otro cliente que llevarse al buche. Desafortunadamente, este resultará ser un psicópata que la secuestrará y humillará para su horror (y para nuestra castigada paciencia) el resto de la puta peli, que es bastante (pero sin gore, ni látex, de hecho a penas vemos sangre alguna, la cosa va más de mal trato físico y mental). Y sí, arranca muy bien, muy interesante... pero en cuanto entra en acción el camionero, la cosa cae rodando colina abajo, tornándose repetitiva y rutinaria a cada minuto que pasa. Y lo que al principio se prometía distinto, sumamente atractivo, se vuelve -como decía- agónicamente aburrido. Alguien lo justificaría alegando que esa repetición y esa "no narrativa" están pensadas para aumentar el desasosiego en el espectador... pero no cuela.
Adam Rehmeier, director, se esfuerza mucho en ponernos nerviosos, agobiarnos e impresionarnos a base de imágenes de sexo explícito y más bien violento (mamada al canto), música rayante o estridente, unas primeras tomas largas casi inmóviles que terminan dando pie a un montaje desquiciado y acelerado, berridos distorsionados o el frío blanco y negro. Sin embargo, amigos, de verdad que a mi ni me ha aturdido, ni me ha escandalizado... simplemente me ha creado la más notable somnolencia, lo que, para un producto como este, es mu grave. Tal vez el problema es que, ya de entrada, la chica prota me ha caído mal, lo que ha dificultado toda posible empatía con ella y su sufrimiento... o tal vez sea cosa de mi galopante misoginia, ¿¿quién sabe??.
Resulta curioso descubrir cómo hoy día los cineastas jóvenes que quieren epatar, sorprender, indignar y ganarse etiquetas de esas "cool" tan recurrentes entre modernos y gilipollas, acaban cayendo siempre en la misma trampa, el forzar tanto la nota "diferente", sin honestidad ni sinceridad (vamos, que lo hacen "porque mola", no  porque les salga de los adentros), que sus pelis "raras y bizarras" terminan siendo excesivamente frías y artificiosas, apestando a "plan premeditado" y, en esencia, carentes de toda originalidad, lo que imposibilita el dejarse atrapar/fascinar por ellas. Es algo que ya vimos con "The Oregonian" y se repite ahora con "The Bunny Game".
¿Cual será la próxima?.