lunes, 7 de julio de 2014

LA FURIA DE SATÁN

Una de aventuras tipo “Indiana Jones” a la filipina, con los conceptos del bien y del mal muy marcados; el bueno es Dios y el malo Satán.
Lando es un señor  que, por un lado,  mató a un tío que era muy malo y que tenía  a su familia sometida, y por otro, tiene un  tío, el tío Miguel, que tiene poderes especiales.
El hermano del hombre al que mató, acude a su casa para vengarse, cargándose a tiros al hijo de Lando y secuestrando  a su hija, por lo que acude a visitar a su tío. Cuando llega al chamizo donde este vive, se encuentra con que su tío Miguel está muerto, y al visitarle en su tumba de en medio del río, este resucita y le pasa todos sus súper poderes para que este luche contra el mal y  encuentre a su hija. Esta está en las garras de “El Príncipe de la magia”, que es siervo directo de Satanás. Por otro lado, Lando se encontrará con el niño Jesús y Dios, que le darán una estaca mágica para que puedan con estos malvados adversarios. Así que junto a un familiar suyo, Lando, emprende la búsqueda de su hija, enfrentándose, por el camino, a serpientes -a las que vencerá dándoles puñetazos y haciendo con ellas nudos- cobras que se tornan enanos, hombres perro,  el propio Príncipe de la magia y como no, el mismísimo Satán.
Como lo leen.
Pura diversión exótica por parte de los filipinos, cuyo tercermundismo asusta, no ya por los efectos especiales a base de animaciones  superpuestas sobre el negativo, sino por el trato horrendo al que someten en esta película a las serpientes. A saber cuantas se cargan. Eso si, el actor protagonista, Ramón Revilla, se juega la vida porque, en la escena en la que una de estas víboras se alza, lo hace con el firme propósito de morderle, pero este la intercepta con dos bofetones que le da en la cabeza… si no llega a hacerlo, le muerde… pero ¿Por qué coño hace un nudo con ella? Eso es mala baba, desde luego. Son unos salvajes estos “philli”.
Cuando ya has visto muchas películas de origen exótico, al final nada de lo que ves en pantalla te sorprende ya y te dejas llevar por lo que vas viendo, riéndote en la mayoría de los casos, y en definitiva disfrutando, porque además estas películas tienen un ritmo sorprendentemente veloz. Pero lo que a estas alturas me fascina, es el “todo vale” del que hace gala esta película. Se trata de una película de corte fantástico, así pues, todo vale; súper poderes, zombis (sale uno), magia de todo tipo, artes marciales… todo ello apareciendo por pantalla con una naturalidad que por otro lado, a los protagonistas, hombres de a pie, tampoco sorprende, como si  intentar derrocar a Satán estuviera a la orden del día en la vida de un filipino. Como estamos dentro de un contexto fantástico, pues hagamos todas las locuras que se nos ocurran, aunque no tengamos ni un duro para construirlas y no se crea nadie ni un carajo de lo que ocurre, lo que confiere al conjunto esa maravillosa ingenuidad que tanto me gusta de una película tercermundista. Máxime cuando Satán es representado en la película como un demonio vestido de rojo, con sus cuernos, su rabo y su tridente, que en ocasiones se pone de gala con su smoking y su capa, como buen demonio mitológico. Lo mismo para Dios, en esta película, un filipino de larga melena y  barbas blancas.
Un divertimento fuera de precedentes, y muy, muy graciosa.
En la dirección tenemos a Efrén C. Piñon, que también dirigió algunos ¡“Blaxploitation” Filipinos! Para lucimiento del mítico Fred Williamson como pueda ser “Furia Ciega” (“Blind Rage”).
La película está editada en DVD ahora en programa doble junto a “La venganza de Satán” por Trash-o-rama, pero ya gozó de una edición en VHS en nuestro país, de la cual adjunto el cartel, en la que vemos que se trata de una película de bárbaros o “espada y brujería”. Nada más lejos de la realidad, aquí se trata de una serie de Filipinos con chupas Vaqueras que se cargan a los magos y a los monstruos con puñetazos y patadas. Cosas del vídeo–club.