miércoles, 30 de octubre de 2013

FLASH BACK, VERANO SANGRIENTO

Una niña pequeña observa como un individuo vestido de mujer quita la vida a toda su familia, brutalmente, armado con una hoz, motivo este por el que acaba recluida en una institución mental. Aparentemente recuperada, y aunque aún tiene sueños con lo ocurrido, sale a la calle a rehacer su vida, cuando de pronto el asesino de su familia reaparece de nuevo en su camino.
Slasher” de nacionalidad Alemana,  estúpido y de estética muy colorida y alegre, que obviamente, y probablemente por el total desconocimiento del director de la existencia del género que se atreve a filmar, no se nutre de la formula ochentera, sino de la noventera, siendo deudora, totalmente, de los “Screams” de Wes Craven y Kevin Williamson, de “Se lo que hicistéis el último verano” y demás, tomando sus estructuras, formulas y giros argumentales finales.
Una absoluta porquería con un asesino que no solo es que apenas haga acto de presencia, sino que además, intentando convertirse en un icono germano, de puro exagerado que es resulta ridículo y caricaturesco.
Ya no solo por esos coloridos de comedia adolescentes, sino porque el puto asesino se dedica, también, a matar a los perros que se le cruzan por delante esta puta mierda ya me cae antipática.
Ahora, algún cafre de los que leen esto, se le pondrá gorda, solo porque la bazofia esta tiene buenas dosis de salpicones sangrientos.
Y ¡que coño! La spoileo. Al final el asesino es la protagonista, el travestido solo es producto de su imaginación. Que original.
Una peste que no sirve absolutamente para nada ya que, efectivamente, los “slashers” han de ser aburridos, pero este, además de serlo, y  no por contemporáneo, es que es absolutamente deleznable. Más que un homenaje al género, directamente, se caga en el. Y es que ¿Qué coño sabrá un Alemán? Al lado de esto, cosas como “Tuno Negro” o “School Killer” eran obras maestras. O al menos, más conscientes y honestas.
El alemanito que se dirige esta mierda, con gafitas y cara de bueno,  y que flipó con “Scream” se llama  Michael Karen,  que habiendo hecho un par de películas para cine, esta entre ellas, su carrera se basa en productos televisivos varios. Como un director video-clubero americano, pero de Alemania, lugar donde sus productos televisivos no son muy populares precisamente.
No la vean.

martes, 29 de octubre de 2013

EUROPA REPORT

Pregúntale a cualquier enamorado de la astronomía y te dirá que, a día de hoy, Europa, una de las lunas de Júpiter, se encuentra entre los cuerpos celestes más interesantes y atractivos de nuestro sistema solar. Totalmente congelado por fuera, pero caliente en su núcleo, se cree que bajo la gruesa capa de hielo que constituye su superficie podría haber un oceáno y que este, al estar también en contacto con el calor que desprende el interior del satélite, podría contener formas de vida, igual que aquí en la tierra las hay en las partes más profundas y calientes del oceano. Fascinante. Tanto como para que alguien decidiera convertir a Europa en el tema central de una película de ciencia ficción narrada a través de la técnica del "found footage" que tantos amores y odios despierta. En el caso que nos ocupa hablamos del subapartado "cámaras de seguridad", lo que significa un florido grupo de imágenes más o menos estáticas. No es que me moleste cuando la cosa va de aficionados con mano temblorosa, pero soy consciente que hay quien lo agradecerá.
"Europa Report" (también conocida como "Europa One") narra el viaje de la primera misión humana a la mentada luna, sus complicaciones, sus éxitos y del hallazgo de vida alienígena, una que resultará ser más que problemática. Es posible que, a estas alturas, muchos de ustedes se acuerden de la temáticamente afín "Apollo 18", pero, creánme, aquello era un coñazo tremebundo carente de imaginación y suspense. Todo lo contrario del film del que hablamos ahora.
No esperen aliens armados con pistolas láser o cosas así, "Europa Report" apuesta en todo momento por la verosimilitud más o menos científica, por la sutilidad, por mostrar poco y bien, antes que mucho y mal. Evidentemente el que esté muy puesto en estos quehaceres localizará mil incongruencias, pero los paletos como yo lo encontrarán todo razonablemente creíble y realista, gracias en buena parte a un puñado de efectos especiales muy logrados. Cada vez resulta más difícil descubrir donde acaba la imagen real y comienza la infografía. La verdad es que el acabado técnico de "Europa Report" es redondo, buenísimo, y cuesta creer que se trate de un film confeccionado con pocos medios. Que lo es.
Claro, aquí yo juego con ventaja, porque me apasiona el tema, del principio al final, me apasiona Europa, me apasionan los viajes al espacio (nota: mientras un texto que abre el film habla de "el primer viaje del hombre al espacio profundo", el doblaje se come esta última palabra y lo deja en "el primer viaje del hombre al espacio", lo que es una chorrada, porque hace años que llevamos mandando personas allí) y me gustan mucho las películas que narran todo ello con solvencia y tecnicismos, más incluso que las fábulas donde prevalece la fantasía total y absoluta. Por todo eso, "Europa Report" me encantó. Me gustó mucho, mucho. Me mantuvo totalmente clavado delante de la pantalla, sin poder ni tan siquiera darle al "pause" para ir a la nevera a por una manzana. Ayuda mucho el constante suspense que destila, porque para algo se trata de, esencialmente, un thriller. Tensa y emocionante, te tiene en vilo a lo largo del metraje, a lo que contribuyen momentos más que efectivos como el fallecimiento accidental de uno de los astronautas cuando sale a reparar la antena de comunicaciones o, ya aterrizados en Europa, el paseo en el exterior de una bióloga marina y, claro está, lo que se encuentra. Este último era un asunto que me preocupaba mucho, ¡¿me decepcionará cuando aparezca el "marciano" de la historia?!, ¿terminaré pensando, una vez más, que hubiese sido mejor limitar la trama a cuestiones tecnológicas?, pues no, el tema alien está tan bien tratado, con tanto cuidado y mimo, que no entorpece ni decepciona, funciona muy bien y en su justa medida. Chapeau!.
El rostro más reconocible del reparto es el de Sharlto Copley, protagonista de "Distrito 9" y "Murdock" en el "Equipo A" cinematográfico.
El director, Sebastián Cordero, nació en Ecuador y aunque tiene unas pocas pelis previas, esta es la primera vez que sé de su existencia. A partir de ahora le seguiré con gran interés.
En fin, a mi me ha encantado... es más, me la pienso agenciar legalmente en dvd en cuanto se me presente la ocasión, con eso se lo digo todo.

lunes, 28 de octubre de 2013

ÁNGELES GORDOS

No por muchos es sabido que el gran Manuel Summers fue un director de “éxito” en los U.S.A. Sus películas sobre adolescentes que se enfrentan a embarazos no deseados y que tontean con la masturbación y demás argumentos, tuvieron su hueco en los circuitos “Grindhouse” Neoyorquinos. Como lo leen, sus películas se estrenaban en sesión doble junto a “slashers” o películas de “kung-fu” como si de “exploitations” se tratara, puesto que, de tan raras para el espectador caucásico, alimentaban sobremanera el morbo de los mismos.
Así que no es de extrañar que los productores americanos pronto le ofrecieran rodar una película en los Estados Unidos. De este modo nace “Ángeles Gordos”.
Claro que la mentalidad de los productores poco tenía que ver con la de Manuel Summers. Me refiero a que, seguramente, estos querrían una película lo más morbosa posible, pensando, quizás, que Summers era un director perverso y mercenario, cuando su cine en un principio, al menos en nuestro país, era considerado casi de autor. El tema es que le financiaron una película para exhibirla en los cines de las famosas calles 42 y 74 de Manhattan; Ya saben,  cuanto más sórdido, mejor.  Pero para la propuesta, Summers, ajeno a las “grindhouse movies” y  la “explotaition”, se lo tomó como lo que en realidad era, su salto al charco en esto del cine. Así que gozando de plenas libertades, rodó, sin despeinarse, y con la ayuda de Chumy Chumez en el guión, una bonita comedia romántica a la americana, pero además, tuvo la certeza de añadir a esa historia de amor un aliciente, el aplicarla a los problemas que tiene la gente obesa para relacionarse. Una película divertida, entrañable, entretenida y excelentemente filmada, que con cuatro duros que le dieron parece “alta comedia”.
La película, en U.S.A, fue un rotundo fracaso. Habría que ver la cara de los productores cuando seguramente esperaban una historia de jovencitas que abortan en Londres, o adolescentes perdiendo la virginidad con su maestra, y recibieron una película de muy sutil buen gusto y apta para todos los públicos. En España no fue mucho mejor, pero, irónicamente, se trata, sin duda, de una de las mejores obras de su director.
Rodada en Nueva York, nos cuenta la historia de un joven músico de Broadway, obeso para más señas, que contesta a un anuncio de la sección de contactos del periódico, en el que una mujer busca novio. Las características de este, gustos y aficiones de ella, coinciden exactamente con los suyos, así que surge el amor en la distancia. Pero claro, al ser un grasiento y purulento gordo de mierda, en vez de enviarle a la chica una foto suya, por vergüenza, le envía la del galán del musical en el que trabaja. Por otro lado, ella, resulta ser otra gorda que trabaja como criada, que le hace a él exactamente lo mismo: le envía una foto de la hija de la mujer para la que trabaja, con lo que se liará la madeja, cuando ella acude a  New York a conocerle. Pura comedia de enredo, con un argumento muy de película de aquí, pero mejorado por los escenarios y excelentes (aunque desconocidos) actores.
Y un argumento muy en vigencia porque, hoy día, ya no en los contactos del periódico, pero sí en las páginas de Internet destinadas a lo mismo, es habitual  lo de las fotos, si no de otras personas, sí  de las que buscan pareja, pero de veinte años atrás, como ustedes, queridos y pajilleros lectores, muy bien sabrán (Ja!).
Así pues, una más que recomendable película.
En el reparto destaca  Michael McManus, que luego hizo de secundario en cosas como “Poltergeist” o “Loca Academia de policía 4” o Jack Aaron, visto en las series “M.A.S.H”, “Ironside” o “Kojac” y del que Summers era admirador.

sábado, 26 de octubre de 2013

ASESINATOS ANUNCIADOS (SCREAMPLAY)

El catálogo de Troma se divide en dos partes. Por un lado tenemos las películas de producción propia y por otro las que el sello adquiere para su distribución previo lavado de cara "tromático". Dentro de esta segunda categoría destaca la ingeniosamente titulada "Screamplay" (bautizada en España de modo menos inspirado como "Asesinatos Anunciados"), que en muchos hogares está considerada como lo más destacable del imperio Troma. Mejor o no, lo que nadie puede discutir es que "Screamplay" es un film muy peculiar, atípico, destinado a ser "cult movie" nada más nacer y que merece la buena reputación que arrastra.
Todo comenzó a mediados de los 70. Rufus Butler Seder, fan del cine de terror y aspirante a filmmaker, viaja a Hollywood desde su Boston natal. Allí conoce a dos tipos con los que acabará escribiendo el guión original de la obra. De vuelta a casa, crea junto a Dennis M. Piana el colectivo "Boston Black and White Movie Show", donde ruedan pequeños cortos abstractos de entre tres y quince minutos de duración. Llegan a producir 25 en tan solo año y medio. La cosa se vuelve tan ambiciosa que, finalmente, deciden ponerse manos a la obra con un largometraje comercial que les haga despegar, y es ahí donde Seder (que entonces contaba 38 tacos) recupera el guión de "Screamplay". Igual que hiciera Sam Raimi con "Posesión Infernal", el equipo rueda una bobina de muestra esperando así convencer a posibles inversores. Tras muchos esfuerzos, reúnen 50.000 dólares y comienza la producción un día cualquiera de 1983. Esta se desarrolla a lo largo de tres semanas. Dadas sus limitaciones, el formato elegido son unos granulosos 16mm. El equipo se mantiene fiel a la estética y las formas de los trabajos que hicieran para el "Boston Black and White Movie Show", solo que aplicándole una pátina más comercial tal y como explicaba Dennis Piana, que ejerce de productor y director de foto: "Hemos elegido cuidadosamente los diversos elementos susceptibles de seducir al público. A lo largo del rodaje, no cesamos de pensar en los espectadores, qué podría interesarles: la dramaturgia de las muertes, la estética, el look particular del blanco y negro...". Aunque en un principio, y por aquello de ahorrarse billetes verdes, la intención es rodar todo en exteriores, finalmente se opta por lo opuesto. Vamos, que no salen del estudio (por pequeño que sea) más que para viajar a Hollywood durante el fin de semana y tomar las imágenes necesarias para los trucajes fotográficos a base de proyección frontal y "mates", cosas estas de las que básicamente se encarga el mismo Butler Seder.
De entrada "Screamplay" opta por narrar una historia más bien clásica de misterio y terror, recubierta de un negro sentido del humor: Un guionista novel e ingenuo llega a la meca del cine, dispuesto a triunfar. Se instala en un hotelucho plagado de los más estrambóticos y dementes personajes. Poco a poco estos comenzarán a ser asesinados, con la mala pata de que sus muertes habían sido escritas previamente por el joven aspirante (que, por cierto, se llama "Edgar Allen"). Así, contada, parece bastante normalilla. Y lo es. A nivel narrativo "Screamplay" funciona, aunque por los pelos, rozando en ocasiones el aburrimiento. Afortunadamente, es aquí donde entra en juego su peculiar estética, tomada prestada del cine negro de los años cuarenta y, muy especialmente, del expresionismo Alemán de los años veinte (de hecho, hay un par de menciones muy directas a "El gabinete del Dr.Caligari" y "El Golem"). Claro, el contraste entre sus fabulosos y artesanos trucajes de sombras y luces y su narrativa más moderna, a base de mezclar terror y comedia, hacen del film un producto sumamente marciano y que merece verse e incluso tenerse.
Como suele pasar en estas cosas del cine genuinamente independiente, y de bajísimo presupuesto, Rufus Butler Seder se ve obligado a hacer de todo. Es el director, el co-guionista, el montador, se encarga de algunos trucajes y, obvio, de protagonizar el show. Le acompañan la troupe del "Boston Black and White Movie Show" al completo y un personaje tan interesante como la misma película: George Kuchar. Hablar de George Kuchar es hacerlo de un cacho de la historia del cine "underground" original (el de verdad, vamos). Junto a su hermano Mike, destacó en aquellos tiempos al lado de gente del calibre de Andy Warhol, Kenneth Anger o Jack Smith produciendo pequeñas películas en 8 y 16mm. Los hermanos Kuchar, y especialmente George, han dejado huella por ser los primeros en atizar al espectador a base de "trash", "camp" y "kitch", mezclando los colores chillones y el melodrama exagerado de Hollywood, con la cutrez y la sordidez propia del Bronx que habitaban. Dicho de otro modo, todo aquello que ha hecho famoso a John Waters, quien robó sin vergüenza del universo de los hermanos Kuchar. A lo largo de los años, continuaron haciendo películas de modo incansable, siempre dentro de la ultra-independencia y usando todos los formatos que tuvieran a mano (vídeo incluido). Desafortunadamente, y tras una carrera absolutamente prolífica, el año 2011 George Kuchar fallece. A día de hoy, y sin su otra mitad, Mike mantiene bien viva y humeante la llama del legado Kuchariano. Se recomienda el visionado del estupendo documental "It came from Kuchar" para saber más al respecto. El caso es que a mediados de los 80, George Kuchar fue contratado por las mentes pensantes tras "Screamplay" para interpretar a "Martin", el conserje del hotel donde se desarrolla la acción, alegando que: "Para hacer un film comercial, hacen falta varios ingredientes: litros de sangre, sexo y una estrella. Nuestra estrella es George". Por lo visto, y según cuenta el propio Kuchar en su autobiografía ("Reflections from a Cinematic Cesspool"), tanta fue la entrega que puso en la escena de su muerte -donde atravesaba una pared falsa- que se partió el tobillo, y acabó ingresado en el hospital luciendo el tétrico maquillaje de tez blanca aplicado a todos los actores de la película. ¡Qué cosas!. Este incidente arrasó con un buen cacho del presupuesto del film, algo que se sumó a los muchos disgustos que un ilusionado Rufus Butler Seder se llevaría a lo largo de la confección de su desvirgue.
Terminada "Screamplay", y tras una notoria vida festivalera, es adquirida por los mandamases de Troma y remontada a placer. Contentos con el resultado, Rufus Butler Seder y Dennis Piana planean un nuevo largometraje, a todo color y con un presupuesto de millón y medio. "Understanding Human Behaviour" se pretendía una comedia de ciencia ficción satírica inspirada en una novela de Thomas M. Disch, sin embargo el proyecto nunca vio la luz. De hecho, Seder, imagino que cansado y decepcionado por la experiencia, no hizo ningún largometraje más, prefirió enfocar su creatividad por otros derroteros. Actualmente es un reconocido artista visual, inventor y escritor de libros infantiles (algunos de ellos disponibles en España). Fascinante personaje.


Y para rematar, una imagen curiosa del rodaje, directamente escaneada de las páginas de un viejo "L´Ecran Fantastique"....

viernes, 25 de octubre de 2013

ALAS ROTAS

Tardía  explotation” patria de “Top Gun”, perpetrada por el manazas de Carlos Gil, asistente de dirección del mismísimo Spielberg (no se confundan que, básicamente, el asistente del director es el que le trae los cafés, o le masajea los pies) y de otros tantos directores de Hollywood cuando estos ruedan en España, y que cuando consigue una subvención para dirigir él mismo sus propias películas, apuesta por géneros más “Hollywoodescos” y comerciales de lo que nos tienen acostumbrados los directores nacionales.
Y si bien es cierto que cuando se apuesta por cosas “a la americana”, como pasó con títulos ajenos pero de renombre como “Los Otros” o “Lo imposible” que por lo general  son un éxito, las del amigo Carlos Gil pasan completamente inadvertidas. ¿Motivos? Obviamente los presupuestarios, pero  a parte, hago especial hincapié en resaltar la facilidad que tiene el amigo para hacer ridículo todo aquello que filma.
Su carrera como director es mas bien escueta, se reduce a unas pocas series de televisión y a tres películas, una de las cuales, “Las llaves de la independencia”, no se siquiera si llegó a estrenarse. La otra sería un “slasher” con Paul Naschy en sus filas que, aunque evidentemente ridículo y chabacano, a mí me funciona, “School Killer”. Y la que nos atañe, este “Alas Rotas”.
Cuando digo que es una “explotation” de “Top Gun”, no me refiero a plagio, no me sean mal pensados, pues salvo por la temática de  los pilotos de aviones de combate, no se parece en nada a la protagonizada por Tom Cruise en los ochenta, aunque, obviamente, se nutre de su rollo y estética.
Un piloto del ejército del aire está enamorado de su profesión, pero un buen día el médico le dice que tiene un tumor en el cerebro que le hace tener cambios de humor, y que le puede llevar a la muerte. También le prohíbe volar. El muchacho, consternado, decide romper sus pruebas médicas, ocultar a todos los que le rodean su enfermedad, y volar igualmente, en consecuencia, estando en el aire, pierde el control del avión que pilota y se mata. Con dos cojones.
Jamás me topé con una película tomada más en serio por sus responsables, y que sin embargo, provoque tantas risas involuntarias por un lado, y por otro, tantisima vergüenza ajena.
Una vez se nos ha presentado los personajes, se nos han mostrado algunas de las imágenes aéreas -estúpidas al fin de al cabo, no son combates aéreos, ni los hay en la película, son  solo maniobras y acrobacias- filmadas en video para colar en un metraje de 35 mm. que canta por soleares, y se nos ha expuesto la trama principal, la de la enfermedad del protagonista cuyos síntomas nada tienen que ver con los de un tumor real, ya se les acaba lo que tenían que contar… por lo que se tira el resto de la película, o sea, una hora y veinte -porque en cinco minutos se nos cuenta todo esto- intentando tirar para adelante sin que exista más argumento. Entonces es todo relleno, vemos los cambios de humor de protagonista que, incluso, llega a hablarle mal a su hijo de seis años ¡¡¡doblado por un adulto!!! O  a abofetear a su mujer  mientras la acusa de querer follarse a su hermano. Claro, como les oculta su enfermedad, nadie comprende esos cambios de comportamiento. Ni el espectador entiende esas interpretaciones. Por otro lado tenemos al Teniente Coronel, que advierte mucha inutilidad en el aire por parte de nuestro prota y no quiere que si se mata en el aire, esa muerte pese sobre el… así que se pasa la película preguntando al hermano de este si sabe algo sobre la salud del hermano.
O sea: Un tumor que te hace volver bipolar y maltratador, unos pilotos que se suben a los aviones para alardear, y un final desperado para darle más dramatismo a la ya de por sí dramática premisa. Jamás vi yo semejante puta mierda en una pantalla, y por ende, todo se torna divertidísimo, claro…
No deja de llamarme la atención las bochornosas interpretaciones. Como piloto enfermo tenemos a una especie de neandertal italiano, que con rasgos embrutecidos, no comprendo como al director de casting le pareció adecuado para hacer del galán de la función, Fabio Fulco, que además de feo y desagradable, mas que a la víctima de un tumor parece que esté interpretando a un retrasado mental. Es más, debe tener tanto acento italiano que, estando la peli doblada, a este le pone voz el reconocible José Luis Gil (¿Será hermano del director?) que sin ser en absoluto mal actor, ni de doblaje ni físico, dobla a este personaje como con pereza, como si supiera que está doblando una mierda de película y no pusiera ni una gota de interés en hacer bien su trabajo.
Tenemos a Ana Álvarez, malísima actriz que despuntó a parte de por tener un culo estupendo y unas de las mejores tetas del cine español, por hacer de retrasada en las películas “La madre muerta” y “Aquí huele a muerto… ¡pues yo no he sido!” pero que, sin embargo, aunque sale simulándole una felatio a Fabio Fulco no enseña ni las tetas ni el culo en esta película, ergo, no sabemos que pinta en la misma. Interpreta como puede a la esposa de “el del tumor”. Hoy por hoy, está muy envejecida la pobre.
Como Teniente Coronel, tenemos a Ramón Langa, que cuando dobla a Bruce Willis o a Kevin Costner lo hace muy bien, pero cuando le toca dar la cara, menuda mierda de películas ha hecho… Bien, pues aquí le tenemos. Dentro de lo estúpido de su papel, Langa lo hace exactamente igual que siempre, así que bien.
Mónica Van Campen aparece para enseñarnos las tetas y el coño, y actúa tan fétidamente como de costumbre, como una palurda que lee, y aún así, hay que llamarla actriz. Carlos Fuentes, el pobre, pasaba por ahí para hacer, como siempre, de macarrilla, aunque esté interpretando a un monarca. En este caso es un secundario que pinta más bien poco. Y tenemos también el debut (y despedida) en el mundo de la interpretación de Tony Aguilar, ese desagradable locutor de radio fórmula de “Los 40 principales” que durante los noventa se las daba de rapero, y que sobreactúa hasta para decir buenos días. Proporciona regocijo y carcajadas en todas y cada una de sus exageradas apariciones.
Pues todo este montón de enfermiza escoria, convierten a una película, que técnicamente no está mal (Carlos Gil, más o menos, tiene oficio), en un delirio absoluto, que sin que contenga ninguna estridencia, intencionada o no, para provocar la sonrisa al espectador, lo consigue y sin nada del otro mundo, es decir, que aquí no hay monstruos de goma espuma, sangre de color rosa, ni demencia en su argumento. Únicamente una historia de mierda. Se explota una película mítica de veinte años atrás que no por hacerlo a destiempo va a convertir en éxito instantáneo. Unos actores espantosos que enmiendan sus ya de por si lamentables carreras, y un director que yo no se si no tiene ni puta idea de lo que hace, o lo sabe perfectamente.
Total, es una peli española de 2003. Será un chanchullo como lo son todas las películas españolas desde finales de los ochenta.

jueves, 24 de octubre de 2013

LA MANSIÓN DE LA NIEBLA

El debut en la dirección de Francisco Lara Polop, director legendario de la comedia española que trajo a nuestras pantallas éxitos tan grandes cómo “Virilidad a la española” con Fernando Esteso o “Le llamaban J.R.” para lucimiento de Pepe Da Rosa, pero también cosas más sórdidas como “Cebo para una adolescente” o “La patria del Rata” de menor calado en el subconsciente popular, se adscribe al género fantástico y a los míticos 70 mm. tan populares a finales de los 60 y primeros 70.
Según TODAS las bases de datos consultables y por consultar, la película está co-dirigida por otro grande de la comedia  como es Pedro Lazaga, sin embargo, en la película no hay ni un solo nombre, o pseudónimo, que así lo acredite.
Cuenta la historia de diferentes personajes, que en medio del campo, y por culpa de la niebla, dan a parar todos a la misma mansión.  Allí, se les cuenta los problemas que hubo tiempo atrás a causa de un vampiro. Trasteando por la mansión, cada personaje irá presenciando extrañas muertes, extraños poltergeist y demás parafernalias “fantaterrorificas”.
“La Mansión de la niebla”, coproducida con Italia, y con título internacional de “Murder Mansion” (entre otros cuantos), digamos que tiene un montón de cosas buenas, pero tantas como malas, y si equilibramos la balanza el resultado se inclina más hacia las malas. Porque adolece de lo de siempre, a saber: Ritmo nulo, desarrollo confuso, guión no del todo sólido e imperante aburrimiento. Así, una atmósfera totalmente envolvente, momentos de horror más que convincentes, escenografía y fotografía perfectas, no logran imponerse al coñazo que, a rasgos generales, supone sentarse frente a “La Mansión de la niebla”.  De poco sirve que diga que, en el lado positivo, sea deudora, y recree con eficacia, los entornos de las películas detectivescas a lo Agatha Christie, tipo “10 Negritos” o, más en su línea, “La Bestia debe morir”, sin ser una de esas en las que hay que averiguar quien es el asesino, ya que anda más bien encaminada a territorios “zombies”, a pesar de que se hable en su argumento, constantemente, de un vampiro.
Y es que con el cine de terror español setentero si, técnicamente, una película es impecable  pero no se apoya con lo narrativo, la cosa sirve para bien poco, porque, al contrario, si un coñazo es técnicamente una chapuza, igual con las dosis precisas de inutilidad se torna buena… no sería este caso, porque, a pesar de la buena prensa que acompaña a esta película por parte de, como no, el fandom especializado, que siempre se deja llevar por la pasión a la hora de evaluar sus géneros favoritos,  “La mansión de la niebla” está demasiado bien hecha y las interpretaciones son demasiado dignas para que la tengamos en cuenta como “peli chunga”, por lo que solo se queda en coñazo, que es lo peor que le puede pasar a una película. Eso si, un coñazo bonito. Demasiado bonito para mandarlo a quemar, ya que lo momentos buenos, son demasiado buenos y, hasta por momentos, da miedo, provoca inquietud. Pero no son tantos como para tenerla en cuenta… y así sucesivamente.
En definitiva, que la película se queda en tierra de nadie, y tajantemente, no ha obtenido repercusión a posteriori porque es la definición misma de sosería.

miércoles, 23 de octubre de 2013

ATAQUE A LOS TITANES

Esta es la serie anime (y el manga) del que habla todo el mundo otaku, ya sea en Japón, en Francia, o en  nuestro país, España. En webs especializadas, en los podcast del genero y allá donde se trate de manga y anime, Ataque a los Titanes estará presente, es el nuevo fenómeno, al igual que lo fue Death Note hace unos años. Por lo que he leído y escuchado, lo que realmente merece la pena es el anime, y es que todo el mundo se queja de la calidad grafica del manga.  Del creador y dibujante, Hajime Isayama han dicho los entendidos que no sabe dibujar, que su perspectiva es nula y que en definitiva es una manazas con los lápices. Pero también alaban la historia que ha parido y la tensión que el espectador siente al verla,  ya que es una serie donde no sabes que esperarte ni quien es el próximo personaje protagonista en morir. Si he dicho protagonista, pero no quiero dar muchas pistas.

La historia va tal que así, estamos en el futuro, el mundo como lo conocemos ya no existe, lo que hay ahora es una sociedad tipo steampunk, aunque más tirando al lado victoriano, ya que las maquinas son complicadas de producir. Hace muchos años, aparecieron los Titanes, algo parecido a seres humanos gigantes de inteligencia limitada y cuerpos que se regeneran casi al instante de sufrir daños. Estos Titanes no parecen tener ningún interés por su mundo salvo el de devorar seres humanos. La población humana que sobrevivió a los ataques iniciales de los Titanes, construyo tres enormes murallas, dejando en el centro el palacio real y la ciudad donde solo los ricos pueden vivir. Tras esta muralla cientos de kilómetros avanzan hasta la segunda pared. En esta zona viven gentes con más o menos dinero pero en su mayoría son también campesinos. Mas allá esta la ultima muralla (cada una tiene nombre de mujer, María, Rosa y Sina) tras ella viven en su mayoría gentes humildes cuya principal ocupación es el campo. Aquí es donde viven los tres protagonistas principales de la serie, Eren, Mikasa y Armin. Eren y Mikasa son hermanos (Mikasa es adoptada) y Armin es el amigo inteligente pero cobarde de Eren.  Viven tranquilos tras las murallas, y esperan con ganas el regreso de la guardia de exploración, los soldados que salen fuera de las murallas para investigar y recabar información sobre los Titanes. Llevan 100 años sin sufrir ningún ataque de los Titanes, hasta ese día. Un Titán gigantesco (le llaman el Titán Colosal) consigue derribar la primera muralla, permitiendo al resto de Titanes, entrar en la ciudad y arrasarla. Eren y Mikasa ven a su madre morir a manos de un Titán, así que Eren prometerá con toda su alma acabar con todos ellos. Mikasa por su parte decide que estará siempre con Eren, e ira donde el vaya, cueste lo que cueste.

Los tres amigos junto con miles de habitantes de su ciudad son enviados como refugiados al interior de la segunda muralla. Allí son despreciados por los habitantes, así que lo único que desean hacer es apuntarse al ejército y acabar con los Titanes. Los primeros episodios transcurren en la preparatoria del ejercito, ya que los soldados de reconocimiento deben de aprender a manejarse con unas maquinas atadas a la cintura que les permite balancearse tipo Spiderman, y es que para acabar con un Titán solo hay una forma posible, acuchillando un poco más debajo de su nuca, ya que cualquier otra parte de su cuerpo se regenerara casi al instante de ser dañada. Así que tienen que aprender a columpiarse entre edificios y arboles, llegar a la nuca del titán y meterle una buena “mojada”.

La serie no tiene compasión, y veremos morir personajes como si fuesen moscas. Incluso en el quinto episodio (creo que era el quinto) uno de los protagonistas muere, aunque tiene truco, no diré cual ni como, pero sí que deja al espectador completamente descolocado. Luego vienen más misterios y tramas que os dejo que descubráis. Es una serie que merece mucho la pena. A finales de año la podréis comprar de forma legal en nuestro país, si no estáis dispuestos a esperar ya sabéis donde la podéis encontrar, aunque a mí me ha gustado tanto que no creo que dude mucho en comprarla en cuanto salga.

Se está desarrollando un videojuego para Nintendo 3DS, con no muy buena pinta, pero al que los enganchados al anime no se perderán, y también una adaptación al cine con personajes reales, ya veremos cómo queda la cosa. Y que estrenen cuanto antes la próxima temporada, que los 25 episodios me los vi en dos días y ando todo loco.

martes, 22 de octubre de 2013

CABEZAS RAPADAS

No confundir con “Romper Stomper”, película de los inicios de Russell Crowe, que se editó en vídeo en nuestro país con el mismo título. “Cabezas Rapadas” es un exitoso “Home Vídeo” Mexicano dirigido por el director de culto por excelencia en esos lares -con permiso, quizás, de alguno de los Cardona- Christian González, responsable de esa joya del “Home Vídeo” que es “La mata-viejitas, asesina serial” (ver en “Malas pero divertidas”), y todo terreno del filmismo más zetoso, que se atreve con hasta siete películas por año.
“Cabezas Rapadas” no es la historia de un grupo neo-nazi, ni es una película de contenido social, ni nada que se le parezca. “Cabezas Rapadas” es una historia de brujería y delincuencia.
Un grupo de ladrones y delincuentes comunes es asediado por una policía casi más violenta en sus redadas que los propios maleantes. Un individuo con algo de gigantismo, está hasta los cojones de que la poli no le deje hacer sus transacciones, a saber: traficar con drogas, o con lo que sea. Así que contacta con los ladrones protagonistas, a priori, a juzgar por su aspecto, punkis, para formar con ellos una banda. Lo que nadie sabe es que este gigante es en realidad un brujo (cuando esto se desvela, nos damos cuenta de por qué va con túnica) que domina la magia negra, y tras un rito de iniciación, y con unas interpretaciones sobreactuadísimas, nuestros protagonistas se rapan la cabeza al cero. No para reivindicar la raza aria, aunque uno de ellos llevara un esvástica mal hecha tatuada de antemano, sino para adorar a Satán. A partir de ese momento se volverán indestructibles y harán maldades tales como comerse el caramelo de una niña, escena esta especialmente hilarante, porque al ver la rabieta que se coge la niña, serie de llantos sobrecogedores incluidos, intuimos que esa escena es improvisada, y que encima se obtiene el resultado deseado; que la niña llore…
La película, por todo esto que cuento, no deja de tener mucha gracia, pero hay que tener en cuenta que González rueda por inercia, y si empieza con un argumento policial mas o menos bien resuelto (pero fatalmente rodado), y con un ritmo llevadero, una vez que nuestros protas se han de rapar la cabeza, ya no sabe que hacer con la película (quizás porque a la vez está rodando otras dos más) y la rellena como puede, haciendo que cuando los mastuerzos estos se rapen, lo hagan en un plano fijo que dura lo que tardan ellos en raparse, mientras jadean… y no lo hace con uno, sino con tres. Una escena para el recuerdo… ¡vaya putas risas!
Llegados a este punto,  la película se transforma en un puñado de escenas de transición, en la que los skins diabólicos hacen el mal a todas horas, mientras suena el tema central de la película, que ya sonó en los créditos del principio.  No contentos con esto, y como se queda corto de tiempo, González rueda una actuación en directo del conjunto que ¡toca la misma canción de los cojones del principio!.
Luego la cosa vuelve a tener un poco más de argumento para llegar a un final abierto, dejando a la magia negra que practica el brujo que ha creado a los cabezas rapadas como triunfadora de la función. Y en los títulos de crédito finales,  por cuarta vez ¡Suena la canción de siempre!.
Una absoluta bazofia. Eso sí, muy divertida, que en el “Home Vídeo” Mexicano se rentó como si no existiera otra película en el mundo, dando lugar a dos secuelas más, según leo por ahí, aún más desastrosas, pero de indudable fandom por aquellas tierras.
Y es que, digo yo, que los Mexicanos son bastante ingenuos a la hora de alquilar sus vídeos, porque en España seremos paletos y todo lo que quieras, pero un producto de similares características, jamás conseguiría el beneplácito del público. Lo cual es igualmente patético, porque en la variedad está el gusto, y en España no solo no tenemos gusto para nada, sino que la más despreciable mierda es la que se aplaude, solo si esta es pretenciosa y engaña al personal por su acabado técnico más o menos decente.
En el reparto Gustavo “Manotas” Aguilar, el actor con gigantismo visto en mil y un productos del “Home Video”, y que cuando el género de acción dejó de funcionar en las pantallas de cine para triunfar en vídeo, se metió de lleno en este tipo de productos.
Como la única mujer que va con la pandilla de los cabezas rapadas, tan malvada como ellos, y con larga melena, tenemos a la actriz- Al loro con el sutil nombre artístico que se me calza la colega…- Roberta D´Nero. Manda cojonazos, guey.

lunes, 21 de octubre de 2013

¿Y AHORA QUÉ, SEÑOR FISCAL?

No se por qué a todas las películas cuyo argumento gira alrededor de la delincuencia de bajo copete, el fandom las endosa la etiqueta de “Cine quinqui”. Creo que es indispensable que para que una película esté adscrita a dicho sub-género,  esta debe, al menos, contar con un delincuente real en sus filas, o como mínimo, que narre sus andanzas. Según esos parámetros, “¿Y ahora qué, Señor fiscal?” no sería una película de “Cine Quinqui”, así que no entiendo ese empeño en hacernos creer lo contrario.
Lo que sí sería es una producción de “Ifisa”, o lo que a su propietario y co-guionista, Ignacio F. Iquino le gustaba llamar “Una Iquinada”, esta vez en co-producción con México, y por ello que contemos con el protagonismo de la estrella Mexicana Valentín Trujillo, muy dado a este tipo de filmes.
Basada en la novela del mismo título de un tal José Luis Martín Vigil, que también sería co-guionista junto a Iquino, Enrique Escobar y Juliana San José (¡Cuatro guionistas para esta ponzoña!),  la película se estrenó en cines de barrio de Madrid, Barcelona y Valencia a finales de los años setenta y en México no lo hizo  hasta 1983, donde se estrenó con el título de “Muchachos de Barrio” y que en su edición videográfica luce una carátula que nada tiene que ver con la original. En ella tunean todo para que parezca una película más del tan popular “Cine Narco”. Ni una sola de las imágenes ha sido extraída del film.
Es una absoluta mamarrachada, con tantos saltos temporales y flashbacks, metidos ahí con tal torpeza, que no nos enteramos del argumento hasta que lo consultamos en  alguna página especializada. Así pues, según el genial blog de "¡No hija, no!" esta es la sinopsis: “Un joven obrero conoce a una rica heredera y, ante el embarazo de esta, contra la opinión de la familia de ella; la situación es insostenible y la chica se marcha de casa. Los problemas económicos les llevan a homosexual, la tía aparece violada y estrangulada y todo parece indicar al joven como autor.”
No, no es que los señores de “¡No hija, no!” sean retrasados mentales, es que se han limitado a copiar la sinopsis tal cual está escrita en la carátula de su edición videográfica española, y así nos lo advierten en su comentario, para nuestro descanso.
Bien, pues la película trata de un muchacho de extrarradio que, aunque en sus ratos libres se folla a una puta que es hermana de un clon de “El Pirri”, se enamora de una señorita de barrio alto. Claro que eso la familia de la chica no lo ve bien, por lo que el muchacho, al que ya de por sí le gusta darse de hostias y andar por ahí metiéndose en líos, tendrá que acabar delinquiendo para que  ese amor sea libre. Todo ello narrado desde la celda donde acaba nuestro protagonista, pues le está contando los hechos a una abogada para que le defienda en el juicio.
Así está muy bien explicado, pero hay que hacer esfuerzos para enterarse viendo la película. Mala hasta decir basta. Una de esas que, a pesar de estar filmadas con un ritmo endemoniado, no consiguen entretenerte, máxime cuando todo es tan jodidamente chapucero. Claro, que eso a Iquino le debía dar igual, puesto que a priori la película es lo suficientemente atractiva como para sacarle beneficios en poco tiempo, que es de lo que se trataba. Si lo consiguió  o no, lo desconozco.
Entre unas y otras escenas, contemplamos un erotismo de baratillo, que debido a la mala calidad de la cinta que alguien ripeó, se antoja sórdido y repugnante, más aún cuando todas estas escenas las interpreta el amigo Valentín Trujillo y su estrabismo, junto a señoritas actrices de firmes bustos e imposibles y poblados felpudos. Casualmente, al estar toda doblada y ambientada en España, no escuchamos el acento mexicano del protagonista jamás.
Trujillo protagonizó una película de similar corte, pero infinitamente más entretenida, en su México natal que los distribuidores españoles, para explotar el tirón del verdadero “Cine Quinqui”, decidieron titular “El regreso de los perros callejeros” y que, obviamente, nada tenía que ver con la saga de “El Torete”. A parte, Trujillo es toda una institución del cine de acción y policiaco de su país.
Dirige un clásico, el argentino afincado en nuestro país Leon Klimovsky, que cuanto más mayor se hacía, más chapucero era.
Una caquita de aquellas que mola ver, aunque no más de una vez.

sábado, 19 de octubre de 2013

PACIFIC RIM

Guillermo del Toro  es muy listo, muy muy listo, ha sabido aunar nostalgia y efectos especiales alucinantes para darnos esta nueva versión de Mazinger Z elevada a la enésima potencia. Y es que no nos engañemos, lo primero que nos viene a la mente al ver a un robot enorme es el de Koji Kabuto. Pero no solo de robots trata esta película, sino que también están los monstruos gigantescos, que en la película llaman Kaijus, cuyo nombre proviene del genero que popularizo Godzilla y cuyo responsable Ishiro Honda, fue el máximo exponente. Así que lo primero que vemos son las influencias, manga y pelis de Godzilla. Go Nagai e Ishiro Honda. Entonces ¿Que hace Del Toro? Pues servirnos en bandeja estos elementos pasándolos por su filtro (con sus cosas buenas y sus cosas malas)  y dando al espectador lo que quiere ver, robots dándose de hostias con Kaijus. Y con esto yo ya hubiese estado contento, pero con eso de que hay que dotar a la película de un “algo más”, se inventa la historia de que sean dos los pilotos para controlar al robot, y que además se tienen que conectar mentalmente, compartiendo recuerdos. Para que la conducción de los enormes robots sea perfecta, los pilotos han de tener una buena sincronización mental, o no sé qué pijadas, así que no valen dos cualesquiera, tienen que ser compatibles. Cuando se conectan mentalmente, sus mentes va a un lugar llamado la deriva, una especie de imagen mental de sus recuerdos, en los cuales podrían quedar atrapados. ¿De qué sirve todo esto al espectador? Pues para que podamos ver momentos del pasado entre dos de los personajes importantes de la película. 

La historia va tal que así,  se abre una puerta dimensional en una falla en el fondo del océano pacifico, de allí saldrán los Kaijus con la única intención de destruir lo que puedan. La humanidad las pasa putas para acabar con los primeros que aparecen, así que todos los países dejan a un lado sus diferencias y crean a los robots gigantescos. Según comentan en un momento de la película, en un solo brazo hay 50 motores diesel para moverlos (ey, al ser diesel gastan menos) Al principio estos robots son suficiente para derrotar a los Kaijus, pero según van apareciendo nuevos monstruos estos son más grandes, más fuertes y han aprendido las técnicas de combate de los robots controlados por humanos, así que el proyecto de los robots empieza a no ser tan efectivo. Se deciden poner enormes murallas, pero los Kaijus las derriban fácilmente. De nuevo los robots son la última oportunidad de la humanidad.

La peli tiene su historia entre los pilotos, su general y unos narcotraficantes de restos de Kaijus (y ahí es donde vemos la parte mala de Del Toro, que mete a dos “amiguetes” en unos papeles que ni van ni vienen mucho, sobre todo el del más “amiguete”) También cuenta con unos estereotipos más que vistos, los alemanes regios, los chinos como una unidad que en vez de ser dos son tres los pilotos, y los americanos que son los que salvan la papeleta, pero vamos, no es algo de lo que quejarse, es simplemente lo típico. La única pega que le puedo poner es que empieza muy muy bien la peli, luego tienen un pequeño bajón de ritmo, por eso de desarrollar las historias de los personajes humanos (cuando lo que queremos es ver robots dando leches) para finalmente volver a la acción con unas peleas espectaculares, en la que en una de ellas, podemos ver como un buque carguero es utilizado en forma de bate de baseball, genial! Otra de las pequeñas pegas que le veo es lo que denomino Lag. Los que hayan jugado a juegos online saben de lo que hablo, tú ordenas una acción, pero tu personaje no la realiza hasta pasado unos segundos, esto en un juego es la muerte. En la película vemos el plano de los pilotos lanzando un gancho, y posteriormente vemos el plano del robot lanzando ese mismo gancho. Esto hace que el ritmo sea algo más pausado y se podría haber solucionado perfectamente con un montaje de imagen sobre imagen, en plan cuadradito pequeño en una esquina o algo por el estilo. De esta forma las peleas ganarían en dinamismo y también identificamos más a los pilotos con los robots. Anda que no quedaría guay media pantalla con los pilotos haciendo un uppercut tipo Shoryuken y el robot en la otra mitad imitando el movimiento. Bueno, esto igual lo dejan para la segunda parte y es que Del Toro ya está escribiendo el guión, y esa secuela no se me escapa de los cines viva.
Mola.

viernes, 18 de octubre de 2013

SALÓ O LOS 120 DÍAS DE SODOMA

Mucho se ha hablado de “Saló o los 120 días de Sodoma”, película prohibida en su momento porque en ella salen muchas guarrerías y muchos menores guarreando. De hecho, se especula que asesinaron al director, Pier Paolo Pasolini, por culpa de esta película.
Está considerada una obra maestra, casi de manera unánime, por la mayoría de la crítica mundial. Mi opinión no dista mucho de la del resto de entusiastas. Es una absoluta obra maestra. Pero ¡ojo! que la película a rasgos generales no dista mucho de cualquier “Naziexplotation” tan denostadas al lado de esta. Y técnicamente, si nos fijamos bien, la cámara no deja de traquetear durante todo el metraje, y los errores de raccord, así como la mala iluminación en muchos momentos, son constantes, pero se compensa con otros momentos de indudable talento detrás de la cámara, igual que otros, menos acusados, de total dejadez y falta de respeto por el espectador (Pasolini, se cree que el espectador es tonto, y monta las escenas que vemos a través de unos prismáticos con distintos planos) lo cual hace que, por mi parte, le tenga aún más simpatía.
En realidad se trata de una película “Exploitation” camuflada tras ínfulas intelectualoides.
Pier Paolo Pasolini decía de su película, que reflejaba una crítica a la sociedad de consumo, por aquello de que comen mierda y demás, y divagaba sobre las distintas situaciones políticas, la erótica del poder, etc, etc. ¡Mis cojones! Yo voy a decir que pasa exactamente con “Saló o los 120 días de Sodoma”. Pasolini era un maricón redomado al que le gustaban los jovencitos. Por otro lado, se ponía cachondo con los escritos del Marqués de Sade, y le apetecía rodar todas esas aberraciones que narraba, a la vez que se ponía ciego con los menores de edad que contrató, a los que filma en pelota picada haciendo que sus actores les humillen, les soben y todas esas marranadas que hacen de la película un entretenimiento sin precedentes, porque al hacerlo, se ponía cachondo.
Y, sinceramente, sin los magreos, el sexo, el mariconeo, la mierda, la extracción de ojos y  el arrancamiento de cueros cabelludos (que es lo que tiene esa peli) ¿En que se quedaría? En una basura pretenciosa. Pero todas las barbaridades filmadas por Pasolini, y, seamos francos, toneladas de estilo y personalidad,  hacen de “Saló o los 120 días de Sodoma” una de las mejores películas de la historia. Y es que estilos y técnicas a parte, es una película de bajos instintos que satisface a todos los públicos. Al intelectual, porque podrá sacar 1001 lecturas de lo que está viendo. Al más primario, porque se pondrá cachondo cual Pasolini detrás de la cámara y al cinéfilo porque, coño, es muy buena. Pero en realidad a todo el mundo le gusta esta película, o al menos no causa indiferencia, en reducidas cuentas, porque comen mierda, que es por lo que es famosa. Igual que “Pink Flamingos”. Cuantas veces habrán tenido ustedes esta conversación: -“¿Has visto “Saló o los 120 días de Sodoma?” – “¿Cuál? ¿Esa que les dan de comer mierda? –“Sí, esa”.
Además, aunque es una película en la que, teóricamente, se denuncia el horror, el fascismo, el poder y demás zarandajas, a pesar de su crueldad, y de las situaciones claramente dramáticas, tiene un tono de cachondeo, de comedia que además no intenta ser camuflada, que es muy de agradecer, y según mi punto de vista, la única manera concebible en la que tales aberraciones tienen cabida, desde la óptica del humor. Efectivamente, todo el visionado de ayer noche lo pasé a base de carcajadas. -“Di: Con los dedos metidos en la boca no puedo comer el arroz…” – “Con los dedos metidos en la boca no puedo comer arroz”. – “Entonces, come la mierda”. Es la conversación que tiene Aldo Valleti con uno de los muchos mozos que salen, mientras se pegan un festín de cagadas, y con los morros llenos de heces. No se a ustedes, pero a mí me hace mucha gracia.
En el campo artístico, la película tampoco es manca, quiero decir, que rodada en decorados, Pasolini, dando las justas instrucciones a su director de fotografía, consigue imágenes de clara belleza, logrando panorámicas en interiores que dejan más que claro que no era únicamente un guarro, sino también un  artista.
La película cuenta como un grupo de fascistas de la Italia de Mussolini, que se hacen llamar “Los Señores”,  secuestran en una casa a un puñado de jóvenes a los que se les da por muertos en la guerra, y allí, a través de unas orgías en las que unas viejas irán contando una serie de historias de corte erótico, someterán a los prisioneros a su plena voluntad, haciendo con ellos lo que les da la gana, tanto en el contexto sexual como en el carcelario.
En una de las reflexiones de estos tíos, se llega a la conclusión de que “Los únicos individuos que pueden ser verdaderamente anárquicos, son los fascistas”. Y yo añado que Pasolini también lo fue mientras rodó, de hecho, los jóvenes que aparecen en la película, ninguno era mayor de 18 años.
Cuentan que durante el rodaje robaron  un montón de rollos que utilizaron para chantajear a Pasolini y que a día de hoy, todavía no se sabe que ha pasado con ellos, ni lo que había filmado en su entrañas. No les extrañe que pronto aparezcan y que British Film Institute se marque un remontaje con ese material nunca visto.
La banda sonora pertenece a Ennio Morricone, salvo cuando se utiliza música clásica.
En cuanto al nivel aberración e impacto de la película, entiendo que en la época hiciera al público echarse las manos a la cabeza. Pretende transgredir y transgrede sin problemas, pero a día de hoy ya no es gran cosa, que ya lo hemos visto todo. Incluso, sin ser mucho más polémica,  me escandalizo más con la pederastoide “Sweet Movie”; pero aquella era un solemne coñazo.
Pues si,  “Saló o los 120 días de Sodoma”es muy divertida. E imprescindible, por descontado.

miércoles, 16 de octubre de 2013

AGENTES DE S.H.I.E.L.D.

Este pasado viernes se estrenaba en nuestro país por un canal de pago la serie comúnmente conocida como Shield, aunque su nombre completo lo podéis ver encabezando esta reseña. Me temo que le ocurrirá con el titulo como a Big Bang, que al principio se llamaba The Big Bang Theory, pero al final todo el mundo la conoce como Big Bang. Pues con esta lo mismo, siendo Shield (sin los puntitos) como se la conoce y se la conocerá si es que tiene continuidad en la televisión más allá de la primera temporada ya anunciada. A estas alturas a los que les interesa la serie o la han visto o han leído las noticias donde se apunta a la bajada de audiencia que han tenido los episodios posteriores, y la verdad es que no me extraña. Yo que deseaba con ganas que la serie me gustara, he salido un poco decepcionado. Resulta que no hay diferencia alguna entre esta serie y cualquier otra tipo CSI, Mentes Criminales o cualquiera de un grupo de policías/detectives/cuerpos de la ley, la única salvedad es que se desarrolla en el universo Marvel y que los casos que investigan los protagonistas tienen que ver con superhumanos. Es por ello que tiene los defectos de todas estas series, y uno que la hace aun pelín más cutre, la iluminación. Esta es muy cutre, todo se ve muy de “corchopan” y parece algo falso, sobre todo en interiores. El resto de defectos son los tópicos del género, el agente duro que trabaja mejor solo, los dos científicos que hacen de alivio cómico, la hacker antisistema que acaba trabajando para la organización gubernamental que antes quería destapar y la asiática que da buenas leches. Vamos, cosas vistas una y otra vez.

El argumento sigue meses después de lo  ocurrido en Los Vengadores, incluso al inicio se hacen uso de imágenes de la película y de sus protagonistas. El agente Coulson sigue vivo, y él cree que su muerte fue una estratagema ideada por Furia para que los Vengadores tuvieran una motivación extra a la hora de luchar por la supervivencia humana, pero rápidamente se nos indica al espectador que algo ha ocurrido con Coulson y que lo que él cree que paso no es lo correcto ¿Es un clon, un androide? Según María Hill, es algo que él nunca sabrá, pero esta más que claro que en algún momento de la serie lo desvelaran al espectador y probablemente al propio personaje ¿Podría llegar a ser la Visión como se rumoreaba? A saber, pero esto es lo mejor que se puede sacar del primer episodio, ahi os lo dejo, para que os hagáis a una idea.

El caso que investigan no tiene mucha chicha, una organización ¿IMA? está utilizando restos de la tecnología alíen que quedo en la invasión, para experimentar con humanos. Uno de estos sujetos de pruebas salva de un incendio a una mujer y es captado por las cámaras de los móviles de los transeúntes. El que parece podría ser Luke Cage, no solo por ser negro, sino por sus poderes, resulta que al final no lo es, por lo que tampoco la serie gana en personajes ni nada de ello. Todo es tan típico que más o menos sabes lo que va a ocurrir en la escena siguiente. Es una pena que lo que podría ser un gran complemento al magnífico trabajo que está haciendo Marvel Studios en el cine, de momento no haya presentado una mano ganadora. Para que veáis lo desencantado que estoy con la serie es que no pienso seguirla los días de emisión regular, los viernes, sino que la dejare para el lunes que reponen el episodio del viernes después de The Walking Dead. Vamos que no tengo ninguna prisa, la veré, pero no estaré deseoso y con ganas, simplemente a ver qué tal avanza y si se desarrolla de una manera algo más original, porque de momento, floja, floja.

DON CAMILO

Existe, en la literatura popular Italiana, una serie de libros escritos por Giovaninno Guarreschi sobre un pueblo, en el cual el alcalde rojo y el cura fascista del mismo están siempre a la que salta, metiéndose el uno con el otro y enfrentándose a una gran rivalidad, pero todo de boquilla, porque en el fondo son amigos desde el colegio y les une una gran amistad, todo ambientado en la posguerra italiana. Además, el cura tiene la peculiaridad de que charla, animosamente, con Dios.
Estas novelas son las de “Peppone y Don Camilo”, cuya fama está fuera de todo precedente en Italia.
En los años 50,  estos libros se adaptaron al cine en una serie de películas de gran éxito protagonizadas por los cómicos Fernandel y Gino Cervi. Tan famosos se hicieron estos personajes, que llegaron a adaptarlos, en forma de serie televisiva en Colombia, incomprensiblemente.
Y Terence Hill, en plenos años ochenta, y en el momento de máxima popularidad, adaptó al cine dicho material en un tocho de dos horas de duración.
Ahora bien, “Don Camilo” sería el debut en la producción y la dirección del amigo Terence y aunque posiblemente, posteriores – y escasas- incursiones en ese oficio fueron un tanto más precarias, hay que reconocer que para su desvirgue, no le ha ido mal la cosa. Es decir, que quizás no sea una obra maestra, pero es, como dicen los mayores, “una película muy bonita”. Un film de corte familiar y populachero, cuyo querido personaje la verdad es que no le pega nada a Terence Hill…
Cierto es que el humor de las antiguas es ligeramente más ácido y se posiciona hábilmente en el lado del cristianismo; en la versión de Hill, se suaviza todo el componente político, quedando siempre ambos personajes, comunista y fascista, bien parados ingeniándoselas para que ambos caigan bien al espectador.
La película intenta desmarcarse un poco del estilo de lo que durante años había hecho Terence Hill junto a Bud Spencer, pero de aquella manera… es decir, que está todo rodado en otro tono y que hay momentos que se acercan, obviamente, al neorrealismo, pero el amigo Terence, si no mete mamporros –seña de identidad tanto suya como de Spencer- revienta, así que, de forma mucho más comedida, hay un par de peleas. Por el contrario, si en sus películas habituales no había ni una gota de sangre, en esta sí la hay… nada grave, simplemente que, como los jugadores de los equipo de fútbol propiedad del ayuntamiento por un lado, de la iglesia por otro, acaban siempre como el rosario de la aurora peleándose en el campo, pues vemos raspones y morados en los rostros y anatomías de estos actores de figuración… tampoco vayan ustedes a asustárseme.
Y si, Terence Hill sale airoso en su aventura  en solitario, y sale airoso como director… lástima que después, la cosa de dirigir le costaría un poco más. La película está francamente entretenida y resulta del todo entrañable.
A Terence le gusta tanto el personaje, que hace un par de años acabó dirigiendo e interpretando una serie para la televisión italiana, “Don Matteo”, que prácticamente es igual que esto… supongo que la llamará así por una cuestión de derechos.
Completa el reparto, como el alcalde Peppone, el actor Colin Blakely, secundario de lujo en mogollón de producciones británicas.

martes, 15 de octubre de 2013

AQUELLA CASA EN LAS AFUERAS

Una de aquellas películas sensacionalistas con el aborto como elemento primordial de la trama.
Cuenta la historia de un matrimonio que, estando ella embarazada, se traslada de la provincia a una casa en las afueras de Madrid. Una vez allí, conocerán a una señora que lleva años viviendo allí y que se ofrece a ayudar a la joven futura mamá en las tareas del hogar. Pronto, la muchacha tendrá extrañas sensaciones, que le remiten a una anterior estancia en ese mismo lugar, y es que años atrás ahí mismo se practicaron abortos ilegales. La cosa se complicará y terminará como el rosario de la aurora.
Eugenio Martín siempre será recordado por ser el director de “Pánico en el Transiberiano”. Y aunque el género que menos cultivó en su carrera fue el de terror y su película más exitosa "La vida sigue igual", con Julio Iglesias y Andrés Pajares, también se le recuerda como uno de los grandes del terror hispano, porque el fandom así lo quiere.
Si obviamos la basura de comedia que perpetró en los noventa,  “La sal de la vida”, sí que es cierto que los últimos títulos que rodó están adscritos al fantástico, ocurría en “Sobrenatural” y ocurre en este “Aquella casa a las afueras”. Se trata de un desafortunado intento de Martín por volver a, lo que ahora llaman, “Spanish Gothic” o “Terror Rural” como tan bien lo hizo en “Una vela para el diablo”, y aunque sumerge al espectador  en momentos de inquietud, una atmósfera enrarecida y un final inesperado e impactante, esta película está a años luz de las que le dieron la fama. No es que sea especialmente mala, y considero que tiene el tempo que debía tener una película española de estas características, pero también es cierto que la idea no da para mucho, y una vez presentados los personajes, y hasta la resolución, es todo material de relleno que no aporta nada, salvo llegar a una duración estándar. También es cierto que, para estar rodada en 1980, en esa época ya era material anticuado.
En cualquier caso, queda patente lo malo que es abortar, aunque en los ochenta fuera una práctica a la orden del día, y para nada una aberración.
Lo gracioso es que, para venderla, en la carátula de una de sus ediciones videográficas, y con la intención de hacerla pasar por una película de terror pura y dura, se plagia el póster de “La ultima casa a la izquierda”, ya sea para hacer creer al consumidor que se trata de un producto de similar pelaje o, muy probablemente, para hacerle creer que se trata de la misma película de Wes Craven.
En el reparto, actores de prestigio como Javier Escribá, Alida Valli o Mara Goyanes, así como una debutante Carmen Maura, que intentaba hacerse un hueco en el mainstream tras hacer algunas de las películas “underground” de Almodóvar.
Y, curiosamente, co-escribiendo el guión, tenemos al gran Manolo Summers.
Discretita, pero se deja ver.

domingo, 13 de octubre de 2013

GRAVITY

Como aficionado -pasivo- a la astronomía, "Gravity" era una película que no podía, ni debía, perderme. Situada prácticamente toda ella fuera de la tierra, y centrada en dos únicos personajes (aunque en realidad es casi uno solo... eso sí, interpretados por actores del calibre de Sandra Bullock y George Clooney), narra los avatares que unos astronautas sufren cuando, accidentalmente, se encuentran flotando en el vacío del espacio y han de regresar a la tierra, sin saber muy bien cómo. Ciencia ficción realista, ciencia ficción inteligente. Y no solo ciencia ficción, viniendo del director que viene, Alfonso Cuarón (a quien debemos una de las más respetadas entregas de la saga "Harry Potter", la más que reivindicable "Hijos de los hombres" y la pajillosa "Y tu mamá también"), tenía que haber algo más profundo y filosófico. Lo hay  y sobra. Con la ciencia ficción realista nos hubiéramos quedado más que a gusto. Pero por desgracia, no funciona así la cosa. Siempre ha de haber algo más que "enturbia" un poco la propuesta, pasa con "Gravity" y pasa con la muy estupenda "Sunshine", películas que de centrarse únicamente en narrar las trifulcas técnicas de sus astronautas, sin más, resultarían muchísimo mejor de lo que finalmente son. Tal vez "Apolo 13" sea un poco el ejemplo contrario... o no... en todo caso, me viene que ni pintada para comentar que si en aquella el gran Ed Harris interpretaba al controlador del vuelo espacial en la tierra, en "Gravity" repite papel, solo que, por obvias cuestiones narrativas, limitándose a prestar la voz. Un bonito detalle.
Claro que el motivo real para que acudiera a un cine a ver "Gravity", a pesar de lo mucho que me cuesta -cada vez más, denle la culpa al precio de la entrada sí, pero más aún al público-, era su impronta visual. Había leído varias veces que en ese aspecto era un verdadero espectáculo para los sentidos, y devolvía al cine toda la magia perdida. Al cine y al 3D. Naturalmente la fui a ver en formato tridimensional. Y creánme, si hay UNA película en este planeta que HAN DE VER en 3D para gozarla DE VERDAD, y PLENAMENTE, esa es "Gravity". Por fin el "truco" puesto al servicio de la película. Al próximo que raje del cine en relieve, llévenle a ver este film y, a lo mejor, incluso reconoce que, por una vez, no es tan malo como lo pintan.
Alfonso Cuarón juega con la profundidad, y hacer eso en una peli situada en el espacio durante el 90% de su metraje, es TELA MARINERA. Funde la oscuridad del vacío con la de la sala, nos fascina con imágenes alucinantes de la tierra, de las estrellas, del interior de naves y estaciones espaciales, a base de largos y notorios planos secuencia. Pero lo más de lo más, es cuando sitúa la cámara dentro del casco de los astronautas, desde su punto de vista. Amigos, es lo más cerca que todos estaremos de meternos en la piel de un viajero de las estrellas. Es de puro alucine. Si a ello añadimos unos trucajes informáticos -y en general, todos- que alcanzan sin discusión alguna la PERFECCIÓN ABSOLUTA, pues ya pueden imaginarse que uno se pasa gran parte del show con la boca entreabierta y los ojos como platos. Flipándolo. Y sufriendo, sufriendo por esa gravedad que es la verdadera protagonista de la función y no porque sí da título a la película, esa gravedad que pone tantas trabas a nuestros protagonistas y que tan INCREÍBLEMENTE bien recreada está.
Sí, "Gravity" es en cierto modo un thriller, una peli de suspense, con algunos momentos vibrantes, de salirse el corazón por la boca (especialmente cuando los objetos chocan entre sí o los astronautas hacen esfuerzos titánicos para agarrase a algo con tal de no salir despedidos al vacío) y, como decía, se encabezona en ser ALGO MÁS que hermosa pirotécnia. Quiere evitar limitarse al espectáculo visual, al escaparate tecnológico, pero, no nos engañemos, por mucho que Cuarón se esfuerce, y los críticos lameculos lo vayan pregonando por ahí, la historia, la trama del film es bastante normalica. Entretenida, sí, bien construida, mucho, interesante, mogollón, pero dentro de los parámetros de la convencionalidad. Además, aunque lo hace bien, a mi Sandra Bullock no me convence en ese papel. No sé, no la veo, no me la creo como astronauta. Es en lo visual, en su empaque, donde "Gravity" sobresale, Y MUCHO. Verla en casa, en dvd, es perderse parte de la gracia, y solo funcionará como un entretenido producto en el que molestarán las gotas de "profundidad made in Hollywood", tan simplista y facilona que da un pelín de vergüenza ajena (todo el rollo de la hija de la Bullock y tal). Verla en un TS-Screener es, directamente, NO verla. Verla en salas sin 3D, puede molar mucho. Pero verla en salas y EN 3D, es una experiencia brutal que les recomiendo a TODOS encarecidamente, incluso a los no creyentes.

sábado, 12 de octubre de 2013

EL GATO Y EL CANARIO

Grandes caserones aislados. Noches azotadas por lluvia, truenos y relámpagos. Un puñado de personajes, habitualmente adinerados, se reúnen para celebrar algo, y mientras hablan y se lanzan pullas con victoriana educación, una aterradora silueta negra recorre los pasadizos secretos de la mansión dispuesta a asesinarlos uno por uno, motivado por la codicia o la ocultación de algún secreto. Pero ¿quién es el asesino?.
Bien, todos esos ingredientes, bien mezclados y no menos bien servidos, conforman un tipo de película que, al menos a mi, me chifla. Los más ignorantes podrían confundirlo con el "slasher", pero no. En realidad si hay una etiqueta adecuada es aquella bautizada como "whodunnit", que vendría a traducirse en "¿quién lo ha hecho?". Me encantan estas películas, sin importar mucho a que género real pertenezcan, ya sean serias y clásicas como "Asesinato en el Orient Express", modernas como "La trampa de la muerte" (¡que gran desperdicio que fue "Identidad"!), cómicas como "Un cadáver a los postres" (o ya puestos, "Detectives casi privados") o incluso pornográficas ("Thundercrack!"), la cuestión es que molan... o molan sus atmósferas, sus misterios, su tremebundo suspense... y eso ya es motivo suficiente para sentarme a verlas.
"El gato y el canario" es, justamente, una de las más célebres aportaciones al "whodunnit". Nacida originalmente en 1922 como obra teatral escita por John Willard, a lo largo de la historia conoció hasta cuatro versiones cinematográficas distintas, una muda, otra extraviada, otra en tono de comedia (y con Bob Hope de prota) y la más moderna, del año 1978, que hoy comentaré y viene firmada nada menos que por un pornógrafo. Pero todo a su tiempo. Antes, el drama...
Por lo visto vi "El gato y el canario" por primera vez en televisión siendo muy jovencito y algunas de sus imágenes se quedaron incrustadas en mi poco formado cerebro. Me acompañaron durante años, tiempo este en el que intenté dotarlas de título, confundiéndolas muchas veces con otros films, especialmente la adaptación que en 1974 se hizo de "Diez negritos" (en la que España andaba metida como país co-productor junto a un puñado más). Finalmente acerté y comencé con la pertinente búsqueda. Sin éxito. Me enteré que una distribuidora de esas mierdosas y piratas la había editado en España en dvd, y di con ella en una tienda que no citaré porque no les recomiendo que la visiten. Pagué mis casi 5 euros y, todo ilusionado, llegué a casa. Me puse el dvd y ¡¡ostras!!, aunque en el disco venía impreso el título correcto, la película era otra, un western de serie B por el que tenía nulo interés. Muy disgustado, al día siguiente volví al antro en cuestión y reclamé. Me dieron otra copia. Vale, me dije, pero ¿quién me asegura a mi que no será también defectuosa?, es lógico pensar que los dvd´s no se fabrican uno por uno, van por remesas que parten del mismo master, así que seguramente todas las copias del almacén anden defectuosas. Le pregunté al de la tienda si podía hacer la pertinente comprobación. Ante mis atónitos oídos, dijo no disponer de tele y reproductor de dvd, y que el ordenador que usaban en caja no estaba configurado para tal menester. Pero bueno, ¿qué clase de comercio de dvd´s es ese?... es como si vas a un puesto de helados y no disponen de cucharitas para las tarrinas, "No señor, tendrá que ayudarse con los dedos, gracias". Absurdo. Naturalmente, la nueva copia estaba igualmente defectuosa, con el mismo indeseado western en sus tripas. La diferencia es que no podía volver a reclamar porque los días siguientes me iba de viaje. Y para cuando volví, ya no me quedaban ganas. Afortunadamente, mi querido hermano Luis buscó, removió cielo y tierra y localizó un ripeo que descargó para mi. Y la noche del Domingo, antes de que empezara "Cuarto Milenio", pude por fin saciarme. Obviamente con semejantes expectativas y deseos de consumir "El gato y el canario" iba a ser muuuy difícil que me encantara... y no lo hizo, pero tampoco es que el resultado pueda tildarse de enorme decepción. Veamos por qué.
El párrafo inicial de este innecesario texto resume bastante bien lo que encontrarán en "El gato y el canario", pero para hacerlo más emocionante añádanle un inquietante asesino loco escapado del manicomio que se cree un gato y luce largas uñas con las que mata a sus víctimas, así como la lectura de un testamento. Bueno, más que una lectura es un... er... visionado. Naturalmente, hablamos de un "whodunnit", lo que significa que hay algo más, un misterio que no desvelaré aquí y ahora, pero que enriquece la historia y le da un simpático tono "pulp". Al mismo tiempo, tampoco debemos olvidar su origen teatral, lo que se traduce en largos y en ocasiones espesos diálogos. Aunque "El gato y el canario" juega bastante con sus elementos atmosféricos, su ambientación y su capacidad de inquietar, no lo hace de modo generoso, se queda corta y nos lleva al borde del bostezo a falta de mayor emoción y engundia. Sus responsables se conforman con lo mínimo y es una pena, semejante material daba para más, mucho más, más miedo, más gran guiñol, más truenos, más gritos en la noche... incluso más misterios. Quizás el film peque de prudente, de temor a no ser tomado en serio por críticos sesudos.
La culpa de todo eso, tanto de lo malo como de lo bueno, la tiene su curioso director, Redley Metzger, más conocido en términos generales por su faceta como "sexploiter" y, mucho más llamativo si cabe, pornógrafo bajo el alias de Henri Paris. Pero no les hablo de un pornógrafo cualquiera de como ahora los hay a miles... les hablo de los años 70, de cuando el cine para pajilleros se hacía con intenciones genuinamente cinematográficas, se rodaba con celuloide, se procuraba contar una historia digna que acompañara a las escenas de sexo, se solía interpretar con cierta decencia y se mostraba una tendencia a tirar por ambientes elegantes y burgueses, algo que los especialistas llaman "porno chic". Metzger/Paris puede que sea uno de los cineastas más representativos de dicha etiqueta y, dicen, su película "The Opening of Misty Beethoven" el título estandarte de la misma.
En el reparto de "El gato y el canario", y poniendo rostro, planta aristocrática y, sobre todo, mucha verborrea, tenemos nombres de los más variopintos de los cuales únicamente me resultan familiares los de Honor Blackman, Edward Fox, Carol Lynley, Wilfrid Hyde-White y, sobre todo, Olivia Hussey, cuya hermosa y angelical faz se ha dejado ver en títulos tan propios de este blog como "El imperio de la muerte", "Navidades negras", "A lo loco y con la cara del otro", "Exterminio", "It" y "Psicosis 4, el comienzo".
Resumiendo, que sin ser un absoluto descalabro, "El gato y el canario" flojea, demasiado bla,bla y doloroso desaprovechamiento de sus elementos más sugerentes. De haber molado, les recomendaría que la vieran a altas horas de la noche, pero dadas las circunstancias, la tarde del Domingo ya vale... y sobra.

viernes, 11 de octubre de 2013

LA NIÑA DE LA MOCHILA AZUL

Ya les he hablado de Pedrito Fernández con anterioridad. Y qué decir, que a los que andan ya cerca de los cuarenta años de edad, si no les suena este nombre, les sonará la ranchera que se oía cuando éramos tiernos infantes “La de la mochila azul”… si, si, la de ojitos dormilones.
Una canción de Pedrito Fernández que traspasó sus fronteras mejicanas y se convirtió en éxito, incluso en nuestro país. Así que pronto, la película que nos ocupa, “La niña de la mochila azul”, gozó de la misma suerte…sobretodo entre los niños a los que nuestros padres nos llevaron a ver esto al cine.
Obviamente, yo la vi en su momento en el cine Benares, y a partir de entonces, nunca más supe de ella hasta hace relativamente poco, gracias, como no, a Internet.
Se trata de una de las películas de mi vida. Lógicamente, la nostalgia hace mucha mella en este caso, ya que debe ser la segunda o tercera que vi en una sala (la primera fue “Grease”), así que se pueden hacer una idea de la ilusión que me causó localizarla. La única referencia que tenía de ella en la actualidad, es la archiconocida canción, de la que tampoco me se la letra (que cuenta el final… o casi) y que era una película muy triste. Me acuerdo de cómo todos los niños llorábamos en el cine con esta película ¡en serio! Y sin embargo en “E.T. el extraterrestre”, no recuerdo tanta llorera.
Pues mas vale que, al localizarla, la hubiera grabado en un DVD, y la hubiera guardado con las demás películas, porque menudo coñazo...
Yo entiendo que por la ingenuidad de la época, y la tierna edad de los infantes que la disfrutamos, la película causara  sensación, pero vista hoy… no solo es lenta y mamarracha, por no decir que hay sobredósis de vergüenza ajena de pura ñoñería, si no que, además, los momentos lacrimógenos, no lo son ni por un segundo. Vamos, ¡que se muere la niña y no da puta pena!, hablando en plata… y disculpen por ese spoiler.
Cuenta la historia de Amy, una huerfanita que vive al amparo de su tío, ex-marinero y alcohólico, y que en el cole se ríen todos de ella porque va despeluchada, sucia y harapienta. Sin embargo tiene un novio muy inteligente, que la quiere mucho y que le canta serenatas, que es Pedrito Fernández. Y la película se desarrolla entre travesuras de medio mendigos (otro niño que sale que roba cosas en el súper, metiéndolas en la mochila azul del título) y ñoñerías varias, hasta que la tragedia hace el resto.
Una bobada… pero que bonito fue poner la película treinta y tres años después de verla por primera vez.
Fue un mayúsculo éxito, lo que propició una secuela, que al menos en España pasó bastante inadvertida, y una serie de televisión en 2004. Un remake en forma de serie, vaya.
Dirige Rubén Galindo, uno de los clásicos de México con saga de hijos cineastas como pasara con los Cardona.