sábado, 9 de noviembre de 2013

NUNCA SE MUERE DOS VECES

"Mad Mission" es el título genérico de una saga compuesta de cinco partes y un remake (o reboot). Conocida también por su título internacional, "Aces go places" o por el de su país de origen, Hong Kong, "Zuijia Paidang", a España han ido llegando todas las entregas, salvo la quinta y el recocinado. Así pues tenemos (en riguroso orden) "Mad Mission", "Ases del metal", "007, nuestro hombre de Bond Street" y esta "Nunca se muere dos veces" o, pa entendernos, "Mad Mission 4" (año 1986). El tono general y característico de toda la franquicia es la comedia tonta, casi "slapstick", mezclada con la típica acción del cine asiático, nerviosa y contundente. Desde el primer film la influencia constante es y ha sido "James Bond", solo que, según la época coincidente con la producción, se le han sumado tantas otras, como "Los locos de Cannonball" en la primera o la fiebre "Transformer" en la segunda. La tercera era, directamente, la más Bondiana y la peor. Para el caso que nos ocupa, esta cuarta entrega, dichas influencias paralelas se centran muy notablemente en "En busca del arca perdida" y el cine espectáculo de la factoría Spielberg (seguidos muy de cerca por "El castañazo", nada menos, partido de hockey a hostia pura incluido). Cabe decir también, como dato extra de interés, que "Mad Mission 4" arrastra fama de ser la más cruda, violenta y dramática de todas, hasta el extremo de generar cierta polémica por las intensas secuencias que incluyen a un infante.
Los nombres clásicos asociados a la saga son los de Karl Maka, Sam Hui (de la casta de los Hui Brothers, los de "Mister Boo" y que se erige casi como un Jackie Chan de serie B) y Sylvia Chang. En cuestiones de dirección cada título ha pasado por diferentes manos, pero algunos de los implicados luego han parido films bien reconocidos, siendo el más famoso de ellos el de Tsui Hark (o Hark Tsui), dire de la tercera y responsable, en funciones de director y/o productor, de "Zu, los guerreros de la montaña mágica", "Cole, cole que te como", "En el ojo del huracán" (con Van Damme), "Roboforce" o la saga "Una historia china de fantasmas". Le siguen Eric Tsang o Chia-Liang Liu, que colaborarían con Jackie Chan, y Ringo Lam, el responsable de esta "Nunca se muere dos veces", al que debemos varios films de Jean Claude Van Damme ("Salvaje", "Replicant", "Al límite del riesgo") y, sobre todo, la mítica "City on fire", con protagonismo de Chow Yun-Fat, que ha pasado a la historia al ser la primera película fusilada por Quentin Tarantonto con su sobrevalorada "Reservoir Dogs". Ahí es nada.
"Nunca se muere dos veces" narra los avatares provocados por un prisma capaz de convertir a los hombres en superhombres. Su inventor es asesinado por los inevitables malhechores de turno que buscan el objeto desesperadamente, no sin que antes pueda entregárselo a su amigo Sam (Hui) y pedirle que evite que caiga en malas manos. Finalmente cae, y los villanos secuestran a Karl Maka, llevándoselo a Nueva Zelanda (país co-productor) para usarlo como conejillo de indias. Así las cosas, Sam y la hija del científico muerto parten a su rescate.
Bien, como decía arriba, el tono general de la película es la comedia mezclada con la acción y aventura. Tenemos persecuciones de varias clases (entre una lancha y un helicóptero y entre los clásicos automóviles, todas bien aparatosas y explosivas), numerosos combates de artes marciales y un porrón de disparos. Efectivamente, es la entrega en la que la violencia anda más a sus anchas, incluida una escena bastante intensa en la que se supone que la palma uno de los personajes principales. Aunque entre los ingredientes más llamativos está la aparición del hijo de Maka, de unos cinco años de edad y al que le ocurren toda clase de judiadas, sobre todo cuando queda colgado por una pierna desde lo alto de un edificio (recuerda bastante a aquellos vídeos caseros que se pusieron tan de moda hace años, en los que siempre salían niños asiáticos dándose yoyas tremebundas). Y es que ya sabemos cómo son en esa parte del planeta con esto de los "stunts", se dejan la piel en lograr lo más espectacular de lo más espectacular y muchas veces terminan en el hospital. Ese es el caso de "Mad Mission 4". En las tomas falsas del final -algo muy Jackie Chan- podremos ver alguna que otra mega-leche no deseada por parte de actores y dobles. Sin embargo, el esfuerzo bien valió la pena porque... sí, la verdad es que tanta acción logra dotar al film de un ritmo constante y adrenalinítico que no desciende casi ni un segundo. Me la puse a ver pensando que me aburriría, que no tendría el efecto en mi que tuvo cuando la consumí de chaval (que me fascinó), pero afortunadamente puedo decirles que no fue así, me entretuvo y me hizo sonreír en más de una ocasión. Casi siempre gracias a su humor voluntario, pero también a causa de unos efectos especiales algo chungueros (sobre todo cuando Karl Maka se convierte en superhombre), las típicas interpretaciones desfasadas de los asiáticos, especialmente cuando hacen comedia (efecto que salpica a los actores occidentales, de ahí que las actuaciones de estos en productos de la tierra sean tan extrañas) y con, probablemente, el mejor gag de toda la película: El malo maloso no es otro que Ronald Lacey, retomando sin disimulo alguno el papel que le hizo inmortal, el del mayor "Arnold Toht" de "En busca del arca perdida". Va vestido igual e incluso luce la quemadura en la palma de la mano que se hizo en la peli de Spielberg al intentar agarrar un medallón al rojo vivo, cosa esta de la que no escarmentó, porque en "Nunca se muere dos veces" comete el mismo error. ¡¡Juas!!.
Un último detalle curioso. Fíjense en la caratula de la edición española de vídeo aquí expuesta y nótese que en toda ella, especialmente la parte trasera, no asoma la faz ninguno de sus protagonistas que son, obviamente, asiáticos. Todas las caras visibles son occidentales, incluida una rubia que en la peli tiene un papel minúsculo. Imagino que los distribuidores querrían ocultar la nacionalidad del producto, ya que en aquella época las películas llegadas de esa parte del mundo no tenían tanto prestigio como hoy. Dicha estratagema adopta un tono bizarro cuando hablamos del tipo ilustrado y de Ronlad Lacey. Sí, el actorcillo parece asiático, pero no lo era... aún así, su rostro resultaba lo suficientemente popular como para pasar la censura (incluso una de las imágenes, la del muchacho rodeado de llamas, retrotrae a la escena del medallón de "En busca del arca perdida", por si alguien pica). No dejan de sorprender la de marcianadas que provoca esta caratula, nuestros lectores más asiduos recordarán dos de las que hablé largo y tendido en nuestra apreciada -e imitada- sección dedicada al caratuleo chungo, ESTA y ESTA.
Total, que antes de afirmar que el cuarto "Mad Mission" es el mejor de la saga, debería revisar la primera y agenciarme la quinta, pero algo me dice, viendo lo bien que lo pasé, que no cambiaría de opinión. Especialmente recomendada a fans del cine asiático y peña con ganas de experimentar un buen rato sin mayores complicaciones.

Gracias al amigo Enorm por el ripeo del Beta.