jueves, 22 de agosto de 2013

FLYING MONKEYS

El ponerse a ver este producto y esperar algo de él, es engañarse a sí mismo. De hecho, lo único que puedo decirles es lo mismo que les dije en las reseñas de “Ogre”, “Cyclops” o sobretodo “Gargoyle” y "Flu Birds horror".  Se trata de un telefilme concebido para cualquiera de los canales temáticos  de la televisión por cable americana. Por encargo, y ejecutados deprisa y corriendo. Así que ya saben; muchos y eternos diálogos y unos efectos especiales generados por C.G.I. de lo más cutre y chabacano, que hacen pensar ya en la tomadura de pelo, porque estoy seguro de que se pueden hacer mejores efectos con ese mismo equipo.
Lo que si que es cierto, es que la premisa de esta película hubiera estado guay para una “mainstream” de gran presupuesto.
Unos traficantes de animales exóticos Chinos, se traen unos monos a USA,  para vendérselos a un individuo que tiene una tienda clandestina. En el avión, por la noche, algo mata violentamente al copiloto, y al resto de los animalillos exóticos.
Una vez en tierra,  lo único que queda en el avión es un pequeño y adorable mono.
Por otro lado, tenemos a una joven cuya relación con su padre es de lo más turbulenta, por lo que, al llegar este tarde a la graduación de la muchacha, para compensar, va a la tienda clandestina y le compra el mono.
Todo va bien, hasta que el mono por las noches se convierte en un monstruo alado que despedaza a todo aquél que se pone en su camino.
Se traslada la acción a China, y allí, unos cazamonos nos explicarán que esos monos, no son monos, sino “Xigos”, es decir unos monos que por la noche se convierten en demonios. Si les disparas, se multiplican y para matarlos hay que utilizar armas bendecidas. Para que estos mueran, tendrán que matar al jefe de todos ellos, que da la casualidad que es el que ha comprado el señor ese a la chica, a la que por otro lado, el mono no se carga porque le ha tomado cariño.
No está mal. El problema que acarrea es su condición “Sy Fy Channel”. Y eso que la nueva tecnología está en demasía avanzada, y con los “looks” de las nuevas cámaras de vídeo, estas películas ya no parecen pobres producciones rodadas en vídeo, puesto que no se distingue de los 35 mm. etalonados. Luego, tiene toda ella look de producto Hollywoodiense, hasta que aparecen en escena los putos monos de C.G.I., que causan vergüenza ajena… pero vamos, que la historia no está mal.
A su favor, decir que estos monos hacen fluir de las personas que machacan toneladas de sangre, que esta, afortunadamente, no está generada por C.G.I. y que si somos permisivos, al final, te la ves del tirón sin ningún tipo de problemas.
Además, se trata de un debut tras la cámara, el de Robert Grasmere, quien antes de esto, además de hacer todos los oficios imaginables del mundo del cine, se dedicó a supervisar los efectos especiales de películas tales como “Perseguido”, “Salt”, “Demolition Man” o  “El coleccionista de huesos”. Ya podría haber supervisado también los de su propia película.