viernes, 18 de septiembre de 2015

MACHO PERUANO QUE SE RESPETA

Perú, a parte de ser un país en el que escriben problemas con "V" y si les corriges, te matan, es un país con tradición de humoristas. El humor que estos practican, oscila entre la formula “Stand Up” y el contar chistes de toda la vida, con lo que el resultado  de esto, les hace asemejarse  al humor de nuestros Arévalo o Manolo de Vega en los ochenta. Por otro lado no deja de llamarme la atención el aspecto de los humoristas de este país, la mayoría de ellos son medio negros y con melenita rizada. Así luce Cachay, el más famoso de los cómicos Peruanos y así luce Carlos Vilchez, otro respetado cómico que además debuta en esta película que paso a comentarles, “Macho Peruano que se respeta”.
Se trata de la primera película a mayor gloria de este cómico y todo un éxito de masas en este país congregando a más de 200.000 espectadores en 2015. El éxito del año en Perú. 200.000 espectadores en un país como Perú, es toda una cifra.
“Macho Peruano que se respeta” sería el cine mainstream de allí. Conocemos el lado marginal de la serranía indígena con el “Cine Regional Peruano” que por otra parte, son los que tocan el género del terror como buenamente pueden, conocemos el cine de acción de ese país con “La gran sangre”, pero no dejan de ser películas minoritarias para un público prácticamente casual.
Al igual que en Republica Dominicana, la Peruana –si obviamos esas co-producciones con España más destinadas al público gafapasta español que al público de corte popular Peruano con títulos como “La teta asustada” o “No se lo digas a nadie”- es una cinematografía relativamente nueva que va evolucionando gracias a la tecnología digital que permite que países mas pobres rueden con menos medios, pero claro, no tienen ni idea de contar una historia y, mucho menos, de rodarla.
Así este gran éxito, que radica básicamente en ver a la gran pantalla a Carlos Vilchez, haciendo sus chascarrillos y cucamonas es un desbarajuste argumental carente de ritmo en el que vemos a una serie de simpáticos personajes corriendo hacia arriba y hacia abajo, pero en realidad no sabemos que es lo que está pasando. Luego, cuando uno consulta sinopsis, se da cuenta de que en realidad, no hay una historia desarrollada. Ni falta que les hace.
Cuenta como un mecánico de ciudad se pavonea con eso de ser el machito del barrio, y mientras alardea de que “un macho que se respeta” nunca se enamora, este cae en las garras de una muchachita de buen ver que le pega bastante poco. Y no hay más. A eso añadan la ingenuidad propia de las comedias latinoamericanas, que acaban siendo románticas y de lo más tontorronas, por no hablar de la blancura de su humor. Cine para todos los públicos que en Perú funciona. Punto.
Lo que me resulta curioso es comprobar, como todas estas cinematografías emergentes de la América de habla hispana, aún cambiando de país y separados por miles de kilómetros, son tan similares entre si. En cada país funciona exactamente lo mismo, el humor tonto y blanco, la verborrea fácil y ágil del cómico de turno y las subtramas amorosas imposibles.
Por lo demás, el pulso narrativo, el ritmo, la dirección y el montaje de “Macho Peruano que se respeta”, chirrían por todos lados.
Eso si, el HD le procura una bonita fotografía y apariencia de gran producción. En este caso los colores se acentúan haciéndoles vestir a los actores con los colores mas vivos posibles, lo que contrarresta con lo hechas polvo que están las calles del lugar donde se rodó.
Dirige el cotarro, Carlos Landea.
Decir, de paso, que no hay existencia alguna, ni del director, ni de los actores en Imdb. Así de emergente es la cinematografía Peruana.