jueves, 29 de mayo de 2014

ROMPENIEVES

Esto no es normal, no me refiero a la película, sino a que como ya la comentamos en el podcast no solemos luego reseñarlas en el blog, pero me ha gustado tanto (y a Naxo) que merece la reseña en formato texto. En el podcast de AVT ya escucharían a Víctor comentar que en el cartel podemos ver a El Capitán América (con barba) custodiado por Jess Franco y Lina Romay. Realmente son Chris Evans, John Hurt y Tilda Swinton, pero casi que da el pego.

Esta película es una adaptación de un comic francés titulado "Le Transperceneige", de Jean-Marc Rochette, Benjamin Legrand y Jacques Lob. El director surcoreano Bong Joon-Ho leyó el comic en un viaje y se enamoro de la historia, la cual adapto junto a los autores para realizar el guion y posteriormente dirigir la película con un reparto completamente internacional. Una historia post-apocalíptica que sirve de reflejo y critica de la sociedad y los estratos que la componen. Aun así no se piensen que esto es un rollo macabeo, la cinta es entretenida, con acción resultona y todo ello ocurriendo dentro de un inmenso tren. 

En el futuro no muy lejano, la humanidad lanza un producto a la atmosfera para reducir los efectos del calentamiento global, consiguiendo justamente lo contrario, que se acelere llegando una época de glaciación extrema. Un millonario excéntrico mando crear un inmenso tren de lujo que corre por unas vías que dan la vuelta al mundo. El tren no necesita parar, es autosuficiente, pero al llegar el frio la gente se amontona dentro, es la única oportunidad de sobrevivir. Así pues la humanidad entera, los que quedan vivos, están dentro de ese enorme tren que no puede parar, ya que fuera el frio es tan extremo que no hay nada que sobreviva más de 7 minutos a la intemperie. En la cabeza está la maquina y Winford, (Ed Harris) el millonario que controla el tren, y en los vagones de cola, la chusma, la gentuza que entro al tren en último momento gracias a la generosidad del gran amado líder Winford. Entre medias, vagones dedicados al cultivo, el agua, una escuela, discotecas, jacuzzis…. Pero claro, lo bueno es para los de vagones de cabeza, los de cola están hacinados al fondo sin posibilidad de salir de ese último vagón. Les dan de comer una barritas de proteínas, los tratan  a palos e incluso les roban a sus hijos, así que es normal que estén hasta los mismisimos cojones y de vez en cuando organicen algún motín, aunque en anteriores revueltas no consiguieron llegar muy lejos. Esta vez van a por el premio gordo, la maquina. La purria de los vagones de cola quiere conseguir llegar a la maquina y controlarla ellos, dar la vuelta al sistema que tan mal les está tratando. Para ello contaran con Curtis (Evans) quien con los consejos del anciano del vagón, Gilliam (Hurt), que además fue uno de los que diseño el tren, organizaran la revuelta de todas las madres. Como si fuera un videojuego, irán pasando de vagón en vagón acabando con los obstáculos que se encuentran (es decir, matando soldados y liberando presos que son de utilidad) Llegando al final del metraje nos encontraremos con giros de guion interesantes, y conoceremos el pasado de Curtis que tanto le atormenta, y que es muy chulo y nos muestra lo desesperados que llegaron a estar en los vagones de cola (véase vagones de cola como estrato más bajo de la sociedad

El género post-apocalíptico tuvo su mayor auge en los años 50, con todo aquello de la guerra fría entre USA y la URSS, así que muchas de las obras cinematográficas de este tipo tienen una estética muy de esos años. Aunque la catástrofe ocurre en el siglo XXI, dentro del tren la gente pudiente viste como en aquellos paranoicos años en los USA. Lo vemos claramente en el personaje de Tilda Swinton, que es la ministra de “no sé qué”, un enlace entre los de cabeza y los de cola. También en el vagón escuela, donde la embarazada profesora lleva un vestido digno de estar cocinando un autentico y genuino pastel de manzana made in USA. También los videos que se les ponen a modo de lección a los críos en el tren son muy años 50. Lo dicho, no tienen mucho sentido porque la película se desarrolla en el siglo XXI, pero joder, queda muy bien y nos hace recordar aquellas películas post-apocalípticas.

De acción está bien servida, no la hay en exceso ni se queda corta, lo justo. El ritmo de la película también es bueno, tienen un pequeño bajón a mitad para presentar a un personaje (el ingeniero que abre las puertas) pero enseguida vuelve a retomar la marcha a un buen ritmo. Con sus dos horas de duración no se hace larga, lo que habla muy bien de su ritmo y de la pericia de su director. 

En cuanto a leer el comic antes de la película o no, pues en mi caso yo leí el primer volumen, y la verdad es que no me ha estropeado la película, y viceversa. Son dos historias distintas con una base común. Vamos que pueden o no leer el comic, no hay peligro de spoilers gordos.

Véanla, es cojonuda, además si son ustedes de filosofar con temas políticos, y quieren extrapolar los resultados de las elecciones europeas con esta película, es muy posible que encuentren alguna semejanza, o no, o yo que sé, solo sé que la peli esta de cojones de bien.