viernes, 23 de septiembre de 2016

JUEGO DE ARMAS

Todd Phillips tenía el San Benito de la saga “Resacón en las Vegas” colgado a la espalda. Y con “Juego de Armas” se lo quita, y además con nota alta. Porque aunque a priori esta película pueda parecer una comedia – incluso se nos vende así en el trailer-  no lo es en absoluto. Es más, es un intento desesperado por hacer una pausa a su carrera de “Rey de la comedia gamberra”. Y, joder, le ha salido muy bien.
En la línea de películas al estilo de “El Lobo de Wall Street”, sin llegar a la genialidad de la de Scorsese, no ofreciendonos el sensacionalismo que aquella, “Juego de Armas” –“War Dogs” en su versión original- nos cuenta la historia inspirada en hechos reales de dos jóvenes veinteañeros, David Packouz y Efraim Diveroli que se dedican al tráfico de armas de tercera fila. Pero la inteligencia y la ambición les lleva a convertirse en dos de los traficantes de armas más importantes del mundo, hasta que la torpeza, la ingenuidad y la corrupción les hace dar con todo al traste acabando encarcelados.
El auge y caída de su trayectoria, es lo que cuenta la película, ni más ni menos.
Y el secreto de que la película sea tan buena, aparte de que es una producción Warner Brothers y no se escatima en gastos, radica en que el soporte entero de la película recae en los actores protagonistas y en el director. Quiero decir, que Miles Teller y sobretodo Jonah Hill –es, sin duda, uno de los mejores actores contemporáneos- están estupendos, también lo está, más secundario Bradley Cooper,  pero esta película no funcionaría si Todd Phillips no llevara a sus espaldas tropecientas comedias. Su experiencia en ese género, le ha servido para dominar otro, y además, darle un toque autoral al asunto. Se nota la impronta Phillips.
Entonces, nos encontramos con una película sobre traficantes de armas intensa, inquietante, que por otro lado va follada porque tiene ritmo de comedia. Y no es una comedia. Es una película con sentido del humor, sí, pero no una comedia propiamente dicha. Es más, es una película completamente seria, tomada muy en serio. Y funciona, precisamente, por la agilidad con la que se nos son contados los hechos, que podía haberle ido muy mal a la película con ese tempo, pero sin embargo le va de perlas. Es como ver “Resacón en las Vegas”, pero como si esta se tornara Thriller. Amén de estar todo bien explicado, que no nos hagamos líos como si podíamos hacérnoslos con “El Lobo de Wall Street” o con la estupenda, estupenda, estupenda, “La Gran Apuesta”,  la puesta de largo fuera de la comedia de Adam McKay, cuyas comedias son aún más chorras que las de Phillips, y que consiguió una de las mejores películas del pasado año.
Volviendo a las interpretaciones, decir que no hay actor que tan bien haga de tío chungo como Jonah Hill, y decir que absolutamente todos los personajes de esta peícula son tan hijoputas, y tan egoístas, que dan ganas de matarlos desde el primer momento en que aparecen. Que grandes interpretaciones.
Junto a Hill, Teller y Cooper, tenemos a nuestra patria Ana de Armas, que sube como la pólvora en Hollywood tras “Toc Toc”, y que está buenísima y ahí radica el secreto de su rápido ascenso por el estrellato, porque si en “Toc Toc” destacaba, además de sus tetas, por su interpretación, aquí se limita a ser un florero; la esposa resignada y decepcionada del protagonista, que si no fuera por lo rica que está, nos molestaría cada vez que aparece en plano. Porque es un personaje molesto.
Por lo demás, dos horas de tensión, adrenalina y diversión.
¡Se la recomiendo!