viernes, 21 de noviembre de 2014

ME HACE FALTA UN BIGOTE

Exceptuando las dos películas que dirigió después para lucimiento de los “Hombres G”, se puede decir perfectamente, que la última película de Summers, sería “Me hace falta un bigote”. Una película rara, que condensa en hora y veinte, sino todo el cine de Summers, si las películas que le dieron la fama; esto es, que “Me hace falta un bigote”, sería secuela inconfesa de su obra más famosa “Del rosa al Amarillo”, sería, también,  película de cámara oculta,  sería biopic,  película típica suya de adolescentes, y por ultimo, también sería película de los “Hombres G”… y el que no la haya visto se preguntará ¿Cómo es eso? Fácil. Summers rueda una película en la que el protagonista es él mismo, en la que figura que está rodando una película de cámara oculta, la cual quiere terminar inmediatamente, porque como ha recibido una carta de la que fue el primer amor de su vida, y eso le remueve la nostalgia,  decide rodar una película en la que cuenta como fue esa relación con esa señora, a la que amó con toda su alma cuando tenía 10 años.  A partir de que comienza con la escritura del guión,  la narración se torna “flashback”, la imagen se pone en blanco y negro, y nos cuenta su propia historia infantil, la historia de el niño que se enamora de una niña, que, siendo un par de años mayor que él, dice estar enamorada de Jorge Negrete, que lleva un bigote más negro que un teléfono. Y el niño llega a la conclusión de que le hace falta un bigote. ¿Y lo de los “Hombres G”? bueno, pues en un momento de la primera parte de la película, Summers, llama por teléfono a su hijo, líder de ese grupo, y se pegan un cameíllo a costa de eso.
 No es ni de lejos la mejor película de Summers, pero si que es una buena forma de hacerse un auto homenaje – y un testamento al fin de al cabo- y de saciar el ego que todo artista tiene, pegándose el gustazo de protagonizar su propia película, haciendo de si mismo, y contando una anecdotilla de su vida. Claro, se pegó un gustazo que, sin embargo, pasó del todo inadvertido ya que tan solo fueron a ver la película a los cines 73.000 espectadores, que para una película española del año 1986, era una miseria. Menos mal que luego se resarció con  Sufre Mamón” y “Suéltate el pelo”.
A mi me gusta el cine de Manuel Summers, y por lo tanto, me gusta “Me hace falta un bigote”, pero también es cierto que, igual que me parece una película originalísima, una machada de alguien con mucho oficio a sus espaladas, me parece que en el momento que la película se vuelve rancio “flashback” en blanco y negro, pierde el interés para mí. Porque amoríos de críos y sexualidad temprana de la posguerra, ya lo contó muy bien en sus películas pasadas, aquí lo que me interesa es toda la primera parte, con él rodando, llamando a su hijo, comentando proyectos con Jorge Grau y todo lo referente al “metacine” que ofrece toda esa parte inicial. Luego ya, incluso me aburro con los críos vestidos de falangistas, calibrando qué es y que no, un pecado.
Sin embargo, me encanta como combina todos los elementos que dotaron de personalidad sus películas.
En el reparto, además de la familia Summers tenemos a Luis Escobar, Jesús Hermida, el antes mentado Jorge Grau,  Carlos Lucas o Juan José Alonso Millán.
Recomendable para completistas de Summers, si es que hay alguno por aquí.