viernes, 28 de junio de 2013

HOLA... SEÑOR DIOS

Me hace mucha gracia que  Manuel Esteba, director de cosas como “Viciosas al desnudo” o “SexoSangriento”, unos años antes del auge del “explotation” dirigiera –y escribiera- una película como “Hola… Señor Dios” de contenido religioso e infantil, pero no ausente de ese toque expoliador (El tío quería hacer un “Marcelino pan y vino”, pero en toda regla…esto sería “Marcelino pan y chorizo”), y sobretodo, sensacionalista.
Un niño descubre que su hermana tiene una enfermedad de la cual la ciencia desconoce su origen, y al escuchar a su madre que pedirá a Dios por ella,  este decide escaparse para ir a Belén a decirle al niño Jesús que la cure. Para ello toma un tren, y bajándose en vete tu a saber dónde, vivirá aventuras.
¿Qué cuales son estas aventuras? Básicamente, encontrarse un burro y hablarle al oído, ser recogido en auto-stop por Antonio Machín y ver aterrizar una nave espacial de juguete, de cuyo interior desciende, otra vez, Antonio Machín diciendo que es el rey Baltasar.
La película data de 1968, se estrenó en 1970, y en los ochenta, lógicamente, salió en vídeo. Siendo el niño protagonista, Carlitos Juliá, rubito y con el pelo rizadillo (y de lo más repelente), y teniendo en cuenta que todos los niños pequeños son iguales, entre las muchas ediciones con las que contaba la película, en una de ellas, se intentaba que pareciera Lolo García, para aprovechar el tirón que en vídeo-club tenían las películas  de este… ahora, si consiguieron engañar a alguien, eso ya no lo se.
En definitiva, que la película, además de un coñazo (es de Esteba, ¿qué se creían?) propone un mensaje repugnante. Se trata el tema de la enfermedad infantil con muy poca delicadeza y, conociendo al director, seguro que es hasta intencionado. A pesar de sus 79 minutos de metraje, parece no acabarse nunca, además no pasa nada, y es que, sin serlo, esto es cine contemplativo.
Una patata hervida machacada con un tenedor para convertirla en puré.
Eso si, Manuel Esteba, dos cojones tenía como dos sandías, más jeta que espalda, muy poquita vergüenza… pero a pesar de su más que nutrida filmografía, también menos talento que inteligencia un futbolista, como demostró, sobradamente, en los ochenta… porque, a pesar de todo, esta “Hola…Señor Dios” está un pelín más cuidada, en general, que las que hizo posteriormente. Pero sin llegar a los mínimos.