jueves, 11 de septiembre de 2014

LORD OF TEARS

A estas alturas, procuro desconfiar bastante cuando se estrena una nueva película de terror, aparentemente surgida de la nada, y la prensa especializada corre a calificarla como "La más terrorífica del año" o se dejan las pestañas para explicarnos el mucho miedito que da. Sin embargo, el fan del cine fantástico que hay en mí, y que ocupa un tanto por ciento muy generoso, en su apasionamiento incontrolado es casi como un niño y, en el fondo, ante noticias como esas se le/me dispara la adrenalina. Sí amigos, todavía logro sentir ilusión por estas movidas, por ver nuevos títulos adscritos al género de mis amores y esperar de ellos lo que más adoro en un horror film: Miedo. Me encanta el gore, no lo duden, pero me encanta más sentir escalofríos (ya que pa eso se inventó este tipo de cine, digo yo). Y ante panoramas como el descrito no puedo evitar acumular moderadas expectativas. Sensación esta que se acrecienta si, encima, el mentado film tiene genuina pinta de ser lo que dicen que es. Y "Lord of Tears" tenía todas las de ganar: producción independiente de origen británico, repleta de imágenes tan bonitas como siniestras y protagonizada por un tipo de mediana edad de aspecto desoladoramente corriente. Sin adolescentes guaperas, chicas rubias con tops bien ceñidos, asesino enmascarado, humor o una insufrible cascada de referencias y guiños post-modernos. Pintaba bien.
Y es que, además, el método promocional que se habían inventado tenía su gracia: Un individuo se disfrazaba del "monstruo" de la película (el "Owl man" u "Hombre Búho", cuyo look recuerda bastante -inevitablemente- al del psycho killer de "Aquarius") y se escondía entre las paredes de viejos caserones a los que solían acudir pazguatos aficionados a la parapsicología en busca de fantasmas. Claro, en plena caminata por las ruinas aparecía el bicho y las potenciales víctimas... pues imagínenselo, echaban la primera papilla por el culo. Reacciones de genuino terror tan graciosas como impactantes. Todo ello grabado con cámaras ocultas y difundido por la red (pueden localizar los vídeos resultantes en youtube). ¿Cómo no iba a tener yo ganas de ver "Lord of Tears"?. Inevitable.
Un pipolo de lo más gris recibe un tétrico caserón como herencia familiar. En una carta post-mortem su madre le dice que no se le ocurra ir, que allí, siendo chaval, se volvió medio loco tras ver varias veces a un supuesto hombre con cabeza de búho rondando por las cercanías. Como era de esperar -o eso, o nos quedamos sin película- el tipo no hace ni puto caso y decide instalarse en el lugar, dispuesto a desentrañar el misterio de lo ocurrido durante su infancia. Le ayudará una vecinita con la que comenzará a surgir el amour.
Lo mejor que podemos decir de "Lord of Tears" es que gasta una fotografía preciosa. De verdad, posee algunas imágenes -sobre todo de orden paisajista- muy muy bonitas. Impresionantes. Además, toda ella es lúgubre y de colores apagados, elementos –sesuponeque- infalibles para parir una atmósfera inquietante. Sin embargo, que el envoltorio de un regalo sea la hoxtia, no garantiza que lo de dentro esté a la altura. Por lo demás, la peli hace aguas... y de qué manera.
Tal vez su punto más flojo sean los actores. Sí, ya, no es algo en lo que me suela fijar, pero es que los dos protagonistas son terriblemente limitados. Muy muy mediocres. Y claro, en una peli de terror cutre y cafre eso no molesta, pero en una con aspiraciones tan altas como aquesta, es algo que no solo canta un huevo, es que duele y se carga todo el conjunto. Ninguno desprende el más mínimo carisma. De hecho, resultan totalmente irritantes (especialmente ella, perfectamente jostiable), hasta el punto de que te molesta verlos en pantalla. No creas ningún vínculo emocional con ellos, una estocada mortal cuando hablamos de escalofríos. El truco para que una peli de miedo lo dé, son los actores. Si estos tienen el suficiente talento como para resultarnos creíbles, cercanos y humanos, cuando comiencen a pasarlo putas, nosotros lo pasaremos putas con ellos. Algo imposible con intérpretes malos. "Lord of Tears" es la prueba fehaciente de tan certera teoría. Resumiendo, no da NI PIZCA de acojone. Ni tan siquiera crea inquietud. Nada, cero.
El otro problema que le veo está en sus notables pretensiones, que son muchas. Su director con cara de retarded, Lawrie Brewster, convencido por su nacionalidad de que vuela más alto que los yankees, su cine feriante y el terror tontuno y efectista, pretende parir una película tan sobria, tan elegante, tan preciosista, tan poética y tan fisna ella que, en fin, termina cargándola, sobresaturándola de mala manera, hasta el punto de resultar empalagosa e inhumana. Siempre habrá el típico idiota -que los hay- que caerá en la trampa, se dejará cegar por los árboles y soltará aquello de "Oh, qué compleja y bonita, cuanta clase, que lejos está del burdo horror adolescente, bla, bla, bla". Nada, ni caso.
Además, y aunque suene raro escrito por mí, su look digital molesta. En serio. Tal vez es que no case con su estética, pero hay algo en esas imágenes tan claras y mortecinas que, en fin, perjudica muchísimo. No sé, quizás por su espíritu gótico y clasicista le hubiesen sentado mejor los 16mm. Y en blanco y negro. Pero así, sumándole las infra-interpretaciones, casi parece una peli amateur que lucha -inútilmente- por aparentar ser algo más (lo que en mi pueblo llamamos un aborrecible "quieroynopuedo").
Hay momentos que rozan el ridículo. Mi favorito es un baile a cámara -más o menos- lenta que se marca la chica por el salón de la casa mientras el chico mira, a base de bonitas piruetas y elegante música orquestal. Es un poco largo pero dices, "Bueno, vale, al menos lo intentan". Termina, nos ofrecen 2 o 3 minutos de trama y lo siguiente que vemos es... casi lo mismo, solo que ahora situado en una piscina y cambiando la música orquestal por una molesta e inadecuada canción tecno-pop. Más cámara lenta, más planos de la chica en plan sensual, etc, etc… y dices, "¡Anda cha!".
No hay cosa más detestable que una película de terror pretenciosa incapaz de estar a la altura. A todo lo narrado hay que sumarle un puñado de molestas visiones/pesadillas -con sus inevitables imágenes aceleradas-, una trama supuestamente compleja pero que al final es más de lo mismo, elementos dramáticos que no funcionan
y una historia de amor altamente risible (material delicadísimo si no lo ejecutas como dios manda, miren "The Room" como ejemplo). El bicho, el "Owl man", poca cosa hace más allá de pasearse por el bosque y soltar parrafadas poéticas y profundas (dicho de otra manera, la campaña arriba mentada resulta del todo engañosa, ya que basa su impacto en el monstruo de marras, como si este tuviera verdadero protagonismo en el film, o fuese el elemento horrorífico que lo arrastra. Falso. Una publicidad que apuesta por el populismo cuando el producto que promociona tiene aspiraciones mucho más elitistas). Y los momentos de supuesto miedo, que se apoyan en mostrarnos el fantasma de una chica, se alargan tanto y tanto (al director le debería encantar la caracterización de la actriz, porque es que le dedica incontables planos caminando hacia cámara poniendo caras raras) que terminan cansando y carecen de toda efectividad.
Resumiendo: Un coñazo tremendo, aburridísimo. Y otra decepción terrible para mi cándida alma. De hecho, cuando llevaba ya una hora de metraje (y cuidao, que la puta dura 100 minutos) comencé a echar de menos a los adolescentes guaperas, las chicas rubias con tops bien ceñidos, al asesino enmascarado, el humor y la insufrible cascada de referencias y guiños post-modernos.
Que vida más dura esta, compañeros.

Gracias a Alejandro por pasármela.