sábado, 28 de septiembre de 2013

MANIAC (2012)

Mi primera reacción al saber que el Frank Zito de este “Maniac (2012)” lo iba a interpretar  Elijah Wood, fue de llevarme las manos a la cabeza. Y la desconfianza me acompañó hasta que he podido ver la película y comprobar “in situ” que Wood es un mediocre Joe Spinell, pero un magnífico Frank Zito.
Ya conocen la historia, aquí convenientemente tuneada para que no chirríe con los tiempos que corren. Un fabricante de maniquíes tiene citas a través de webs de contactos en Internet, o a través de prostitutas. Bien, pues debido a un trauma que arrastra a raíz de contemplar de niño como su mamaíta se follaba a los tíos de dos en dos mientras se ponía turcia a oler cocaína, su misoginia es tal, que acaba matando a toda aquella que osa tocar su cama. Además, las arranca el cuero cabelludo y se lo pone en la cabeza a los maniquíes que fabrica.
Un buen día aparece en su vida una fotógrafa con la que parece tener varios puntos en común, además de cierta atracción sexual mutua.
Tanto Alexandre Aja, productor, como el director Franck Khalfoun, saben perfectamente lo que el fan medio piensa del aspecto del nuevo Zito, así que se ríe del aficionado, haciéndole decir a la primera víctima de este, en el primer encuentro: “Creí que serías gordo, con bigote, grasiento y con la cara picada”. Tras esto, descubrimos que Elijah Wood si no tiene el aspecto repugnante de Spinell, sí que consigue, al menos, llegar a ser tan desquiciadamente sórdido como él, lo que demuestra la gran composición actoril que ha ejecutado Frodo, que pequeño, con ojos azules, cara inocente y no excesivamente feo, llega a causar en el espectador la misma grima que un individuo que ya la causa únicamente con su físico, lo que es un logro muy grande. Y una garantía… Frank Zito debe dar asco, caer mal al espectador, o de lo contrario la película no funcionará en absoluto.
Además, “Maniac (2012)” es por un lado innovadora: Toda ella está rodada desde el punto de vista de Frank Zito, todo lo que ve el espectador lo ve a través de sus ojos, y solo vemos el cuerpo de Elijah Wood cuando este se mira en el espejo, o salvo contadas excepciones, en las que la cámara avanza y se coloca en tal ángulo que podamos ver el asesinato que se va a cometer, para luego volver al interior de Frank Zito. Seguramente hay referentes anteriores de esta forma de rodar, pero yo no los conozco y, por ende, la cosa funciona.
Por otro lado, la película es terriblemente respetuosa con la de William Lustig, Esto es, que si se han tomado ciertas licencias, siguen los mismos patrones que la original, con lo que las escenas más punteras, están ahí y seguimos con un argumento ínfimo, en pro de una sordidez que acabe desquiciando al espectador. Lo consigue.
Y sigue ganando puntos este remake, cuando su predecesora estaba rodada en 16 mm. con los hándicaps que supone este formato para beneficiar el look al darle, por si solo, una textura perturbadora… Aquí, con todos los avances de lo digital, con una estética del todo moderna que abusa de los quemados y de los desenfoques, el director, consciente de esto, se recrea tanto en las escenas sangrientas, estas son tan repugnantes, que no llegan a causarnos las sensaciones de mal cuerpo que nos causaba “Maniac”, pero casi.
Eso si la comparamos con la película que remakea, como película independiente, si no fuera un remake, que quieren que les diga; estamos ante una de las mejores películas de “Psycho Killers” de la última década y, por ende, ante una de las muestras de cine de terror-gore más efectivas y aterradoras de las que se pueden ver últimamente, únicamente lastrada por el hecho de soportar el peso que soporta, la película de William Lustig, que ya es mucho, y aún así sale airosa.
Añadan al conjunto, una banda sonora electrónica y turbadora, que consiguen que “Maniac (2012)” no salga de tu cabeza muchos minutos después de haber finalizado el visionado.
Así que, sí, me ha gustado mucho, y se agradece ver a estas alturas cosas tan serias, repugnantes y perturbadoras. Es un remake tan digno como lo fue el de “I Spit in your grave” o incluso más, que, inevitablemente, se ha visto claramente influenciado, en estilo, por todo el cine de terror francés de última hornada, lo que en este caso, gracias a dios, es bueno.
El guión, teniendo siempre presente el original de Joe Spinell, lo firman el propio Alexander Ajá y Grégory Levaseur como es habitual en sus producciones.
Y el director, Franck Khalfoun, además de actuar  en pequeños papeles en “Piraña 3-D” o “AltaTensión”, ha dirigido cositas como “Parking 2” o videoclubadas como “A un paso de la muerte”.
Me parece que los gabachos, acabarán alzándose.